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Actulidades: Don Manuel García Uresti
En homenaje a la trayectoria de un gran ganadero
Gran consternación en el medio ganadero ha causado el fallecimiento de don Manuel García Uresti, un hombre que supo ganarse el respeto y la estimación de todos quienes lo conocieron. Criador de ganado comercial y de registro en las razas Suizo Europeo, Beefmaster y Brahman, principalmente, siempre trabajó para hacer avanzar la cría y lograr que sus compañeros ganaderos mejoraran sus hatos.
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Nacido en el Rancho El Soliseño ubicado en el Municipio de Matamoros, Tamaulipas el 28 de diciembre de 1935, fue hijo de don Doroteo García y doña Magdalena Uresti, y tuvo dos hermanas, Yolanda y Aurora. Su infancia transcurrió principalmente en el rancho mencionado, localizado en Empalme, municipio de Matamoros, Tamaulipas.
Por esa época el rancho familiar fue afectado por la Secretaría de Recursos Hidráulicos para la construcción de un vaso que almacenara excedentes del distrito de riego, que eran posible causa de salinidad en las tierras agrícolas. Él contaba que solía ir con sus amigos al vaso a la pesca del catán, un pez de agua dulce de origen prehistórico que llega a crecer hasta tres metros —especie que aún es posible hallar y figura en muchos platillos de la región—. Los niños hacían anzuelos con clavos y les ponían alguna carnada, atándolos a cuerdas resistentes para que no escaparan al picar, y cuando esto sucedía, entre varios los jalaban para sacarlos del agua.
La afectación de sus tierras, sin embargo, había sido un golpe muy duro, así que la familia decidió trasladarse a a vivir al Municipio de Matamoros y posteriormente a Reynosa, donde los Uresti poseían propiedades en la calle Hidalgo, principal calle comercial del centro de la ciudad. Por su afición al campo, el joven
Manuel puso un negocio de botas vaqueras, de las que fue pionero en esa región gracias a los convenios que hizo con fabricantes de León, Guanajuato. Se volvió un experto en lo relativo al calzado vaquero, pero no olvidaba su deseo de volver a dedicarse a las actividades agropecuarias. Ese sueño lo hizo realidad ya estando casado con su esposa Lourdes, hija del Ing. José Trinidad Cabeza de Vaca, criador de Ganado Indubrasil desde los años 40s, quien tenía experiencia en el ramo de la construcción y había recorrido todo el país nutriendo la imaginación de todos quienes lo escuchaban hablar de sus obras de construcción, en especial en las selvas del sureste. Don Manuel y doña Lourdes procrearon tres hijos, José Manuel, Francisco e Ismael.
Pionero con el Suizo
El primer objetivo que se fijó García Uresti como ganadero fue criar en su rancho Periquitos del municipio de Reynosa un animal productivo que se adaptara fácilmente a las condiciones del noreste de México. Con esa idea en mente visitó en Tuxpan, Veracruz, a un criador de Suizo Europeo de renombre, quien le permitió elegir en el corral, y seleccionó a una hembra, que cruzo con sementales de su selección, y que habría de ser la madre de todos sus campeones con el fierro de su ganadería. Fue prácticamente el introductor de la raza en el norte de Tamaulipas, y desde allí logró enviar animales incluso a estados del sur. Su campeón Periquitos Silencioso, criado por él y que fue campeón nacional, lo vendió al chiapaneco Felipe Pastrana.
Su ganado se distinguía por ser muy manso, compacto y lechero, y tuvo mucho éxito en lograr en sus líneas pesos moderados al nacimiento para evitar los partos distócicos. Lo manejó muy bien con el pasto Buffel del rancho y en el clima seco del norte del estado.
En 1975 llevó a la feria de Reynosa un toro de gran fama, el ejemplar más importante presente en la exposición. Algunos colegas le sugirieron que entre todos los ganaderos se lo regalaran al entonces flamante gobernador del estado, Enrique Cárdenas González, para congraciarse con él; pero don Manuel, que no tenía ninguna afinidad ni compromiso políticos, les propuso que entonces los interesados se lo compraran a él y que ellos hicieran el obsequio.
La ganadería Periquitos iba a todas las ferias a las que tenía oportunidad. Les vendió sementales a ganaderos muy importantes del área de Reynosa, como Gilberto García Garza y Manolo Gómez Reséndez, compadres de García Uresti. Don Emeterio Ruiz hizo su adquisición inicial de Suizo Europeo en Periquitos. Don Manuel siempre usó semen de Aron y otros de los principales toros Braunvieh —suizos originales—, y se había desencantado porque ya en la misma Suiza estaban criando un animal muy tipo americano. Él se quedó en el Suizo Europeo para rescatar esas líneas originales, apoyado por el MVZ Ramiro de la Garza, que era su médico veterinario de cabecera y mantenía bien sus tanques de semen y le ayudaba a conseguir material genético de la raza. Con la intervención de De la Garza, don Manuel vendió sementales a don Juan García de la Rosa, importante ganadero de la región a quien convenció de criar Suizo con el propósito de producir leche para el mercado.
En 1979 se puso en contacto con técnicos en reproducción de los Estados Unidos para hacer su primer programa de transferencia de embriones, a un costo muy elevado, convirtiéndose en uno de los precursores de esta tecnología en el país. No escatimaba en el mejoramiento, de manera que su hato, si bien era pequeño, se distinguía por una altísima calidad. Periquitos Silencioso destacó en pistas desde que fue presentado en la XII Exposición de Ganado Suizo, celebrada en el puerto de Veracruz en ese mismo año de 1979, donde se llevó el título de campeón becerro. En esa ocasión Periquitos Cotorra fue declarada campeona adulta y campeona tipo (o de la raza). En la Nacional siguiente, efectuada en Tuxpan, Silencioso obtuvo los galardones de campeón joven y campeón tipo. Éstos son sólo algunos de los numerosos premios que ha conquistado esa ganadería en su larga trayectoria. El título de “tipo” era una supervivencia de la pugna que había comenzado dos décadas antes, cuando
se separó la calificación del Suizo Europeo de la del Suizo Americano con la oposición de algunos criadores y de los técnicos de la secretaría. A finales de los setenta el ganado Suizo Europeo había logrado ya una gran popularidad y era de los más buscados para cruzas de carne. Don Manuel dijo entonces a la revista GANADERO que “esta moda del
Suizo se debe al mayor peso que alcanzan los becerros al destete, particularmente en animales F-1. En Tamaulipas la gente se ha dado cuenta de eso, y se ha comprobado que, en igualdad de circunstancias, los becerros Suizos pesan al destete veinte kilos más que los de otras razas”.
En 1995 don Manuel y don Jesús Vega de León, de Jalisco, viajaron a Suiza y seleccionaron 10 toros para colectarlos y traer a México el semen a fin de mejorar sus propias ganaderías y ponerlo a disposición de otros criadores. También escogieron algunas hembras para una futura importación de embriones. La decisión de importar la tomó García Uresti en cuanto Suiza fue declarada abierta al comercio de material genético por haber sido oficialmente declarada libre de fiebre aftosa. En esa ocasión los dos criadores mexicanos recorrieron docenas de ganaderías en Suiza en compañía de don Hans Nägelin, destacado directivo, juez y criador de la raza en aquel país. Visitaron varias de las ganaderías de vanguardia entonces, como la de la familia Baer y la de los hermanos Walter y Werner Ross. Adquirieron 1,400 dosis de los toros seleccionados, pero tuvieron que dejar el proyecto de los embriones para más adelante, porque en esa época eran todavía muy caros y porque en general las donadoras no contaban con las pruebas que exigía el gobierno mexicano. Además del semen, se trajeron la representación en nuestro país de la KSV Switzerland, importante sociedad distribuidora de ganado y material genético suizo.
En ese viaje García Uresti y Vega de León fueron recibido por el director de la Federación de Criadores de Braunvieh, Heinz Herzog. Don Manuel informó después a la revista Suizo, órgano de la asociación mexicana de criadores que editaba el equipo de Ganadero, que de cada toro del que adquirieron semen pudieron conocer entre 30 y 50 hijas. En Suiza, comentó, hay un estrecho control de la descendencia y no se permite congelar semen de ningún toro que no tenga suficientes hijas probadas. Cuando, unos meses después, vino a México una comisión de aquella nación para visitar ganaderías e invitar a los mexicanos al Congreso Mundial de la raza que tendría lugar allá en 1997, les informó que se había decidido juzgar en ese evento en forma separada al Braunvieh o Suizo original y al Brown Swiss o Suizo con influencia americana. “El tiempo y las prácticas internacionales nos están dando la razón”, comentó don Manuel cuando lo supo.
Don Romeo Flores Leal, ganadero tamaulipeco que fue gran amigo de don Manuel y quien lo acompañó en muchos de los numerosos viajes que hizo en busca de pie de cría de la mejor calidad, cuenta que en 1993, estando en Australia, éste compró por consejo suyo dos machos y 10 hembras Murray Grey. Dicha raza de carne fue lograda a principios del siglo pasado con base en cruzamientos de Angus con Shorthorn y es actualmente una de las más importantes en aquella nación oceánica. Trajo ese lote a México en un barco que llevaba cientos de vaquillas Gyrolando que se habían comprado allá con apoyo del Banco de Comercio Exterior para diseminarlas en nuestro país, un viaje lleno de vicisitudes que costó la vida de muchas de las vaquillas y la pérdida de toda
la pastura que iba en la cubierta. Don Manuel decidió desembarcar sus Murray en el puerto de Veracruz, donde no se bajaba ganado, “pero fuimos a una carpintería y nos hicieron unas mangas especiales”, recuerda Flores Leal. “Algo que caracterizaba a don Manuel era su manera de empujarnos. No había el ‘no se puede’: para él todo era posible y nos animaba a seguir adelante echándole pantalones.”
Don Manuel se llevó sus Murray Grey a Periquitos y lo empezó a cruzar con su Suizo Europeo. “Todos nos quedamos sorprendidos del vigor híbrido que tuvieron las crías, y mucha gente usó los sementales en el norte de Tamaulipas. Esas hembras, que luego de muchos años se murieron de viejas, eran una atracción del rancho para llevar visitantes.”
En tiempos recientes (agosto de 2017) don Manuel fue objeto de un reconocimiento por ser el primero en traer embriones europeos a México para el mejoramiento genético del ganado Suizo en el país; ello ocurrió durante el VI Congreso Panamericano Braunvieh y Brown Swiss realizado en Querétaro.
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Criador de Beefmaster
En 1982 un decreto presidencial afectó todas las tierras del norte de Tamaulipas; a García Uresti sólo le dejaron 200 hectáreas, limitando mucho su actividad ganadera. En vista de ello decidió emigrar con parte de su hato a Soto la Marina, en el centro sur del estado, donde hay mejor clima y buenos pastos. En el área de Tepehuajes comenzó a trabajar un rancho muy productivo en vecindad con un ganadero de apellido Barneche. Invirtió en novillos de engorda (en ese entonces no había ganado entero en la región, sino que todo se castraba) y empezó a producir, para el abasto, novillos que se certificaban en Aldama y se comercializaban en la Ciudad de México. Había llevado su negocio hasta la matanza, pero con la crisis en Ferrería y los consecuentes retrasos en los pagos decidió ya no sacrificar sus animales, sino venderlos en pie.
Compraba becerros en la zona fronteriza, muchos de los cuales llevaban sangre Beefmaster; al ver los incrementos de peso de éstos decidió conseguir vientres de registro de la raza tanto en México como en los Estados Unidos. Su primer lote venía del rancho Violeta, de los hermanos Humberto y Antonio Garza, de Hebbronville, Texas, un ganado muy seleccionado procedente de los hatos fundadores de Tom Lasater. En 1984 los hermanos, por una prolongada sequía, se habían visto en la necesidad de dispersar su ganado, cuenta don Romeo Flores, y “entonces don Manuel, que estaba iniciándose en el Beefmaster, se juntó con el ingeniero Everardo Gómez Lira y con un servidor para adquirir todo el hato de don Antonio. Ésa fue la base del prestigioso hato de don Everardo en su rancho La Estrella de Reynosa, así como la base de la fundación de don Manuel y de la mía”. Algo similar pasó cuando se dispersó el hato Beefmaster de Fred Barfield, de Florida, uno de los mejores criadores de ese entonces y que crió toros muy famosos, como Crimson Warrior y Snow Cloud. “Fuimos don Manuel y yo, y le cortamos vacas que no habíamos visto de ese tamaño; a don Manuel le gustaba el Beefmaster de mucha caja, muy profundo, de bastante hueso y buen prepucio. Le compramos sesenta vacas de ésas.”
No fue la única asociación de don Manuel con Flores y Gómez Lira, ni sus adquisiciones se limitaron al Beefmaster. En los años noventa, por ejemplo, los tres compraron, junto con don Crisanto Ramírez Vega y sus hijos Carlos y Crisanto, un toro Simmental que había resultado campeón en Houston, animal de influencia Fleckvieh criado en el norte de los Estados Unidos. El semental fue colectado y sus dueños lo utilizaron mucho en sus ganaderías.
En la frontera de Tamaulipas tuvo mucha aceptación el Beefmaster que estaba produciendo don Manuel, y entre 1986 y 1990 empezó a comercializar toretes de la raza en la zona de Soto la Marina. En 1989 él y otros criadores llevaron ejemplares a la feria de Tuxpan, Veracruz, una región donde era una raza desconocida. Les asignaron la última nave, que estaba pegada al río y se inundaba de agua y de mosquitos. Vendieron muy poco, pero don Manuel insistió en que debían dejar allá los animales para abrir mercado. El dueño del café La Parroquia ofreció quedarse con ese ganado a consignación, y él se arriesgó. No se vendieron pronto, pero todos salieron finalmente y dieron excelentes resultados a sus nuevos dueños abriendo el camino a la raza en Veracruz.
Por esa época García Uresti conoció a don Napoleón de la Garza, otro de los pioneros del Beefmaster, y se hizo gran amigo suyo, así como a Guillermo Osuna y Gerardo Martínez, otros de los primeros criadores. Entonces los toros se vendían como tope al doble de su valor en carne, pero ellos lograron quitar ese máximo y dejar el precio abierto al juego de oferta y demanda.
Don Manuel tenía un ojo excelente para identificar aquellas crías que habrían de sobresalir en las pistas y en la reproducción (cuando nació Periquitos Silencioso predijo que sería campeón nacional y que haría historia en el Suizo mexicano, como en efecto ocurrió). En la feria de Houston de 1991 le llamó la atención un torete Beefmaster de 12 meses hijo de Levi, toro de fierro limpio de Lasater que estaba marcando la progenie de la raza con los mejores resultados en pruebas de comportamiento y en fenotipo. Tenía rasgos de pinto, una característica que él destacaba
mucho. La madre del becerro era una vaca pinta de Frank Barnes —criador entonces muy importante— llamada Lady Barnes. Convenció a Gerardo Lozano y a Eduardo Rodríguez Camino para pujar por él. En ese entonces los toretes bien pagados se iban en 6,000 o 7,000 dólares, pero éste llegó pronto allí y se detuvo en alrededor de 10,000; Lozano y Rodríguez Camino dudaron, pero don Manuel los convenció de seguir, hasta que se quedaron con él por 12,000 dólares, una suma que nunca había alcanzado un Beefmaster de esa edad. Don Manuel propuso llamarlo Super Levi. Empezaron a vender su semen entre grandes criadores mexicanos, entre ellos el notario García Corcuera, de Reynosa. Rápidamente recuperaron la inversión. Ganaderos tan reconocidos como él, así como don Manuel y Gerardo Lozano, utilizaron a Super Levi masivamente en sus hatos; gustaba por ser pinto, una característica que el Beefmaster hereda del Shorthorn, lo que se apreciaba mucho entonces. Una hembra nacida de él en el rancho de García Corcuera obtuvo el récord Guiness al alumbrar cinco becerras en un mismo parto. La había vendido como parte de un lote de fundación a Oliverio Olivares, también de Reynosa, quien contó que había obtenido esa preñez de quintillizas con una sola dosis de inseminación. Las cinco nacieron sanas; Olivares bautizó su ganadería como Cinco Becerras como recuerdo del suceso, y su hato aún tiene sangre de la madre.
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Brahman en Soto la Marina
Un día, a mediados de los años ochenta, estando don Manuel y don Romeo Flores en McAllen, Texas, observó en la tienda de Purina un cartel que anunciaba una venta de Brahman de los Hudgins. Estaba ilustrado con la foto de un soberbio semental que llamó poderosamente la atención del primero, quien de inmediato quiso ir a verlo personalmente. Era un toro impresionante con sangre de tres de las líneas de Manso más sobresalientes: Loxey Gamel, Palestino y Gregory R. “Lo tenían en condiciones de pastoreo pero mostraba una musculatura excepcional, profundidad, prepucio, hueso sobresalientes y giba perfecta. Luego visitamos a Bob Hudgins y adquirimos en esa ganadería 20 vaquillas del toro al precio entonces elevadísimo de 1,700 dólares —sobre todo porque hacía poco el peso se había devaluado—. En ese momento había posibilidad de comprarlas pues un problema de aftosa en Sudamérica había cerrado el intercambio ganadero con los Estados Unidos, e incluso nos dejaron elegirlas en todas las divisiones del rancho. Don Manuel vendió luego sus vaquillas a unos ganaderos de Chiapas para su fundación.”
Después fue con otro brahmanista texano, John Abbott, criador de la línea de Manso, a quien le compró unos toretes. Él ya había usado antes becerros de la raza para su ganadería de engorda en Soto la Marina, comprados en la zona de Tampico a don Octavio de la Vega y Careta, al rancho El Dorado, a don Jorge de la Vega Domínguez y a otros productores. Con esos animales don Manuel se dio cuenta de que no había mermas, engordaban rápido con buena conversión y eran de una complexión compacta. En esto último contrastaba con otros ganados, por ejemplo, con los novillos con sangre Chianina que compraba en la región de Reynosa a los Gómez Reséndez, del rancho El Plato (ellos incluso cruzaban sementales Suizo Europeo que el propio don Manuel les había vendido), pero por la sangre italiana esos animales eran de mucha talla y no alcanzaban un adecuado desarrollo para el sacrificio hasta que tenían un alto peso, incluso de 700 kilos; en cambio, con el Brahman los becerros rendían mucho antes y eran muy bien aceptados para el abasto.
García Uresti frecuentaba mucho Soto la Marina, al grado de convertirla en su segundo hogar. En los noventa adquirió un rancho en el camino de Soto la Marina a La Pesca, pegado al río Soto la Marina, y con un tractor D6 y un operador lo desmontó. Siendo un amante de la naturaleza, hizo un desmonte selectivo dejando muchas sombras. Sembró pasto y empezó a hacer ganadería en ese lugar. Lo llamó rancho El Rincón, que posteriormente fue colocándose entre las ganaderías Brahman de registro importantes del noreste del país. En 2016 tomó protesta como miembro activo de la Asociación Mexicana de Criadores de Cebú. Además de sus adquisiciones con los Hudgins, se hizo de hembras en otras ganaderías importantes de Texas, como la del rancho V8 de la familia Williams. Más recientemente compró hembras Grises y Rojas con la idea de iniciar un programa de trasplantes con fecundación in vitro, cuyos primeros productos presentó en la Exposición Nacional de Brahman 2021 efectuada en Tampico, donde obtuvo con ellos varios primeros lugares y tres de los cuatro campeonatos de terneros: macho y hembra de Brahman Gris con los ejemplares 607/0 y 611/0, respectivamente, y el ternero Rojo con el 613/0.
El don excepcional que tenía de detectar de un vistazo las posibilidades de un animal —macho o hembra— incluso desde su nacimiento lo puso en práctica en todas las razas y en todas las especies que crió. En el Brahman, además de lo ya dicho, una vez acudió con los Hudgins en compañía de sus colegas Alejandro Guerra Martínez, Hernando Guerra González y Romeo Flores a seleccionar unas vaquillas de remplazo. Las opiniones divergían, pero don Manuel impuso su buen ojo y cortó en las distintas divisiones del rancho hembras que a la postre fueron donadoras —convirtiéndose en una gran simiente para su ganadería—, además de un toro hijo de Beckton de Manso.
No sólo le gustaba mucho seleccionar animales, sino que estaba siempre dispuesto a ayudar a los demás en esa tarea y sin cobrar nunca comisión alguna. En esa década de 1990 un criador de Beefmaster, su amigo don Demetrio González Dávila, le pidió ayuda para importar 1,200 cabezas de Brangus Negro y Brangus Rojo; fueron a los Estados Unidos y les permitieron seleccionar los animales, de donde procede la ganadería actual de don Demetrio y de su hijo Napoleón González Rangel del rancho 22 de Diciembre, en la sierra de Maratines, Soto la Marina. En 1992 fue a Canadá con don Arturo de la Garza, quien le pidió que lo ayudaran a seleccionar Charolais fullfrench para su ganadería Dolores.
Aficiones y afectos
Aparte del ganado, don Manuel García Uresti tuvo dos grandes aficiones. La de los gallos la heredó de su suegro y se la tomó muy en serio, volviéndose criador y llevando sus propios partidos a los palenques —donde, además, conoció a muchos ganaderos importantes del país—. Se abastecía de las mejores líneas, incluso de Cuba y Puerto Rico, y haciendo sus propios cruzamientos cultivaba una muy llamativa porque era de gallos giros pero blancos, un color bastante raro, además de ser muy bravos.
También era apasionado de los caballos, una inclinación que les transmitió a sus tres hijos. Le gustaban especialmente los bayos cabos negros. Uno de esa capa que tuvo en Reynosa empadró muchas yeguas. Don José Ángel Charrite fue su arrendador. Acudía a las subastas de Oklahoma, de San Antonio y otras, donde se hacía de sementales que luego ponía en maquila. El último que adquirió fue un hijo de Kid Clu, producto de trasplante y totalmente negro azabache. Un día, estando en la Subasta Selecta de Oklahoma City, vio en las corraletas un potro de 20 meses que iba a entrar junto con sementales maduros de cuatro y cinco años. Antes de la venta le dijo al dueño que era el mejor caballo entre los que había allí, y éste le prometió una maquila en 500 dólares si llegaba a ser campeón, lo que ocurrió tiempo después. También conoció a Henry “Hank” Wiescamp, una leyenda entre los criadores de Cuarto de Milla de los Estados Unidos; a él fue a visitarlo con Rodolfo Garza Peña, y se quedaron maravillados de que sus caballos no comieran más que alfalfa para alcanzar su extraordinaria conformación. Le compró un semental y dos yeguas.
En todas sus actividades don Manuel ponía el mejor de sus empeños y acicateaba a los demás para que también lo hicieran. Siempre actualizándose, estaba al tanto de las revistas especializadas y acudía regularmente a tomar cursos en la Universidad de Texas A&M sobre explotación de ganado de carne en pastoreo, aprovechamiento de los rastros, etc. Una frase que le gustaba repetir era: “Todas las razas de ganado son buenas; los malos somos los ganaderos”. Y como antes de ser ganadero hay que ser agricultor, estudiaba a fondo los pastos y la forma de mejorarlos; así experimentó, por ejemplo, con el zacate de cruza 1 y el Santo Domingo, que aprovechó en sus potreros. Su faceta de agricultor la mostró especialmente luego de las afectaciones de 1982 en el norte de Tamaulipas, cuando fue reduciendo sus espacios de ganadería y ampliando los de cultivo para sorgo de temporal. También hizo en Periquitos un pozo profundo para riego por pivote central de praderas de Buffel Nueces que él mismo sembró.
Le gustaba estar con la gente y animarla a ser cada vez mejor. La palabra “imposible” no estaba en su vocabulario. A mediados de la década del 2000, cuando los antiguos terrenos de la feria de Reynosa pasaron a manos de la Universidad, a él le tocó hacerse cargo de la exposición ganadera en sus nuevas instalaciones. Estaban en un sitio alejado, donde no había agua y había que llevarla en pipas. Él sacó la feria adelante con su propio esfuerzo y la colaboración de algunos ganaderos que lo apoyaron.
Pero su mayor apego y afecto fueron siempre para su familia. Sus hijos recuerdan que siempre, dondequiera que estuviera, para poder descansar bien por la noche tenía que cerciorarse de que todos estaban ya en su casa. “Sus pasiones en la vida —nos dice finalmente— eran la familia, la tierra, el ganado, los caballos, los gallos y sus amigos. En todo eso se entregaba completamente. Sabía invitar y compartir sin escatimar gastos. Cuando le encargaban seleccionar animales lo hacía con todo gusto y generosidad, pues se consideraba un facilitador para que la gente tuviera acceso a la buena genética. Nos dio la pauta para que fuéramos mejores padres de familia, mejores ganaderos y sobre todo mejores ciudadanos. Él era un hombre respetuoso de la ley y le causaban mucho dolor las injusticias. Lo recordaremos siempre con todo nuestro cariño.”
Don Manuel García Uresti dejó de estar entre nosotros el 23 de noviembre de 2021. Descanse en paz.
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