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Sesión 4 Economía del cuidado, uso del tiempo e igualdad de género

6 horas

Objetivo

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Identificar la economía del cuidado y el uso del tiempo en ámbitos públicos y privados de la vida cotidiana de las mujeres.

Contenidos básicos

El cuidado es requerido para la supervivencia cotidiana de las personas. El trabajo de cuidado se refiere a todas las actividades que tienen como objetivo nutrir a las personas, en el sentido de dotarlas de los elementos físicos, afectivos y simbólicos que necesitan para vivir en sociedad. Cuando el foco se pone en los aspectos de estas actividades que generan o contribuyen a generar valor económico, se habla de economía del cuidado.

El trabajo de cuidado incluye el que se realiza de manera no remunerada al interior de los hogares, el que se realiza en ámbitos comunitarios y públicos, e incluso el que se contrata y paga en el mercado. En nuestra cultura, generalmente este trabajo es realizado por mujeres, no es remunerado y tampoco representa un valor social, lo cual es una de las razones más fuertes de la persistencia de la subordinación económica de las mujeres.

Como lo anota Amaia Pérez Orozco (2011), el trabajo de cuidado no remunerado constituye la base invisible del sistema económico porque no hay datos ni conceptos que lo definan, no hay derechos para quienes lo realizan, no hay regulaciones ni negociaciones que lo vigilen y no tiene valor social reconocido. Sin embargo, los cuidados no remunerados son parte del sistema económico porque son parte del bienestar, son trabajo y son un elemento esencial para el funcionamiento del mercado19.

En los análisis de economía del cuidado se han considerado los arquetipos de mujeres y el tiempo, detectando una “intensificación de género” en ciertos momentos del ciclo vital en donde los roles y estereotipos tradicionales de sumisión, abnegación y renuncia se vuelven rígidos y se consolidan como condición emblemática de las mujeres, como es el caso de las mujeres que ingresan al matrimonio y la maternidad20, cuyas actividades demandan todo su tiempo, sin tiempo disponible para otras actividades. Las mujeres que se encuentran en esta situación, especialmente las más pobres, no tienen la opción de trabajar menos horas al día y, por tanto, ven limitadas sus capacidades de realizar actividades importantes como descansar, recrearse, educarse o construir capital social, entre otras, lo que puede afectar seriamente sus capacidades presentes y futuras21. Lo que lleva a relacionar la pobreza de tiempo a la invisibilidad de la economía del cuidado no remunerado.

En este sentido, Freysinger y Flannery (1992) afirman que el tiempo elegido libremente por las mujeres es de por sí un acto de resistencia y conduce al empoderamiento por el sólo hecho de ejercerlo, lo que puede llevar a la construcción de alternativas de feminidad22.

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