Pacto global educativo
La mirada apreciativa y el principio de recursividad institucional para encarar el futuro con optimismo
A
ctualmente, las instituciones educativas están siendo azotadas por factores externos impredecibles y que cambian de manera acelerada. La comunidad educativa salesiana, ante esta nueva realidad llegada de manera inesperada y dolorosa, está demostrando capacidad de adaptación y responsabilidad sabiendo sobreponerse a las dificultades gracias a la fe y al conocimiento que atesoran. Nuestras instituciones, que por sus características metodológicas de enseñanza basada en la persona, se han convertido en un referente nacional de educación, realizan un constante ejercicio de mejora continua sustentados en diseños apreciativos (positivos), permitiendo con ello ofrecer a la comunidad estudiantil un modelo de institución en permanente evolución. Esta mejora permanente, -sustentada en el diseño apreciativo-, se caracteriza por poner en valor sus recursos humanos, permitiendo que estos se sientan válidos, útiles y proactivos, generando con ello un principio de recursividad institucional. Como menciona el gran pensador francés Edgar Morin: “Un proceso recursivo es aquél en el cual los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que les produce”. Instaurar un diseño recursivo que
8 Marzo 2022
valora las aportaciones de las personas, institucionalmente permite retroalimentarse e introducir en el sistema de gestión resultados de desempeño positivo que transita de lo lineal - desempeñar actividades laborales mecánicamente para cumplir con una norma- hacia un proceso o modelo circular, donde las mejoras en los resultados del desempeño generadas por las propuestas de los trabajadores auguran nuevas propuestas mejorando los resultados anteriores. Para lograr esta mejora continua, las instituciones educativas salesianas cuentan con personal proactivo que a lo largo de los años han desarrollado actitudes positivas capaces de predecir problemas, actuando antes de que puedan suceder. Asimismo, la posibilidad de mejorar institucionalmente a través de las aportaciones de sus trabajadores conlleva a que estos se sientan más apreciados y seguros en las funciones que desempeñan. Desde los inicios, Don Bosco confió en los jóvenes marginados y dedicó su vida a ofrecer posibilidades de crecimiento personal a aquellos en los que nadie más creía. Fue gracias al Oratorio y al Sistema Preventivo de Don Bosco que muchos de ellos salieron de la situación de pobreza en la que se encontraban pudiendo disfrutar de una vida digna para los cánones de la época. Hoy en día sabemos que confiar en las personas, tal y como lo hacen las instituciones salesianas, y tener pensamientos positivos como los que tuvo Don Bosco en su Italia natal que le permitieron