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PAULA LÓPEZ-DROGUETT
revelar la maternidad
A partir de sus vivencias más íntimas y personales, la fotógrafa realiza series documentales en formato análogo que se intercalan entre dos formas: una que es más directa y visceral, y otra más pausada, relacionada a la vulnerabilidad. En el desarrollo de todas sus obras, Paula López-Droguett escribe. Y cada vez que se enfrenta al proceso de seleccionar sus imágenes, vuelve a revisar esas anotaciones, para recordar cómo se sentía al momento de tomar esa foto.
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Hace unos meses, cuando hizo una residencia en Santiago, Paula López-Droguett escaneó todas sus fotos. Fue un proceso lento, al que se dedicó 10 horas diarias por casi tres semanas. Ahí volvió a ver las imágenes que ha tomado desde 2009 a la fecha, cuando estudiaba artes visuales y se inició en la fotografía análoga. Al verlas, se dio cuenta que si bien hay algunas que son más potentes que otras, muchas veces ese tipo de imágenes cuentan poca historia o se vacían rápidamente de ellas. Y lo que a Paula le interesa son los relatos, generar series que cuenten algo más allá de lo que se ve, como en su obra documental Maternidad.
Alejada del estereotipo comercial que ronda a la maternidad, esa que muestra a las mujeres dichosas en todo momento, como si hubiesen ganado la lotería o fuera la mayor satisfacción personal, López-Droguett quiso retratarla desde su biografía tal cual la sentía: hermosa y dolorosa; bella y agotadora. “La maternidad está súper pintada desde los brillos o desde lo natural y habitual que puede ser, pero es un proceso súper fuerte, donde hay un alto porcentaje de depresión postparto y donde se presenta la violencia obstétrica”, dice la fotógrafa, señalando que el impulso que la motivó a hacer esta obra fue la pérdida de individualidad inmediata a la que se enfrentó cuando quedó embarazada en febrero de 2016. Su reflexión es que la maternidad tiene que seguir existiendo pero de una manera más placentera y no a costa de una sola persona, es decir: no a costa solamente de la mujer.
En ese periodo conoció a la fotógrafa mexicana Ana Casas Broda, quien años antes había hecho un fotolibro en el que retrató su maternidad durante diez años y en que la aborda como una experiencia llena de contradicciones. Fue ella quien le recomendó a López-Droguett lecturas feministas sobre maternidades subversivas y también buscó por su cuenta. Post-Partum Document (Documento post-parto), de Mary Keller; Mother Reader: Essential Writings on Motherhood (Madre Lectora: Escritos esenciales sobre la maternidad), de Moyra Davey, y Of Woman Born: Motherhood as Experience and Institution (Nace una madre: la maternidad como experiencia e institución), de Adrienne Rich, fueron algunas de las publicaciones que revisó para el proceso de documentación, cuando en su mente ya estaba ideando cómo abordar fotográficamente su proceso personal.
La maternidad es un gesto de entrega absoluto para el que no estaba preparada , escribió en su diario de vida, en 2016. En ese tiempo escribió mucho. Inundada de emociones intensas y protagonista de fuertes cambios corporales, la fotógrafa creó una serie compuesta de 20 imágenes que registran mayormente dos momentos: el parto en el hospital y los primeros días con su hijo Pedro, ya instalados en su casa en Valparaíso.
La foto de un pecho siendo succionado por un sacaleche es quizás una de las imágenes que más llama la atención de la serie junto con un autorretrato, donde se la ve de pie, semi desnuda, con apósitos en su cuerpo para sanar las heridas de la cesárea, luego que los artefactos médicos le traspasaran siete capas de piel. O la foto en que se ve a su hijo manchado de sangre, todavía unido a ella por el cordón umbilical.
CONSUELO OLGUÍN : La foto del pecho me genera extrañeza, ¿qué te pasa a ti cuando la ves? PAULA LÓPEZ-DROGUETT : Para mí no es la foto de una teta, si no todo el proceso raro de estar usando artículos para poder moverme. La primera semana después de parir, yo podía salir dos horas. Antes tenía que sacarme leche, que es un proceso lento y doloroso. Luego tenía que volver al tiro porque si no la tetas me explotaban en leche y eso también duele. Esa foto que puede ser extraña, cuenta indirectamente ese proceso sin que yo lo tenga que decir de manera literal.
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En total, López-Droguett usó seis rollos de fotos para registrar su embarazo y los primeros meses de su hijo. Casi todas ellas las pensó antes de tomarlas. Incluso algunas las dibujó. Ahora Pedro tiene tres años. Paula le toma fotos a modo de registro familiar, para captar su crecimiento, pero no con el objetivo de trabajarla como obra, sino que desde un motor afectivo.
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Después de tener a su hijo, la fotógrafa se conectó más con lo sensorial, con memorias infantiles, con la energía movilizante de querer acercarse a todo y abarcarlo por completo. Así nació en 2018 Deseo, serie que quiso abordar desde una vereda distinta, desde un lugar más pausado. Revisó sus archivos y se dio cuenta que ya había tomado fotos que hablaban de ese tema. El material existía desde antes que fuera pensado como una obra propiamente tal y a partir de ahí empezó a hacer fotos relacionadas con lo sensorial, los tactos, la naturaleza y los vínculos sexoafectivos.
“Quise explorar porque venía haciendo cosas muy fuertes con imágenes que noqueaban. Quise volver a ese estado más lento y valorar las vulnerabilidades, volver a reconciliarme con eso, porque hubo un tiempo en que renegué de todas esas fragilidades y me puse, entre comillas, más masculina”, recuerda, e indica que para documentarse leyó Anti Edipo, de Gilles Deleuze y Félix Guatarri, textos de Anais Nin, escritos de Audre Lorde, leyó Porno feminista, de Tristan Taormino, libros sobre sexualidad femenina, psicología del deseo, sexualidad y comportamiento. La serie está compuesta de imágenes de olas chocando contra las rocas, las sábanas blancas de una cama arrugada quizás después del sexo o de una siesta, o una llave abierta, acumulando agua en el lavamanos, o la espalda semi encorvada de una mujer. Entonces es un deseo que se mantiene al margen de la foto explícitamente erótica, como indica la fotógrafa.
Querer tomar posesión de mi cuerpo. Activar su fuerza, pesadez y ligereza. Volverme adicta a esta expansión constante que pasa a través de mí y me inunda , dice el texto que escribió para acompañar a la serie.
Si acaso le parecen poéticas o no estas fotos, o evocativas, Paula responde que sí y no a la vez, y recuerda que un editor de fotos le dijo que sus imágenes eran muy femeninas, por lo tanto, entendió ella, no eran fuertes. “No me interesa esa masculinidad violenta y agresiva coitocentrista, que viene de la pornografía gringa y que modula y construye realidad hasta ahora. Entonces no ocupo ese tipo de imágenes”, indica.
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Imagen 7 - 8 - 9. Deseo, 2018.
Img. 8 Para seleccionarlas, las imprimió todas, las pegó en las paredes de una pieza junto a partes de sus escritos y las fue mirando una a una. Las lecturas de sus anotaciones la hacían recordar cómo se había sentido y por qué había decidido hacer la foto de tal forma. Esa es una de las técnicas que usa para el proceso de edición: volver a leerse. Sin embargo, deja pasar un tiempo para no sentirse tan conectada emocionalmente a la imagen. El proceso de edición, dice, “no puede ser desde la guata, hay que despojarse de la emocionalidad personal porque puedes elegir una foto por su historia, no necesariamente porque es buena, y las demás personas no tienen por qué conocer esa historia”.
Pero la artista visual también tiene otros modos para escoger sus fotos, como entrecerrar los ojos y así ver las líneas que predomina en la imagen, o imprimir en blanco y negro y fijarse en la composición, sin que el color sea el primer filtro. Luego anota los patrones. Si hubo mayor uso de ciertas formas, si predomina alguna textura o qué paleta de colores le interesa trabajar. También anota las emociones y conceptos que se asocian a la imagen y cuando termina de recopilar esa información, elige.
Deseo es una serie en eterno desarrollo, es decir: una obra que la propia autora busca que no termine. Para la fotógrafa se trata de un descubrimiento constante. “Si dijera que esta serie terminó, significaría que estereotipé mi propio deseo, sería como matarlo”, indica. Y lo que menos quiere Paula López-Droguett es que ese deseo alguna vez se acabe.