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Quién ramo pone...
from GASTROLECTURAS VOL 3
by um395
Francisco J. Navarro.
Ando siempre husmeando las memorias de la gente. Es así que revisando notas de hace tiempo encontré unas hojas no olvidadas. Irá para un lustro que de cena y vinos en el Casino de Cehegín, mi amigo Rafa Lorencio me contó que por 1970 aún llegó a ver una escoba de bruja. Fue en la ya desaparecida Venta de Luis, en la pedanía de Valentín. Allí, con una escoba de bruja de pino en la puerta, aún anunciaban la salida del vino nuevo. Costumbre esta secular que he visto en furanchos gallegos y en las tabernas heuriger vienesas. En los primeros, la rama es de laurel y anuncia que el vino excedente del consumo propio se pone a la venta. En el norte de Viena, en el barrio de Grinzing, se anuncia el vino nuevo con una rama de pino en la entrada.
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En España, desde la Edad Media, anunciar con arbóreas enseñas el lugar de venta de vino permitía a las autoridades recaudar impuestos. Casi siempre el reclamo era una rama de pino, aunque existían variantes locales. En Valencia era el naranjo, en Castellón no podía ser de árbol frutal, por Galicia siempre había laurel y por Segovia una gavilla de sarmientos. De esto, refranes hay: –Quien ramo pone, su vino quiere vender. –No vayan a poner ramo donde no hay taberna. -El buen vino, sin ramo se vende.
En Rosalinda escribió Shakespeare: “el buen vino no necesita de ramas, ni la comedia buena necesita de epílogos. Aún así, le ponen ramos al buen vino”. Fernando de Rojas en La Celestina quiso que Sempronio preguntara: ”-¿Pues crees que podrás alcançar algo de Melibea? ¿Ay algún buen ramo?” Y así, bebiendo vino nuevo llegamos por caminos de huerta a Murcia. En 1895, Díaz Cassou escribió en su cuento en panocho Las plagas é las biñas: “Le dijo el Señor a San Pedro: mi condición no me permite entrar ande aya ramo; pero entra tú, si quies, con tar de que no bebas vino”.
Y en este nuestro andar por siglos llegamos al municipio mallorquín de Santa María del Camino. Población que ha recuperado en su Festa del vi novel la costumbre de la rama de pino. Los festejos dan comienzo con un carro cargado de ellas que se reparten entre los bodegueros.
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