4 minute read

Jaco “Los Misterios”

visible, es activo y disonante en lugar de conmemorativo o romántico. Anima las señales que generan interferencias en los códigos dominantes. Lost and Found continúa enfocándose en los grupos de idiomas y sus hablantes, pero ahora incluye idiomas que podrían ser hablados en el presente y en el futuro. Como para reforzar la fisicalidad de estos posibles retornos y supervivencias, una línea de osciloscopio verde que se flexiona rastrea el sonido producido por las oclusivas, fricativas y aspiraciones sonoras. Esta onda en movimiento también actúa como sinécdoque, una figura retórica de pensamiento que consiste en designar una cosa con el nombre de otra con la que existe una relación de inclusión, para el campo de la tecnología; aunque es la producción de una cultura prevaleciente y aplastante, también opera como una plataforma utilizada por los excluidos y marginados para la agencia y la expresión. La tecnología permite escuchar las voces de los muertos. Al ser escuchadas, estas voces regresan a los vivos para articular los mapeos y vivencias particulares de los mundos que estos lenguajes describen y contienen. Lost and Found es un collage de audio de voces que recitan anécdotas, canciones y recuerdos en veintitrés idiomas diferentes. Las voces grabadas van acompañadas de subtítulos y una línea oscilante que visualiza las ondas sonoras. De este modo, los espectadores acceden a los diferentes mundos de los hablantes y están conectados a ellos a través del tiempo y el espacio, a través de la experiencia física del sonido. ILUMINACIONES

En su video Illuminations (2018), que se proyectó en una pantalla enorme, tanto las imágenes como las palabras carecen de definición. La incapacidad de un grupo de testigos para explicar sus encuentros con globos luminosos no identificados se corresponde con un flujo borroso en tonos de azul turquesa, un color en el borde del espectro visible. La banda sonora mezcla voces humanas con sonidos producidos por instrumentos científicos utilizados para “traducir” la luz cósmica que ha viajado a través del espacio y el tiempo desde el Big Bang. Ocasionalmente, se pueden escuchar los sonidos del código Morse de un soñador lúcido que dice “Estoy soñando, estoy soñando” (la misma grabación que utilizara Hiller en su instalación Dream Screens).

Advertisement

Susan Hiller, transmisiones de otros mundos.

JACO “LOS MISTERIOS” (Màgia Roja, 2021)

Por Antton Iturbe

¿Quién es Jaco? ¿qué es Jaco? Deseo poder explicarlo. Necesito hablar y escribir sobre este disco. Es un deseo ardiente que no puedo apaciguar. Pero me pregunto si cada escucha no hace más que aumentar la incertidumbre, el misterio y la profunda extrañeza de su música y en definitiva de su inabarcable personaje. No hallo las palabras para definirlo, no sé por dónde empezar ni qué forma darle. No sé que contar. ¿Tengo algo que contar? ¿Se puede decir algo sobre este objeto arcano que tengo entre las manos? ¿sobre estos gemidos y blasfemias de ultratumba que emanan de sus surcos? La duda me paraliza. Debo vencer el terror a dar el paso, a cruzar el umbral que conduce a un mundo inhóspito que siempre ha estado en mi. Solo así es posible entrar en “Los Misterios” y escucharlo, quizá mejor vivirlo, y poder contarlo. No hay otra alternativa. H.P. Lovecraft decía que el miedo es nuestra emoción más antigua e intensa. Y entre todos los miedos, el más antiguo e intenso es el que tenemos a lo desconocido. Recuerdo estas palabras y pienso también en ese fantástico ensayo de Mark Fisher titulado “Lo Raro y Lo Espeluznante”; las fuentes primigenias del terror. Se cuenta que lo raro es aquello que aún resultándonos familiar, nos asusta porque no se ajusta a nuestra percepción natural. Nos parece físicamente erróneo e imposible y nos incomoda. Lo espeluznante sugiere lo absolutamente desconocido. Es un negativo de lo real, de lo que percibimos como real. “Una presencia cuando no debería haber nada o una ausencia cuando debería haber algo” nos dice Fisher. Ambos nos empujan a sentir que nos enfrentamos a una experiencia para la que no estamos preparados. Surge el miedo más irracional.

Todo comienza con el sonido de una procesión. Tambores, campanas y una trompeta lánguida que parece llamar a las puertas del abismo. Alguien habló, acertadamente, de Josetxo Anitua o de Alan Vega al mencionar a Jaco. Crooners del delirio. Oleadas de ruido electrónico lascivo que se sienten como latigazos. “Nos enviaron a las tierras del Sur…inventaron un desierto para hacernos trasnochar”. Condenados al exilio, sin posibilidad de resistirnos. “Hoja de Ruta gastada…Falso…Falso” Sobran las brújulas, es hora de destruir nuestros viejos mapas para empezar de nuevo. Es una transformación en un nuevo y extraño cuerpo, o puede que en una espeluznante ausencia de cuerpo. Hay ecos de un dub enfangado que empieza a invadir nuestras “cabezas de hombre vacías” para llenarlas de imágenes de pesadilla; de nuestras más intimas y queridas pesadillas. Mutamos. Nos transformamos para dejar atrás esta dimensión. Más allá de la muerte, de esta muerte. “… no sé agarrar la pluma estilográfica con mi tentáculo. Enséñame a firmar, llévame a tu sala polivalente”. Un dislocado ritmo de hip-hop herido, avanza torpe. Baila, puede bailar a su manera y hacernos bailar con él. “Quiero perderme en tu cuerpo...y no volver a mi misma. Solo en tu cuerpo estoy viva” Ya está en nosotros. Nos necesitamos mutuamente. Jaco ha abierto dimensiones desconocidas en nuestro interior, raras y espeluznantes; siempre temidas. Las habita y nos invita a habitarlas con él. “Como por un laberinto… sin regreso”. Es un reto para dar el paso. Llegar, llegar por fin, convertidos en un ente incorpóreo. Así suena ya un

This article is from: