Guía de Educación Inclusiva. Paraguay
¿Cuánto tiempo debemos implementar las adecuaciones curriculares? Debemos implementarlas durante el tiempo que el alumno las requiera. El seguimiento es vital para verificar que las mismas estén cumpliendo su función. ¿Podemos retirar o suspender las adecuaciones curriculares significativas? Para suspenderlas o retirarlas, debemos constatar que el alumno ha superado la propuesta de ajustes. Debemos proceder a analizar con el equipo técnico institucional, cuyas decisiones deben ser registradas como parte del antecedente del estudiante. ¿Podemos aumentar los ajustes significativos? Sí, podemos, siempre y cuando aseguremos que, con esos ajustes, estamos equiparando en oportunidades y condiciones. Los ajustes curriculares hacen a un derecho. No se ejecutan sólo en un tiempo específico, para luego ser retirados, con la idea de que sólo se los implementa «mientras tanto el alumno se nivele». Tampoco es cierto que los ajustes se implementan hasta tal o cual nivel de escolarización. Los ajustes son un derecho para la garantía de la participación y el aprendizaje, razón por la que deben ser implementados en el momento que sea, y por el tiempo que requiera cualquier estudiante, independientemente de su condición.
1.6. La Evaluación La evaluación es uno de los elementos del currículum que fomenta un mayor nivel de justicia y equidad o de discriminación, según el concepto y la actitud del docente. En este apartado, resumimos las características de la evaluación desde la propuesta del mec, en el marco de sus Fascículos de Evaluación, publicados en el año 2011, los cuales presentan muy buenas estrategias para garantizar la equidad en la valoración de los aprendizajes. El desafío de una institución educativa reside en la definición de criterios de equidad y de oportunidades a la hora de evaluar y plantear los ajustes necesarios según las características de los alumnos. La evaluación es un proceso que permite obtener la información del alumno y del propio sistema educativo. Del alumno, para conocerlo y detectar sus necesidades de apoyo; y del sistema, para identificar las barreras que impiden que aquél participe, aprenda, se relacione y progrese. Una vez que contamos con la información necesaria, debemos interpretarla, contextualizándola, teniendo en cuenta la realidad tanto del alumno como la del sistema educativo. La interpretación nos llevará a formar juicios de valor con respecto al proceso particular de cada alumno, y a la toma de decisiones pertinentes para dar una respuesta educativa eficaz y eficiente, que acompañe el ritmo de aprendizaje individual y colectivo.
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