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Los dependientes Manuel

Grapain*

En muchas ocasiones la Fe entra por una cerradura atascada, si bien es cierto que no hay una combinación estándar, sí hay patrones sociales que facilitan su abertura y por esas pequeñas rendijas entra poco a poco de manera casi imperceptible en forma de humo; conforme se inhala brotan las lágrimas del desahogo (The Whale, U.S.A. 2021).

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Pero la Fe se manifiesta de diferentes maneras, no admite dudas es incuestionable, por ello para este profesor dicha Fe resulta inútil ante la evidencia del trabajo científico que transmite a sus alumnos, él sabe que enseñar a pensar no deja espacio para tal recurso, ¿cómo poner una calificación ante un acto de Fe?, ¿cómo evaluar la solución de un problema académico por medio de la Fe?, ¿cómo la fe puede ser el parámetro de un desarrollo intelectual?

El profesor nunca prende su cámara, los estudiantes no se cuestionan al respecto, tienen fe sobre su identidad, aunque la desconocen, lo que sí reconocen es su esencia sus palabras, pues sus conceptos son más fuertes que cualquier imagen que puedan construir.

Estamos a una semana del triste desenlace y quien lo cuida asume su carácter protector, aun cuando sabe que el del profesor es un caso perdido, quien en todo momento espera el final; se ha generado una mutua empatía una relación tan familiar como de quien depende tu vida, en más de una ocasión la cuidadora debe tomar decisiones incluso violentas para salvarle; a estas alturas la mórbida obesidad del profesor no ayuda al buen funcionamiento de ninguno de sus órganos.

Esa tarde, algo le impide respirar y es la visita inesperada de un apóstol de alguna secta “divina” quien lo salva, leyéndole los párrafos de un escrito que lo relaja, es la descripción de un abandono, es un texto difícil de tragar, pero confortante una vez que se asimila ¿Qué parte de este entra a sus oídos como el humo de la fe?, sin duda es un texto maravilloso.

Al día siguiente alguien toca la puerta, está abierta y la empuja, el plano lo cruza una hermosa joven con el gesto duro y con el reclamo a flor de piel; es su hija adolescente a quien no ve desde hace ocho años, pues su propia madre se lo ha impedido; una mezcla de verdades a medias acomodadas al gusto e intereses personales separaron sus caminos, pero es gracias a esta visita que los misterios y las razones se develan; él siempre le siguió enviando dinero aunque nunca llegó del todo, siempre mantuvo la conexión aunque fuera intermitente.

No había sido fácil para el profesor aceptar su homosexualidad, pero una vez en ese barco le fue imposible bajar, habría sido necesario aventarse a un mar en el que no sabía nadar. Su hija más que asco le tiene lástima, aunque no lo exprese de esa forma, en estos últimos días juntos se dan a la tarea de conocerse profundamente con todo lo que ello implica, aceptar que el otro no es perfecto es una labor difícil cuando hay tanto por hacer con tan poco tiempo.

@mr_manugz

Las visitas del sectario se repiten, siente que su presencia alivia el corazón del profesor y de los que ahí habitan, sin proponérselo allana el canal de comunicación entre la joven y él, con esto se sella el pacto de reconciliación que da como resultado un proceso creativo, base del reconocimiento entre ambos.

La sublimación inicia, sentir que algo de lo que uno hace tiene sentido deja un impacto en los demás, aligera la carga emotiva. El profesor identifica el legado que ha dejado en su hija cuando es a través de ella que sus acciones han valido la pena, a toda acción corresponde una reacción, en este caso la empatía.

La meta está cumplida, las aguas se han calmado, algunos caminos han llegado al fin, otros se abren al horizonte, la verdad como siempre se impone y la justicia encuentra su balance. La vida es una consecución de encadenamientos dependientes unos de los otros, eslabón tras eslabón.

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