Dossier: Adictos a las series
The High Life and Hard Times of Charlie Runkle Carlos Velázquez 22
E
l agente literario que todo escritor desea revienta en la sexta temporada de la serie más provocadora y con los mejores desnudos de la televisión de paga. Californication, creación de Tom Kapinos, basada en gran medida en la figura de Charles Bukowski, cuenta con un escritor real dentro de su elenco: Evan Handler. Su primera novela, Time On Fire: My Comedy of Terrors, narra cómo a sus veintitantos años superó un cáncer de médula. Ahí la explicación para la calva perfecta que luce. Además es actor e interpreta a Charlie Runkle, agente del escritor Hank Moody. En una serie donde el protagonista es adicto al sexo, su representante no podía quedarse atrás, Runkle es un empedernido eyaculador precoz, adicto a la pornografía, a la masturbación y a las Suicide Girls. Desde su inicio, Californication se reveló como un instrumento de azote para las buenas conciencias. El columnista australiano del Herald Sun se ofendió porque una mujer disfrazada de monja le pegaba una mamada al protagonista en una iglesia. Sus opiniones al respecto provocaron que la organización cristiana Salt Shakers, también de Australia, enviaran cartas de indignación a los ejecutivos del Canal 10, quien transmitía la serie, y a los patrocinadores, lo que ocasionó que cincuenta compañías retiraran la publicidad a la televisora. Pero aquello apenas comenzaba. Se caería en peores excesos. Los más memorables, estelarizados por el calvo agente. Uno jamás imaginaría que de la pluma de Tom Kapinos, productor ejecutivo de Dawson’s Creek, en sus propias palabras «un placer culpable», saliera el excéntrico Charlie Runkle. Californication es un producto inacabado, que estructuralmente palidece frente a otras series (la referencia es irritante de tan obligada) como Los Soprano o The Wire. Esto se debe a que el conflicto principal, representado por Hank (el individuo) y Karen (la familia), no se resuelve. Lo que provoca que la historia resulte monótona en ocasiones, y hasta predecible. El happy end con que finalizó la primera temporada es decepcionante porque todo lo ambivalente en la serie se resu-
me en una postura ética (Hank pone a hibernar al monstruo sexual que lleva dentro para recluirse con su exesposa y su hija, hasta nuevo aviso). Con la saga en el naufragio, la responsabilidad de la serie recayó en Runkle. Sus desventuras son la auténtica picaresca del siglo xxi. Despedido por los incontables videos que evidencian que se masturbaba en la oficina en horas de trabajo (fue su secretaria quien lo traicionó, con quien llevaba una relación sadomasoquista); productor de porno (de la gran Vaginatown, en franca referencia a Chinatown) en la segunda temporada; asesino de un mico que no le permitía copular con una gemela; juguete sexual de la imponente Sue, otra agente literaria; y lo más extremo: legítimo esposo (y después exesposo) de Marcy: una chaparrita venenosa que se dedica al depilado femenino. Quien es adicta a la coca y se gasta todos los ahorros de la pareja en polvo. Sin sus personajes secundarios, Californication no hubiera sobrevivido más de dos temporadas. El peso que recayó en Runkle también fue compartido por otros. El mejor: Lew Ashby, productor de rock. Una especie de Rick Rubin pero sin las joterías que caracterizan a éste último. Consumidor de drogas, aficionado a las armas y cogedor compulsivo. Quien lamentablemente murió a finales de la segunda temporada. El otro personaje inolvidable es Richard Bates (presumiblemente calcado de Richard Yates, el autor de Vía Revolucionaria). Un older Hank Moody, bisexual y alcohólico, que contrae matrimonio con Karen. Y, por supuesto, igual de entrañables resultan los personajes femeninos. Madeline Zima (sí, la más pequeña de la serie La niñera); la abogada, Carla Gugino; y Addison Timlin, entre otras.
No importa cuánto languideciera la serie, siempre aparecía Charlie Runkle para salvarla. Como en la quinta temporada, en la que pasea en la parte trasera de una patrulla. Sube a una prostituta que cree es mujer, pero descubre que se trata de un travesti hasta que se la está mamando. Es bastante cómico atestiguar como entre gemidos y sollozos alcanza el orgasmo.
Aunque parezca una necedad (sabemos qué va a ocurrir, Hank intentará recuperar a Karen, esta lo rechazará, luego se reconciliarán, hasta que una nueva infidelidad de Hank los vuelva a distanciar), quienes no resistan la tentación de ver la serie completa, pueden estar tranquilos, que Charlie Runkle va a rockstarear más rudo incluso que el protagonista. Para mala suerte de la esencia rockera de Californication (que en capítulos anteriores contó con la participación de Sebastian Bach, ex vocalista de Skid Row, Marilyn Manson, y de Atticus Fetch), en la quinta temporada el invitado estelar es rza, el rapero miembro del Wu-Tang Clan. La serie toma entonces otro temperamento, sin embargo, no todo está perdido. Charlie Runkle una vez más salva la trama, al recibir por voluntad propia un disparo que iba dirigido a su representado. El rapero sospecha que Moody se acostó con su novia y planea matarlo. De entre todos los personajes, no cabe duda, al que más se le extraña es a Charlie Runkle. •
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