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GUILLERMO A. TENORIO CUETO

FORMACIÓN PROFESIONAL CONTRA LA CORRUPCIÓN

Un adecuado camino formativopuede incidir radicalmente en alejar a la persona del mayor mal que afecta al país, ¿pero son necesarios los estímulos interiores para que la separen de este fenómeno ilegal?

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GUILLERMO A. TENORIO CUETO

Director del Posgrado de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana. Fundador del programa de Maestría en Anticorrupción. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Fue designado por el I Congreso de la CDMX como miembro del Comité de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema local Anticorrupción.

Hace unos días se publicó la Política Nacional Anticorrupción, la cual tiene por objetivo plantear un diagnóstico claro de la problemática que enfrenta nuestro país en la materia y definir diversos ejes de acción, medibles y evaluables, que permitan, en principio, terminar con el flagelo que azota a México desde hace décadas 1

y que en los últimos años dejó de costarnos sólo dinero para comenzar a costar vidas 2 . Llama poderosamente la atención que en los diagramas, diagnósticos, estudios y demás documentos se trabaje escasamente en la formación de valores cívicos que nos alejen de la misma. Es más, en la política nacional antes comentada, ninguno de sus cuatro ejes prioritarios está destinado a ello. 3

Es decir, todo parece indicar que dicha política diagnostica el problema, lo entiende desde una perspectiva reactiva, pero no acude a las causas remotas para generar un cambio radical en el futuro. En otras palabras, es una visión paliativa que tendrá escasos resultados en el largo plazo.

Para dar luces sobre la solución del problema habría que preguntarnos cuál es el origen de la corrupción, siendo que la respuesta siempre la encontramos en la persona. La corrupción no es un concepto teórico sin raíces concretas, por el contrario, ella encuentra su principal manifestación en el acto de corrupción que está ceñido a una persona determinada. “El corrupto es alguien que, por obtener un beneficio personal a costa de bienes públicos, genera una deseconomía general, una pérdida general de eficiencia del sistema….es quien actúa injustamente, aquel que va contra del orden establecido en la ley y usurpa para sí mismo lo que no le es propio.” 4

En ese sentido, si afirmamos que la raíz de la corrupción se encuentra en la persona, es necesario preguntarnos si es posible incidir positivamente en la formación de la misma a efecto de generar estímulos interiores que lo separen de la pendiente de la corrupción. En otras palabras, podríamos afirmar que un adecuado camino formativo puede incidir radicalmente en alejar a la persona de la corrupción.

Pero este camino formativo ¿en qué se traduce de manera concreta? Podríamos llevar al extremo la respuesta y señalar que el combate a la corrupción empieza desde la infancia, en casa, con el cultivo de virtudes 5

y el ejemplo del núcleo familiar, pero ello será motivo de otro trabajo. Ahora, nos centraremos sobre la posibilidad de formar a profesionales que se encuentran en el ámbito laboral tomando decisiones que pueden correr el riesgo de caer en la trampa de la corrupción.

Ante ello, cabría preguntarnos si bastan unos cursos para transformar a una persona y que no caigan en la trampa de la corrupción. Es pertinente señalar que la elaboración de programas formativos de anticorrupción por sí sola no soluciona el problema. En innumerables ocasiones hemos atestiguado el diseño de sendos programas de ética o de fundamentos de ética en donde se busca enseñar la importancia de esta materia, teniendo como objetivo principal que el alumno erradique la idea de la corrupción. Desafortunadamente, ello no proporciona los efectos deseados, pues “la ética no se aprende en conferencias, libros o papeles. Se aprendeen las personas…”. 6 Lo anterior cobra sentido cuando lo radicamos en la infancia. No hay me

1 Cfr. CASAR, Ma. A. México: Anatomía de la corrupción, 2ª ed. Mexicanos contra la corrupción, México, 2016 2 CNDH. Comisión Nacional de Derechos Humanos. Recomendación 31VG/2019, dirigida a la Secretaría de Educación Pública (SEP), al Gobierno de la Ciudad de México (GCDMX) y la alcaldía de Tlalpan. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-11/Rec-2019- 31vg.pdf. Última consulta el 26 de febrero del 2020. 3 Se recomienda particularmente el apartado dedicado a “Prioridades de política pública”. Disponible en: http://www.dof.gob.mx/2020/SESNA/PNA. pdf. Última consulta el 27 de febrero del año 2020. 4 Cfr. ROMERO GUDIÑO, A. Control parlamentario de la fiscalización y agenda para la política de combate a la corrupción. Cámara de Diputados LXIII Legislatura. México, 2017 5 Sobre el particular baste recordar al mundo helénico hablando sobre las virtudes humanas y su cultivo para concretar mejores personas y por ende mejores ciudadanos. Cfr. ARENDT, H. La condición humana, Paidos, Barcelona , 1993. 6 ARGANDOÑA, A., La ética se aprende haciendo, IESE, Navarra, 2017. Disponible en: https://blog.iese.edu/antonioargandona/2017/12/06/la-etica-se-aprende-haciendo/. Última consulta el 28 de febrero de 2020.

jor ejemplo que un núcleo familiar que se conduzca éticamente. Pero como se insistió, esa parte de la enseñanza no es nuestra materia, así que decir que la ética se aprende de las personas nos conduce a un doble problema, pues todo pareciera indicar que de nada servirían los cursos de ética si no viene acompañado de una persona que dé ejemplo y que pueda suponer una guía de actuación. Con ello, cualquier intento académico vinculado a la enseñanza del combate a la corrupción parecería estéril. “La ética funciona cuando la practicas, te das cuenta de que tiene sentido. Quizás no era tu primera prioridad, pero funciona. Y si perseveras, mejorarás”. 7 El diseño, estructura de programas de enseñanza en materia de combate a la corrupción deberá encontrar su asidero en la práctica. Y ello, ¿cómo se traduce en una metodología de aprendizaje? ¿qué metodología de enseñanza puede brindar esa formación a los alumnos? Sin lugar a dudas, la metodología del caso. Si las personas no empiezan en ese primer laboratorio que es el aula a concretar en casos reales que el camino de la ética es un camino que nos conduce a buen puerto, difícilmente encontrarán la pertinencia y la conexión de esta materia en sus vidas. En ese sentido el método del caso “se trata de un ejercicio vivencial basado en situaciones extraídas de la realidad… que permite a los participantes desarrollar un diagnóstico sobre cada caso particular y determinar alternativas de solución. Esta metodología permite perfeccionar las habilidades directivas de los participantes en la toma de decisiones”. 8 Así, el programa académico a diseñar deberá estar radicado en esta metodología que le permita al alumno interiorizar el conocimiento a partir de la experiencia viven

cial. Para profesionales tomadores de decisiones es indispensable que conozcan los fundamentos del combate a la corrupción sí, pero es más indispensables que aprendan a vivirlos. En ese sentido, el método del caso contribuye a esa experiencia vivencial. Claro está que el diseño de los programas de formación en la materia tendrá como principal eje transversal la ética en el desempeño de las labores profesionales, así como de su aplicación y resultados en la implementación de políticas y procedimientos al seno de las organizaciones. Para concretar lo anterior debemos hacer énfasis en que todo programa de formación sin este componente transversal, sólo quedará reducido a un mero ejercicio informativo que no prospere en la mente de los participantes y mucho menos que se interiorice como parte de su vida misma.

Así como la ética y el método del caso constituyen los dos asideros de todo programa formativo en materia de anticorrupción, también es relevante componer un currículo que atienda el programa de manera integral, es decir una visión de 360° del problema. Llama poderosamente la atención que buena

parte de los diplomados, cursos, talleres y, en general, la oferta que existe en nuestro país vinculado a la formación anticorrupción esté centrada sólo en conocimientos de la experiencia pública, es decir, programas que atienden el combate a la corrupción sólo desde la óptica pública sin tomar en cuenta que “los actos de corrupción se dan entre actores públicos y privados y también entre actores privados sin la intervención de funcionario alguno”. 9 Esto se vuelve particularmente sensible cuando capacitamos o formamos con un enfoque eminentemente público, pues significaría descuidar que al menos en nuestro país ocho de cada 10 empresas han padecido de corrupción corporativa al seno de sus organizaciones 10

, lo que fortalece la idea de que toda formación en materia de combate a la corrupción debe tratarse con un enfoque dual, es decir atendiendo el fenómeno público y privado de la misma manera, pues de otra forma los participantes en el proceso de formación quedarían con una visión restringida del problema generando un sesgo temático que implicaría suponer que sólo en el sector público se llevan a

7 Idem. 8 Sobre el particular el Instituto Panamericano de alta dirección de empresa (IPADE) ha profundizado ampliamente. https://www.ipade.mx/ipade/metodo-del-caso/ . Última consulta el 26 de febrero del 2020. 9 Cfr. CASAR, M. op. cit. p.35 10 Idem

cabo actos de corrupción y que el sector privado se mantiene como una especie de víctima de ello. Cabe recordar que 1 de cada 5 empresas en México reconoce no haber llevado un ejercicio de identificación y evaluación de riesgos de fraude interno. 11

Y por si fuera poco, más de la mitad de las empresas en México “no hicieron públicas sus políticas de integridad y aquellas que sí lo hicieron no cumplieron con todos los componentes evaluados evidenciando un bajo nivel en términos de integridad corporativa”. 12 De igual manera, hemos detectado que la oferta académica en nuestro país se reduce casi en su totalidad a enfocar el problema desde la óptica nacional como si el problema naciera y muriera en México. Si la formación en materia de combate a la corrupción no permite al participante ver que la corrupción, en un mundo tan interconectado es un fenómeno global, que implica redes globales y que, por lo tanto, en muchas ocasiones las soluciones tienen que ser globales, el programa quedará reducido a una visión muy pobre que no formará ni incidirá de un conocimiento panorámico sino que reducirá al alumno a buscar soluciones que en muchas ocasiones no tendrán resonancia por su falta de visión de conjunto. 13 Sabemos que existen algunos elementos adicionales de carácter técnico en la formación de estos programas formativos de profesionales en materia de combate a la corrupción. Para efectos de este trabajo hemos querido sólo precisar algunos que nos parecieron relevantes y que pudieran abrir la discusión para generar un estándar de impacto en la formación de las personas. Estamos convencidos, luego de una revisión pormenorizada de toda la oferta académica que existe en Hispanoamérica y en algunos países del hemisferio norte, que carecer de los elementos descritos no contribuye significativamente a que las personas interioricen la eficacia del comportamiento ético y anticorrupto en las organizaciones por lo que consideramos que serán buenos esfuerzos, pero que no marcaran un cambio significativo que contribuya al combate a la corrupción.

El combate a la corrupción empieza desde la infancia, en casa; con el cultivo de virtudes y el ejemplo del núcleo familiar.

11 Idem 12 Sobre el particular revisar: Segundo informe sobre integridad corporativa, USAID-MEXICANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN y TRANSPARENCIA MEXICANA, México, 2018, p. 31 13 En ese sentido podemos referir que: “la corrupción tiende a incrementarse en períodos de rápido crecimiento y modernización como consecuencia del cambio de valores, las nuevas fuentes de riqueza y poder y la paralela expansión de la administración. La relación entre las oportunidades políticas y las oportunidades económicas de un país también aumentan los riesgos sobre la corrupción.23 Ahora la corrupción no es un problema que involucra a dos individuos, sino a grupos que, desde la perspectiva macro, generan grandes efectos lesivos a la economía de una nación” Cfr. HÜBBE CONTRERAS, T. La corrupción ante una sociedad globalizada, DIKE, México, 2014. Disponible en: file:///C:/Users/gtenorio/Downloads/Dialnet-LaCorrupcionAnteUnaSociedadGlobalizada-6622338.pdf . Última consulta el 28 de febrero de 2020.

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7. 8. ARENDT, H. La condición humana, Paidos, Barcelona , 1993. ARGANDOÑA, A., La ética se aprende haciendo, IESE, Navarra, 2017. Disponible en : https://blog.iese.edu/antonioargandona/2017/12/06/la-etica-se-aprende-haciendo/ . Última consulta el 28 de febrero de 2020. CASAR, Ma. A. México: Anatomía de la corrupción, 2ª ed. Mexicanos contra la corrupción, México, 2016 CNDH. Comisión Nacional de Derechos Humanos. Recomendación 31VG/2019, dirigida a la Secretaría de Educación Pública (SEP), al Gobierno de la Ciudad de México (GCDMX) y la alcaldía de Tlalpan. Disponible en : https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-11/Rec-2019- 31vg.pdf . Última consulta el 26 de febrero del 2020. HÜBBE CONTRERAS, T. La corrupción ante una sociedad globalizada, DIKE, México, 2014. Disponible en: file:///C:/Users/gtenorio/Downloads/Dialnet-LaCorrupcionAnteUnaSociedadGlobalizada-6622338.pdf . Última consulta el 28 de febrero de 2020. Política Nacional Anticorrupción 2020. “Prioridades de política pública”. Disponible en : http://www.dof.gob.mx/2020/SESNA/PNA.pdf . Última consulta el 27 de febrero del año 2020. Segundo informe sobre integridad corporativa, USAID-MEXICANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN y TRANSPARENCIA MEXICANA, México, 2018 ROMERO GUDIÑO, A. Control parlamentario de la fiscalización y agenda para la política de combate a la corrupción. Cámara de Diputados LXIII Legislatura. México, 2017

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