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FORMADOR DE DOCENTES
FORMADOR DE DOCENTES Un compromiso histórico en la adversidad presente
Mtra. Gloria Angélica Guzmán Reye Catedrático del Centro Regional de Educación Normal
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En la actualidad ser docente formador de docentes tiene un sinfín de implicaciones que si bien es cierto no son nuevas, a raíz de los cambios y la trasformación de la educación exige una constante actualización y adaptación a la diversidad presente en las aulas, así como a la competencia académica, tanto a nivel personal, institucional, curricular y social.
Una de las principales exigencias es a nivel personal como “Ser
Docente” tiene que ver con el compromiso histórico que el docente formador ha ido adquiriendo a través de los años, en el que se pone en juego la capacidad personal de reaccionar y actuar a la trasformación de la educación en el nivel superior; para la formación de los futuros docentes y que se vuelve ejemplo del hacer, impactando en el proceso de construcción del docente en formación, en este intercambio de experiencias formadoras no solo intervienen los conocimientos, sino también: sentimientos, emociones y valores, que posibilitan la creación de ambientes de aprendizaje en el que al interactuar se manifiestan los saberes de cada actor educativo desde su posición, influyendo en este, procesos de enseñanza aprendizaje, las vivencias positivas o negativas que cada uno desde su rol haya experimentado, desarrollando así capacidades que permitan tomar las oportunidades para mejorar las condiciones y poder generar comunidades de aprendizaje sólidas, equilibradas y enfocadas en el desarrollo de habilidades y capacidades en su área de competencia, en el que el docente formador de docentes sea capaz de entregar lo mejor de su ser y actuar en cualquier contexto, circunstancia y momento para dar respuesta educativa sin importar las adversidades presentes en la vida académica de sus alumnos.
La institución es otro de los principales actores en este proceso de formación, pues le corresponde generar las estrategias para fortalecer la formación de los futuros docentes, desde el ámbito curricular, plantilla docente, áreas de especialización e infraestructura, las autoridades educativas son los responsables de generar los puentes de comunicación y experiencia y del impacto del currículo en la comunidad que se está formando, así como el desarrollo y aplicación de planes y progra-
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mas en el que se evidencian los cambios y transformaciones en el hacer para mejorar, desarrollar las competencias y lograr en los docentes en formación los perfiles educativos deseables para dar respuesta de calidad educativa a la exigencia actual, además de ser el filtro principal para la trasformación en la educación desde la formación de los docentes.
La exigencia social actual de ser docente formador de docentes tiene un mayor compromiso dado que la figura de docente se ha diversificado a través de los años y las concepciones que la sociedad hace de este rol son diversas y las circunstancias actuales han generado a nivel social cierta adversidad en el hacer del docente en las aulas y que se ha vuelto en nuestro presente hasta cierto punto hostil para todo docente, pero más para los docentes formadores de docentes, debido a que se evidencia un proceso académico formativo que tiene el impacto en la educación básica y que vista desde los ojos externos (sociedad) quienes no conocen la realidad educativa que se vive en las aulas ponen en duda la capacidad de ser y actuar de los docentes, que pasaron por un proceso de formación que les dotó a través de la experiencia y práctica saberes en el que desarrollaron habilidades y competencias que les permiten realizar su trabajo con un alto sentido de responsabilidad y compromiso pese a las condiciones circunstanciales que se vivan.
Es importante resaltar que las condiciones juegan un papel importante y que como dicen “El suelo no está parejo para todos” y al no ser así saltan a la luz las diferencias sociales, económicas y emocionales que cada uno carga y que es ahí donde esa capacidad de adaptación tiene que salir a flote, donde las competencias adquiridas y desarrolladas tanto curriculares, personales y emocionales en los procesos académicos fortalecen el hacer y el actuar del docente y que nos permitirá ir cambiando la visión que en la actualidad momentánea se está teniendo de los docentes. Si bien es cierto que como docentes formadores de docentes nos pega la adversidad también es cierto que el docente siempre ha gozado de un prestigio y un aprecio histórico por su hacer, por el impacto de este en la vida de las personas y que no se ha dado de la noche a la mañana sino que se ha forjado desde su formación, porque la mayoría de los docentes imprimen en su ser y hacer docente: vocación, pasión y amor por su profesión y que se ha dado de generación en generación en un proceso de formación, cuidado, actualizado y focalizado a la exigencia educativa presente y que ante la adversidad que se vive el docente formador de docentes tiene el compromiso de asumir los retos (personales, sociales y emocionales) que implica la formación de los futuros docentes con su actuar, ser y hacer para dar respuesta de calidad a la demanda y diversidad educativa que se presente.
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