UNIÓN “JOSÉ REVUELTAS” JUAN ROGELIO
DE LOS DEMONIOS
Me incorpore. Estaba sudorosa y muy espantada. Tenía la respiracion agitada y creí que se me iba a salir el corazon, debido a lo fuerte que sentí a que golpeaba contra mi pecho. Nunca antes, como esa noche, había podido abrir los ojos tanto como lo hice e sa, despues de haber dormido. Tampoco, hasta antes de esa noche, me había asustado tanto. Y menos aun me había ganado el sentimiento como esa vez. Fue por eso que, en cuanto vi a mi mama, igual que si tuviera yo cinco anos, me abrace a ella. No dije nada, y me puse a llorar contra su pecho. Sentí como ella me daba en la espalda unas palmaditas, que me devolvía el abrazo y que me apretaba contra su pecho. Igual sentí que sus manos me acariciaron el cabello, como para que me calmara. – No pasa nada, hijita – oí que me dijo –. Ya. Ya. Ya paso. Fue nada ma s una pesadilla, mi nina.