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Ya tocaba respirar. Josefina Fernández Diaz
Ya tocaba respirar
Josefina Fernández Díaz
Sabía que ya tocaba dar el salto mortal, el más difícil todavía, el tránsito hacia el otro lado de la frontera, imprescindible para mi continuidad existencial. Hasta ese momento, todo había sido a través de ella y en ella, a través de sus arterias vitales, de su cavidad generosa y protectora. Ya la luna me avisó de lo trascendental del momento, fue mi astral impulsora, mi luna lunera.
Había experimentado grandes cambios en ese espacio límbico. Había descubierto entre muros el murmullo de su voz única. La había mirado una y otra vez desde lo más íntimo de su ser. Sabía de su intuitiva intuición y de su juicioso juicio. De sus cavilaciones y preocupaciones ante la nueva situación venidera.
Aprendí a descubrir que la conexión que nos unía se iría transformando, que nuestra vida no es propiedad de otros, que vendrían muchos más tránsitos en nuestra relación afectiva. Compartimos el mismo cuerpo, pasé horas y horas mirando a través de ella. Ahora se aproximaba el momento de diferenciar mi perfil del suyo, la potencialidad ya estaba dada. Después aprendí con el tiempo que este vínculo de vida permanecería extramuros.
Aún recuerdo cómo me contabas, madre, la importancia de la adaptación. “Adaptarse es supervivencia, es evolución, es vida”.
Sabía que ya tocaba. Me susurrabas: “En la vida hay que tomar decisiones imprescindibles”. Esta era una de ellas, decidí nacer.
Esta fue la adaptación más importante y necesaria en mi vida, respirar por primera vez.
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