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6.3. Dimensión relacional

El interlocutor de este autoinforme, además del propio docente, sería el responsable académico que coordine el equipo al que este docente pertenece. Esta figura revisaría con el profesor o profesora el análisis y las propuestas de mejora que de él se deriven, y realizaría un seguimiento al final de cada curso o del período que se considere adecuado para poder valorar los cambios previstos. Sería también tarea de este responsable ensamblar las aportaciones de cada docente en un plan conjunto de nivel, ciclo o etapa.

El objetivo no es otro que ir promoviendo una cultura de la evaluación de la enseñanza que contribuya a una escuela transformadora en la que el compromiso individual cobra sentido al formar parte de un proyecto global compartido.

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Esta dimensión se plantea cuestiones del tipo siguiente: ¿Cómo gestionar el colegio como un espacio de relaciones: profesor-alumno, alumno-alumno, profesor-profesor, profesor-familia, etc.? ¿Qué hacer para mejorar el impacto social de la escuela? ¿Cómo mejorar el entorno desde el colegio?

Sin duda, la escuela es un espacio de relaciones, y las relaciones no se pueden gestionar del mismo modo que se gestionan los procesos. Si las relaciones surgen del propio ser de las personas, estamos hablando de algo que tiene que ver con el concepto de persona y de su dignidad. En la base del mar de relaciones que se dan en la escuela están los ideales del proyecto, y en la base de los ideales del proyecto está el ideal de persona, es decir, una concepción antropológica, con todo lo que esto aporta a la propia visión de la educación integral, ahora tan aclamada como signo distintivo en cualquier modalidad de educación.

A menudo nos ocurre que no nos detenemos a reflexionar sobre este tema, ni tampoco nuestra formación nos aporta respuestas a una cuestión que es compleja, por lo que dejamos que se establezcan en la escuela las mismas urgencias, estilos y talantes que se imponen fuera de ella, con las deformaciones propias del momento que nos toca vivir. La pérdida del foco sobre ese ideal de persona (no definido o limitado a una miope enumeración de valores) hace que a veces se olvide que todos los integrantes del centro (alumnos, educadores, personal de administración y servicios, equipo directivo, familias, etc.) viven la misma necesidad de hallar el clima del que surja, de manera natural, un determinado estilo de relaciones que nos constituyan como personas y nos hagan crecer en todas sus dimensiones.

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