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El Pájaro Azul en Rubén Darío y en Charles Bukowski por Diego F. Llave
from Nudo Gordiano #15
por Diego F. Llave.
1.El pájaro y lo azul.
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¿Qué es el pájaro? ¿Acaso no es un símbolo? Los simbolistas se empeñan en proponer que el pájaro representa el alma humana. Esta significación es común en muchas tradiciones como los egipcios y los hindús. (CIRLOT, 1992). En ese sentido el pájaro es la imagen del alma humana, que además representa la relación entre el cielo y la tierra, siendo su vuelo un acto de libertad y eterna tranquilidad hacia el espacio cósmico celestial. (Chevalier, 2018). Ahora bien, mirad pues ese pájaro que vuela con liviandad por los cielos con o sin la presencia de nubes. Sólo alza sus alas y se avienta al todo, recorre las casas, caga en las casas, incluso en hombres, ¿no es eso parte de su libertad? Los pajarillos hacen todo con libertad, puesto que, no tienen represión para sí. Nietzsche representaba a los pájaros como animales superiores por su cualidad de ser ligeros y no ser pesados, en ese sentido, decía a grosso modo, ¡Seamos aves! ¡Seamos ligeros! (Nietzsche, 2019) ¿Qué es ser ligeros? Es no tener en esencia ninguna carga encima, ya que para Nietzsche (2019) sólo el hombre es para sí una carga pesada, lleva consigo cargas propias como cargas ajenas, cargas que lo deprimen y lo inclinan a la flaqueza, interrumpiendo su cualidad de ligereza, de liviandad, o si se quiere, de libertad. De ese modo, si somos como el ave, libre, pues ¡volamos! Ya que no hay jaula que nos reprima. En suma, el pájaro representa a la libertad personal, a la actividad espontánea, a la emancipación propia o libre voluntad. En aquí o acullá, ¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!
Empero, ¿qué es la libertad? Al disertar esta categoría, en primer lugar tendríamos que especificar, ¿libertad en qué y entre quiénes? Engolfándome en el tema, yo esbozo sobre la libertad de varones y mujeres, en pensar y actuar, dentro de una sociedad y cultura en la cual están perfectamente inscritas. Ya sea, pues, hombres en esencia, en un espacio donde distribuyen sus prácticas culturales y se apropian subjetivamente de aqueste espacio. Espacio que concibo como territorio desde una perspectiva simbólica, más allá de toda definición que hagan los jurisconsultos y politólogos. Por consiguiente, dentro de un territorio y en presencia de hombres, es donde la libertad de hombres puede explicarse o interpretarse por los espectadores, es decir, por los estudiosos de las ciencias históricas sociales. Heme aquí, yo, en un territorio, pero ¿tengo libertad? Si la libertad es el ejercicio libre en actuar y decidir dentro de una sociedad. Sin embargo, aquesta libertad se ve reducida sólo al acervo cultural, o más específico, a lo que está bien o mal. Puesto que los motivos de las acciones humanas son motivos morales. Moralidad que se ejerce en muchas ocasiones con vehemencia
y en otras con razón. ¿Qué es el hombre sino un ser esclavo de sus pasiones? ¿Qué es el hombre sino es también un ser prácticamente razonable? Puesto que, a veces, es prisionero de sus pasiones. Yo concibo una libertad propia y libre de pasiones despreciables, libertad que sea guiada con la razón. Sin embargo, aquello se consigue entre los hombres sólo con esfuerzo. Así, pues, al refrenar aquellas pasiones, sólo represento una libertad sin dolores, más sí con placeres. O una libertad con virtudes, mas no con vicios. Sin embargo, son leyes de la naturaleza el crear como también el destruir, de ese modo, La Naturaleza en sí y para sí de toda vida y toda muerte, también quiere virtudes, así como vicios; empero de forma equilibrada, ¿no vemos en la naturaleza ese equilibrio? Aquella no habla porque quiere que sus obras lo hagan por ella. Según (Hume, 2001), la esencia de la virtud es producir placer, mientras la esencia del vicio generar dolor. Entonces, ¡qué mejor que seguir el principio estoico de pedir un menor placer posible para que la vida nos cause pocas molestias! Puesto que aquel que tenga la pretensión de querer grandes placeres, también tiene que estar preparado para recibir dolores en semejante proporción. Pues el dolor está atado fuertemente al placer. (Nietzsche, La Gaya Ciencia, 1984)
Ahora bien, ¿qué es lo azul? ¿acaso no es un símbolo? Por consiguiente, voy a resaltar su significado o acepción general que se le ha dado, en esencia, por poetas y escritores como (Darío, 2017) y (Bukowski, 2019). Aquellos des coetáneos autores han representado lo azul como la más profunda tristeza que puede llevar el hombre en lo más interno de su carne. Tristeza que hace permanecer al hombre inquieto, mas no quieto. Azul que puede sentirse en el pecho o en la cabeza, en el cerebro o el corazón. Sin embargo, ambas tristezas se asoman por los ojos, puesto que son ventanas del dolor, por donde en las lágrimas, sale el corazón afligido o el cerebro melancólico. En suma, estoy en concordia con los simbolistas al decir que el color azul se asocia con el sentimiento y el ánima (CIRLOT, 1992) (Chevalier, 2018). En ese sentido, lo azul es el color del ánima melancólico que desea fuertemente elevarse al celeste del cielo, pero que no puede porque está amarrado en la tierra y encerrado en el cuerpo de los hombres.
Para Rubén Darío es el cerebro melancólico quien agobia, mientras que para Bukowski, es el corazón quien abruma. Pero ¿acaso la melancolía no se expresa en lágrimas? ¿qué hay de real en las lágrimas? ¿no podemos sentirlas? ¿no podemos verlas? ¿no podemos saborearlas? La lagrima representa pues, al más profundo dolor que puede llegar a sentir una existencia, la cual puede ser percibido por una seña en el semblante. Hele ahí ¡las lágrimas! Que son gotas que nos avisan que el corazón afligido o el cerebro melancólico se han asomado por el ventanal de los ojos. Hele ahí ¡lo azul de un pájaro! ¡la tristeza! ¡el dolor! ¡el vicio! No obstante, ¿qué hacer con aquellos? ¿cómo librarse de esas sensaciones que abren las llagas internas? En el cuento de (Darío, 2017) se opta por el suicidio para liquidar o dar fin a las tristezas, al dolor y a los vicios, elección que es tomada con vehemencia. No obstante, en el poema de (Bukowski, 2019) se opta por soportar las tristezas, el dolor y los vicios, y seguir viviendo con la elección de la razón. Ha de deberse, pues, a que son elecciones diferentes, por la ubicación del “pájaro azul”, puesto que en Rubén Darío el pájaro azul es representado en el cerebro, la cual tiende a perturbar la razón, siendo el suicidio una elección vehemente, mientras que en Bukowski el pájaro azul es representado en el corazón, por lo cual no tiende a perturbar su razón, siendo la vitalidad una elección razonable. Ahora bien, en los siguientes acápites haré un análisis del cuento de Darío y el poema de Bukowski.
2. El pájaro azul.
El pájaro azul en Rubén Darío anida en el cerebro, en el cerebro de su personaje y poeta llamado “Garcín” que de costumbre era un soñador y un bohémico intachable allá en Francia que cada cierto tiempo, se reunía en un café con sus amigos, a quienes leía sus versos, a quienes contaba sus problemas, y en todo sentido, a quienes mostraba su pájaro azul. Se narra que cuando su pájaro azul chocaba con las paredes de su cráneo, Garcín fruncía la frente y los entrecejos, luego volvía su mirada al cielo raso para terminar bebiendo su macerado de ajenjo, y vaciar la copa hasta la última gota acompañado de un cigarrillo. El poeta Garcín que solía tener vicios, era foco de análisis de sus amigos, y de un alienista que visitó, el cual le diagnosticó una monomanía, que era causa de su locura. Sin embargo, Garcín no era estúpido, ya que según aqueste poeta, era mejor padecer de neurosis que de estupidez.
Por otro lado, era un poeta a la vez desdeñado por su padre, puesto que, sin duda, es por ello que lo amonestó de no darle ni un sou (billete), si no dejase de ser un gandul y prescindiese a sus escritos. Cosa que no hizo Garcín puesto que se inclinó a lo que más le agradó: ¡escribir! ¡beber! ¡follar! Así, de ese modo, para mí Garcín vivió hasta sus últimos días. El final de Garcín se debió a las más profundas tristezas, siendo la última de sus dolores, por la muerte de su vecina llamada Niní de ojos muy azules. Garcín, sin duda, habrá sentido el dolor más profundo al recibir esa noticia, ¡Niní a muerto! ¡Niní se ha ido, mientras viene la primavera! La cual le llevó a decir que era inminente que su pájaro azul dejara la jaula y se encaminara o volara solo para el cielo azul. Antes de liberar a su pájaro azul hacia el cielo azul, Garcín hizo una parada en el café donde concurrentemente se hacían las tertulias o cenáculos con sus amigos, aquellos que siempre lo escuchaban. Al visitarlos les dijo que le abrazaran fuertemente con el corazón y el alma y que le digan adiós, pues su pájaro azul vuela. Sus amigos pensaron súbitamente que se iba donde su padre, a trabajar, que se había determinado a quemar sus escritos, puesto que, así representó para sus amigos de tertulias y cenáculos esa visita y esa voz de Garcín. Sin embargo, al día siguiente Garcín había determinado liquidar su propia vida, acabar consigo mismo en acto de que su pájaro azul sea libre, puesto que, si seguiría vivo, su pájaro azul seguiría reprimido entre los huesos y la carne de su cabeza. Hele ahí, en efecto, la abertura por donde salió su pájaro azul, como símbolo de trascendentalismo. Hele ahí el hueco que hízose con la bala en su cerebro, ¡qué horror! Masa encefálica por ahí y sangre por allá. ¿Acaso no encontró mejor forma de liberar a su pájaro azul? ¡Pues eligió el suicidio! ¡Lo eligió con vehemencia! ¡Con el corazón!
El pájaro azul en Charles Bukowski anida en el corazón. En el corazón del narrador, puesto que está escrito en primera persona. Según Bukowski, el pájaro azul habita profundamente en el corazón con el cual es rígido al prescribirle que se quede encerrado, ¡en una jaula! Pájaro azul, a cuál le echa wiski y se le hornea con cigarro para atenuar el impacto en el corazón, o mitigar el dolor en el pecho, así como Garcín lo hacía con el cigarro y el macerado de ajenjo. Sin embargo, hay días en que se le deja salir por las noches, en un tiempo lúgubre donde nadie pueda notarlo, mas sólo si, por el mismo narrador.
Las noches son pues momentos en el que se desahoga libremente, sin embargo, no le deja salir del todo, puesto que, si saliera, saldría en forma de lágrimas, así que hay una represión consigo mismo, con lo cual convive jornada a jornada. En vista de ello decide soportar y seguir con su vida, seguir con su pájaro azul en su corazón, no optando por el suicidio pues decide la vitalidad, determinación o elección tomada ¡con la razón! ¡con el seso!
De ambos autores, se puede aprender sobre la elección de la vida o la muerte, de la razón o la pasión, del cerebro o el corazón, de la vitalidad o el suicidio. Pero, ¿qué lleva a tomar tales elecciones? Las desgracias, sin duda, que aquejan a todo hombre. Dolores que se acumula en la memoria, ¿qué es el hombre sino memoria atormentada? El viejo Sófocles decía que la desgracia alcanza a cualquiera y en cualquier tiempo. Entonces, pretender huir de la desgracia es ir directo a la desgracia. Puesto que es inexorable “el eterno retorno” de las cosas, así como lo diserta Nietzsche (1984) y (2019). Las cosas retornan, verbigracia, como el placer y el dolor, y nosotros con aquellas. La existencia excepcional y superiormente ha de ser consciente de las alegrías y las tristezas, de los dolores y los placeres que retornan en ella misma. Sólo una existencia consciente puede llevar a tomar una elección más razonable, puesto que la solución a los problemas no se hayan en las bebidas ni en los cigarrillos, mas sí en la reflexión solitaria, reflexión guiada con razón, capaz de comprender que está bien llorar para evitar problemas de salud en el mañana. Ya que para mí, la represión ha de ser con las pasiones despreciables como los celos, el odio, la envidia, la ira, mientras no con las tristezas. Hele ahí pues mi propuesta, que ya sea que el corazón esté afligido o el cerebro esté melancólico, el pájaro azul ha de asomarse por los ojos, pues los ojos son ventanales de ambos por donde las tristezas y los dolores salen en lágrimas. Así, concebido para mí, la vitalidad es mejor que peor para la bienandanza de la existencia. Vitalidad que viva y se desarrolle con valor, pues el valor es un gran matador como también viva y se desarrolle con voluntad que es el libertador y el portador de alegría. Valor y voluntad que entretejidos en la existencia hagan mejor la convivencia, así evitar los infortunios en los lúgubres plenilunios.
Bibliografía
BUKOWSKI, C. (2019). Poema de la Ultima Noche de la Tierra. Madrid: Visor Libros.
CHEVALIER, J. y. (2018). Diccionario de símbolos. Barcelona: Epuplibre.
CIRLOT, J. E. (1992). Diccionario de símbolos. España: Editorial Labor.
DARÍO, R. (2017). Cuentos completos. México: Fondo de cultura económica.
HUME, D. (2001). Tratado de la naturaleza humana. España: Libros en la red.
NIETZSCHE, F. (1984). La Gaya Ciencia. España: SARPE ediciones.
NIETZSCHE, F. (2019). Azí Habló Zaratustra. España: Edimat libro.