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Evaluando la Contaduría, la Economía y su relación con lo Fiscal en la perspec�va de la ciencia normal y paradigmas
EVALUANDO LA CONTADURÍA, LA ECONOMÍA Y SU RELACIÓN CON LO FISCAL EN LA PERSPECTIVA DE LA CIENCIA NORMAL Y PARADIGMAS
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INTRODUCCIÓN
La ciencia procura la explicación obje�va de fenómenos, donde existe para ello la construcción de variables, y a la vez su interrelación para su aceptación y en un dado momento la posible predicción de fenómenos, más o menos controlados, donde el ser humano obtenga un beneficio de la capacidad predic�va. Hay quienes en el campo de las llamadas ciencias sociales, a diferencia de las ciencias posi�vas, aceptan de manera más que recurrente cambios de paradigmas para beneficios aparentemente colec�vos.
A par�r de la determinación de un fenómeno a estudiar, la inves�gación cien�fica, bajo el tratamiento que se emplea se ajusta por lo general a con�nuar con reglas preestablecidas que no contradigan las teorías que son generalmente aceptadas por los grupos de poder y la comunidad cien�fica.
El desarrollo de la ciencia normal, parte de la determinación de un paradigma, visto en los momentos y dimensiones, hacia el pasado que se sustenta en un paradigma viejo y la ciencia posterior que se sujeta a no cues�onar el viejo paradigma y sólo precisa la teoría o amplía la demostración; de ahí que Kuhn (1986) no considere ciencia la extensión de la inves�gación cien�fica bajo reglas y cánones preestablecidos. De acuerdo con Kuhn, la historia de la ciencia se encuentra marcada por largos periodos de refinamiento estable, que él denomina "Ciencia normal", y que se ven sistemá�camente interrumpidos por cambios bruscos de una teoría a otra sin ninguna posibilidad de comunicación entre ellas. A estas bruscas interrupciones, Kuhn (1986) las llama "revoluciones cien�ficas".
Apoyándonos en Kuhn (1986), el cambio de un paradigma por otro, a través de una resolución, no ocurre debido a que el nuevo paradigma responde mejor las preguntas que el viejo. Ocurre más bien, debido a que la teoría an�gua se muestra cada vez más incapaz de resolver las anomalías que se le presentan, y la comunidad de cien�ficos la abandona por otra a través de lo que el mismo Kuhn (1986) ha denominado switch gestál�co o teorías cognosci�vas de la percepción (Moreno Rivera, 2017).
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Con base en la teoría de la ciencia desarrollada por Kuhn (1986: 13) hemos de entender por paradigmas a las “realizaciones cien�ficas universalmente reconocidas que, durante cierto �empo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad cien�fica”. La superioridad de estas realizaciones sobre sus compe�doras y el reconocimiento por la comunidad cien�fica deviene de su capacidad para resolver problemas que los profesionales consideran agudos.
DESARROLLO
Normalmente se concibe la ac�vidad cien�fica normal dentro de los cuadros conceptuales proporcionados por la educación superior. Esto permite, en opinión de Kuhn (1986), una rigidez conceptual y la camisa de fuerza de aferrarse a un paradigma.
Cuando la profesión no puede pasar por alto ya las anomalías que subvierten la tradición existente de prác�cas cien�ficas, se inician las inves�gaciones extraordinarias que conducen por fin a la profesión a un nuevo conjunto de compromisos, una base nueva para la prác�ca de la ciencia.
Un factor importante para la creación de ciencia es la competencia entre fracciones de la comunidad cien�fica, lo que da como resultado, el rechazo de una teoría previamente aceptada o la adopción de otra.
Un paradigma, además de ofrecer un marco conceptual con que apreciar los fenómenos que pretende explicar, requiere de herramientas específicas con que plantear hipótesis, probarlas y establecer estrategias de polí�ca económica. La teoría de la complejidad, desarrollada inicialmente en el ámbito de la computación y las ciencias naturales, hace uso de metodologías de la mecánica estadís�ca y de modelos computacionales basados en agentes para estudiar procesos de interacción. (Voit, 2005) y (Miller y Page, 2007). Por otra parte, evidencias empíricas encontradas recientemente en estudios de economía experimental y del comportamiento han hecho posible construir una meta-teoría en las que los agentes toman decisiones heurís�cas con base en criterios de racionalidad acotada, como el contagio y la imitación, y se ven es�mulados por incen�vos que pueden ser egoístas, pero también pro-sociales, como la reciprocidad y la aversión a la inequidad. (Bowles, 2004). El conocimiento social al que pertenece la Contaduría se encuentra regido por un orden norma�vo. Según una corriente interpreta�va, debido a las caracterís�cas que lo iden�fican con el conocimiento cien�fico y por su acercamiento a éste, cons�tuye, por ahora, un conocimiento protocien�fico, entendiéndolo como aquel que es u�lizado para referirse o describir una hipótesis en la que se plantea una inves�gación, que, si se demuestra o comprueba, llegaría a ser de gran importancia en el ámbito cien�fico.
Esta corriente interpreta�va basa su juicio en los siguientes aspectos: Las disposiciones que conforman la teoría contable se encuentran contenidas en bole�nes, leyes, códigos, reglamentos y en literatura contable especializada. Dificulta su condición de ciencia el hecho que la Contaduría está sujeta a cambios. Ejemplo: Modificaciones en la norma�vidad contable y fiscal.
La teoría contable describe, explica y controla los fenómenos que estudia, aunque no siempre puede generalizarlos y predecirlos. Cuando lo hace, obedece a estudios de orden social que son competencia de otras disciplinas sociales (Gu�érrez Andrade, 2008).
Se relaciona de manera puntual a los siguientes aspectos:
• Obje�vidad: Aunque persigue la obje�vidad no siempre lo logra, pues existen limitaciones para evaluar con exac�tud ciertos fenómenos financieros. Ejemplo: Prorrateo de gastos de producción.
• Universalidad: La Contaduría no ha producido leyes de aplicación general. La Teoría Contable ofrece diferentes opciones para generar información de este �po con respecto de un mismo fenómeno financiero. Ejemplo: La u�lidad varía según se haya valuado un inventario mediante PEPS O UEPS.
• Verificabilidad: La información que produce la Contaduría no siempre está sujeta a verificación en los mismos términos y por diferentes personas debido al manejo de diferentes criterios para estudiar un mismo fenómeno. Ejemplo: Cargos referentes a gastos que dependen del método de depreciación.
Otra corriente interpreta�va, señala que la Contaduría es una disciplina social de carácter cien�fico que, fundamentada en una teoría específica y a través de un proceso, ob�ene y comprueba información financiera sobre transacciones celebradas por en�dades económicas.
Puntualmente se citan los siguientes aspectos: • Metodicidad: La Contaduría cuenta con una metodología para alcanzar sus obje�vos. Aplica un proceso contable y se sirve de métodos específicos. • Racionalidad: La Contaduría es racional pues a par�r de abstracciones, elabora juicios y formula racionamientos. • Descripción: La Contaduría describe fenómenos financieros por medio de marcos conceptuales y terminología propios. • Explicación: La Contaduría explica fenómenos financieros por medio del análisis y la interpretación de estados contables.
La Contaduría puede aplicar el método de la ciencia debido a su ac�tud cien�fica, que se fundamenta en una conducta que aspira a iden�ficarse con las caracterís�cas y obje�vos de la ciencia.
La Contaduría presenta un campo específico de actuación, �ene un carácter pluridisciplinario, pues se apoya en disciplinas como las finanzas, la administración y la economía. El conocimiento contable es metódico pues aplica una metodología. Es racional por cuánto formula razonamientos.
En consecuencia, las proposiciones que integran la teoría contable, en cuanto ciencia, se encuentran conformadas por principios, reglas, criterios, postulados, normas, pronunciamientos, procedimientos, métodos, técnicas, instrumentos y terminología propios de la Contaduría (Gu�érrez Andrade, 2008).
Para consolidar a la Contaduría como ciencia: el conocimiento cien�fico debe acrecentar su producción de inves�gaciones contables originales y debe divulgarlas transmi�endo el conocimiento contable cien�fico. Para consolidarse la Contaduría como una ciencia social, se deben conformar sólidas comunidades cien�ficas, escuelas de inves�gación y de estudio del medio en el cual las prác�cas se irán a realizar, considerando que todos los entornos y modelos económicos son totalmente diferentes y no universales. La ciencia contable, es capaz de ajustarse a los medios cambiantes, a los entornos, a las necesidades y a sus requerimientos respondiendo afirma�vamente a ellos, es primordial la evolución del pensamiento contable, al plantearse dentro de sus límites la profundización conceptual mediante una búsqueda del tan anhelado conocimiento cien�fico.
La conformación histórica de un momento puede ser favorable o no para la renovación cien�fica. ¿Dónde estamos ahora? A más de 10 años de la crisis de 2008 seguimos con las preguntas fundamentales si la ciencia nos da una respuesta puntual. No hay que dejar de repe�r que desde el inicio de milenio actual, estamos viviendo un período anormal en las capacidades para comprender los comportamientos del ser humano en su sociedad; lo más di�cil o lo inquietante es alcanzar a comprender que, probablemente, estamos en el fin de un ciclo histórico, de un sistema universal que pareciera estar en desequilibrio, resultado no sólo del fin del sistema económico que predominó o predomina junto a la crisis del Estado socialdemócrata, sino el fin de la creencia en el modelo keynesiano o en el modelo monetarista o neoliberal como se le ha denominado comúnmente en el mundo occidental. Estamos viviendo la crisis del Estado o de la crisis del mercado, que coincide o se hace acompañar por procesos de par�cipación social aparente o de democra�zación incierta que determinan, contra lo esperado, la crisis de una legi�midad estatal, por el alto grado de indeterminación en que esto ocurre (Cordero Ulate, 2008).
Los economistas normalmente se cobijan en una corriente de pensamiento y por ello, más bien forman parte del núcleo de inves�gadores que presentan una histórica resistencia al cambio de paradigmas. Como ha apuntado Kahneman (2012: 463), el primer psicólogo en recibir el Nobel de economía, la historia del pensamiento económico es una prueba que “los racionales econos no son ciertamente suscep�bles de revocar preferencias”.
En Economía, igual que en el resto de las ciencias sociales, los fenómenos que más favorecen el cambio de paradigmas son las perturbaciones profundas y de larga duración.
Los paradigmas económicos no han podido permanecer inmunes a las úl�mas tres grandes crisis o depresiones del siglo XX y XXI: 1929, 1973 y 2008. Así ha sucedido, de modo que es una tarea ardua explicar la historia del análisis económico de este periodo sin tener presente esos tres episodios.
Pese a las diferencias ideológicas, todas estas polí�cas concuerdan en considerar los preceptos liberales ineficaces para afrontar la crisis y recurren, en mayor o menor medida con mayor o menor convicción, a la intervención del Estado, implicándolo directamente en el desenvolvimiento económico; dejan a un lado el papel secundario y subsidiario otorgado al Estado por el pensamiento clásico y dan paso a una economía en la que el Estado se suma al mercado como agente regulador.
El entorno macroeconómico en que se desenvuelven las polí�cas fiscales entre 1973 y 2007 es mucho menos favorable que en el periodo anterior. Los años setenta y primera mitad de los años ochenta están marcados por la estanflación: estancamiento económico, desempleo más que elevado e inflación incontrolada. En la segunda mitad de los años ochenta se inicia una fase expansiva que se ex�ende hasta 2007, salvando la contracción que �ene lugar a principios de los noventa, pero es una expansión muy inferior a la posbélica: el ritmo de crecimiento interanual queda reducido a la mitad, la tasa natural de desempleo se eleva hasta el 6% y la inflación, aunque controlada, no deja de ser un riesgo permanente (González Temprano, 2008).
Las consecuencias de estas tres décadas para las finanzas públicas son, básicamente, una caída porcentual de los ingresos procedentes de la ac�vidad económica y un aumento del gasto por el incremento del desempleo. A este gasto se añade el derivado de las polí�cas sociales no vinculadas al ciclo económico (pensiones, salud y educación), que no deja de acrecentarse a medida que se alcanzan mayores niveles de ingreso o renta y se agudiza el proceso de envejecimiento. El resultado final es un desarrollo incesante del gasto público, aunque en términos porcentuales del PIB �enda a contenerse entre mediados de los años ochenta y 2007 por la recuperación económica y el correspondiente descenso del desempleo. El panorama no puede ser más propicio para que entre en crisis el principio de responsabilidad fiscal, que en algunos casos se expresa en el equilibrio fiscal, sin afectar el desarrollo del mercado como paradigma de reproducción del sistema económico preponderante.
Efec�vamente, durante estas tres décadas (entre la década de los años ochenta y 2008) la mayor parte de las economías incurren en un déficit público de carácter prác�camente estructural y prominente. Este déficit se financia recurriendo a la deuda pública, lo que empuja a ésta a volúmenes insospechados, de suerte que una parte creciente del presupuesto se des�na a hacer frente a sus obligaciones (González Temprano, 2008).
El debate entre las doctrinas keynesianas y sus escuelas y la monetaristas o neoliberal, se resuelve defini�vamente en los años setenta a favor del monetarismo. La causa no es otra que las limitaciones del neokeynesianismo para dar cumplida respuesta a los nuevos desa�os sin afectar los mecanismos de acumulación y reproducción del sistema económico (estancamiento, inflación, desempleo, aumento de los salarios monetarios, déficit y deuda), más en concreto, no ofrece una alterna�va que acabe con la presencia simultánea de recesión e inflación. Esto permite que el ideario de la Escuela de Chicago liderada por Friedman se alce con la supremacía, aunque ésta sea limitada.
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Por lo que respecta al objeto de este ensayo, interesa resaltar que el mayor desencuentro del monetarismo y el neokeynesianismo reside en considerar que el sector privado �ende a la estabilidad y que es el Gobierno el que introduce perturbaciones por cambios en la oferta monetaria; perturbaciones que han de ser comba�das, fundamentalmente, con polí�cas monetarias para recuperar la estabilidad macroeconómica. Ello lleva a es�mar que no puede ignorarse el efecto de la polí�ca fiscal en la producción y los precios, pero es un efecto irrelevante (González Temprano, 2008).
Uno de los ámbitos donde concurren mayores aproximaciones entre las dis�ntas corrientes de pensamiento es el cues�onamiento de la capacidad del Estado para regular la economía. Estas incer�dumbres forman parte de lo que hemos denominado teoría de los fallos del Estado.
Esta teoría de los fallos del Estado adquiere tal difusión en las postrimerías del siglo XX, que no sólo la hallamos en un amplio espectro del análisis económico, la encontramos también en otras ciencias como son la polí�ca y la sociología. Haciendo un repaso somero de su expansión, podemos indicar que en el análisis económico las teorías más nombradas son las formuladas por los denominados neoliberales, par�cularmente Friedman y Hayek, pero junto a las aportaciones de estos autores es obligatorio mencionar, por ejemplo, las realizadas por la Public Choice, amén de las corrientes de las que nos acabamos de ocupar. A todas ellas hay que añadir las elaboradas desde una perspec�va marxista, como es el caso de Miliband y O’Connor. En el ámbito de la polí�ca y la sociología, merecen un lugar destacado las contribuciones del estructuralismo francés, como son la de Poulantzas, y las pertenecientes a la Escuela de Frankfurt, en las que sobresalen Habermas y Offe. Reiteramos, estamos ante un conjunto muy diverso de teorías, pero coincidentes en enfa�zar las contradicciones de la acción estatal en un capitalismo maduro y democrá�co (González Temprano, 2008). El apoyo a la protección social del Estado explica, en buena medida, que las ins�tuciones se resistan a adaptar el sistema fiscal a la nueva realidad económica, con independencia de la idea que les merezca el aumento del gasto durante esos años, se sienten condicionadas electoralmente para aminorarlo, como también para incrementar los impuestos, más allá de que la medida resulte polémica en una fase recesiva. Si a esto se añade la contracción porcentual de los ingresos procedentes de la ac�vidad económica, parece razonable afirmar que la cultura económica y el marco polí�co favorecen la aparición del déficit y el recurso a la deuda para su financiación (parte de ella la pagarán las generaciones futuras, no los votantes actuales). Resumiendo, la vulneración del principio de responsabilidad fiscal y el ensanchamiento de la deuda pública durante los años setenta no son ajenos al ámbito ins�tucional, como ha enfa�zado la Public Choice, par�cularmente su figura señera J. Buchanan (González Temprano, 2008).
La intervención del Estado y la aplicación de polí�cas inequívocas y transparentes, especialmente en el campo fiscal, que debe fortalecerse día a día, son indispensables para reducir la desigualdad en los ingresos. El crecimiento económico por sí solo puede, incluso, generar situaciones de gran inequidad en la distribución de la riqueza (Pike�y, 2018)
La tesis de Pike�y (2018) contradice la creencia generalizada de los economistas neoclásicos liberales, quienes bajo las enseñanzas de la teoría neoclásica del equilibrio general walrasiano han sostenido que la libertad del mecanismo de los precios (entre muchas otras condiciones), debería permi�r la asignación pareto-eficiente de la riqueza, razón por la cual dicha teoría resulta ser neutra frente al problema é�co de la buena, mala o inequita�va distribución de los ingresos. De esta forma, la teoría del equilibrio general no puede admi�r una discusión teórica y é�ca de fondo sobre la distribución de los ingresos. La obra de Pike�y cues�ona así una de las creencias más arraigadas de la teoría económica dominante.
La ciencia económica, a diferencia de las disciplinas del ámbito natural, di�cilmente llegan a resolver debates surgidos de posiciones teóricas encontradas. Las pruebas estadís�cas que avalan una determinada teoría suelen ser poco robustas y la evidencia más concluyente es usualmente de carácter cualita�vo (Castañeda, 2010). Los consensos en economía se limitan a la explicación de pocos fenómenos, como sería la incapacidad del sistema comunista para producir innovación y sa�sfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos, o bien la importancia de una banca central autónoma para contener las presiones inflacionarias y reducir la frecuencia de las crisis.
CONCLUSIONES
La adopción de nuevas teorías produce un cambio consiguiente en los problemas disponibles para el análisis cien�fico y en las normas por las que la profesión determinaba qué debería considerarse como problema admisible o como solución legí�ma de un problema. Y cada una de ellas transformaba la imaginación cien�fica en modos que, eventualmente, deberemos describir como una transformación del mundo en que se llevaba a cabo el trabajo cien�fico. Esos cambios, junto con las controversias que los acompañan casi siempre, son las caracterís�cas que definen las revoluciones cien�ficas.
Las nuevas teorías implican un cambio en las reglas que regían la prác�ca anterior de la ciencia normal. Esto acepta el éxito del trabajo cien�fico realizado. Esto se traduce en que se cambian las reglas que se sujetaban a la inves�gación cien�fica y se considera que las nuevas teorías son suficientes en cuanto a su aceptación.
En caso que el quehacer cien�fico se yuxtaponga a las teorías existentes, da origen a nuevas ciencias, tal es el caso de la astrología con relación a la astronomía. Una nueva teoría raramente, o nunca, cons�tuye sólo un incremento de lo que ya se conoce. Su asimilación requiere la reconstrucción de la teoría anterior y la reevaluación de hechos anteriores; un proceso intrínsecamente revolucionario, que es raro que pueda llevar a cabo por completo un hombre solo y que nunca �ene lugar de la noche a la mañana.
La legi�mación futura de la ciencia está en proveer una base para el desarrollo social y económico, y contribuir al desarrollo económico como una fuente de competencia local, nacional, regional e internacional. Esto además congruente con la aceptación que �enen los aportes cien�ficos al mundo de las ac�vidades que las sociedades emprenden como unidades de generación de bienestar, ingreso y riqueza.
Las nuevas invenciones teóricas son los únicos sucesos cien�ficos que �enen un efecto revolucionario. Los hechos y las teorías cien�ficas no son categorías separadas, excepto quizá dentro de una tradición única de una prác�ca cien�fica normal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Dr. Rafael Alberto Castellot Rafful Docente IEE
Licenciado en Economía por la Universidad Autónoma Metropolitana, Maestro en Administración Pública por la Universidad del Valle de México y Doctor en Ciencias de los Fiscal por el Ins�tuto de Especialización para Ejecu�vos. Diplomado en Estudios de la Integración Europea, Colegio de México y Diplomado en Regulación, Secretaría de Economía. Ha publicado más de 40 ar�culos en periódicos y revistas especializadas. Es autor de varios libros, entre los que destaca “La Unión Europea: Una experiencia de integración regional”