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El gastroviajero en Ecuador.
from GASTROLECTURAS VOL 3
by um395
Encarna Zamora Navarro.
Cuando mi barco atracó en el puerto de Manta no tenÍa ni la más remota idea de lo que me iba a deparar esa escala. Para mí, Ecuador, a pesar de haberlo visitado hace años, era casi un desconocido y Manta lo era aún más, pero descubrí varias cosas interesantes, una de ellas fue que posee una flota pesquera importantísima dedicada mayoritariamente a la pesca de los túnidos, fundamentalmente al atún de aleta amarilla, conocido por nosotros como atún claro, no presente en el Mediterráneo, que da lugar a una industria conservera importante en la zona y que nos llega a nosotros a través de marcas conocidas como Isabel. Otras sorpresas me deparaba esta escala, por ejemplo ser testigo de cómo se confeccionan los famosos sombreros panamá, tejiendo manualmente la llamada paja toquilla, que procede de la planta Carludovica palmata. Los auténticos sombreros panamá, que pueden llegar a costar una fortuna, no proceden de Panamá, sino que se confeccionan en la ciudad de Montecristi (Ecuador) y sobre el origen de su nombre circulan innumerables historias, aunque los ecuatorianos están actualmente en el empeño de que se le conozca por sombrero de paja toquilla, declarado patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO desde 2012.
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Y la tercera y más importante fue el descubrimiento del chocolate ecuatoriano. Poco había oído hablar de él y me sorprendió saber que Ecuador en el siglo XIX fue el mayor productor mundial de cacao, llegando a suplir el 25% de la demanda. Existe una denominación de origen para el que se cultiva en el litoral, cerca del rio Guayas, es “Cacao Arriba”, siendo esta la materia prima del chocolate fino y muy apreciado por sus sabores afrutados. Las grandes marcas internacionales, en general, elaboran chocolates con mezclas de diferentes tipos de cacao y en la actualidad agricultores locales se están asociando con productores para elaborar chocolate fino procedente únicamente del cacao ecuatoriano, obteniendo unos resultados magníficos en cuanto a aroma y sabor. Yo lo he podido degustar de la mano de una de sus productoras, la pionera y entusiasta Lourdes Delgado, que lo comercializa bajo la marca Chchukululu, nombre, de imposible pronunciación, de origen amazónico, que significa pájaro cantor. Lo presenta en formato de pequeñas tabletas, muy para gourmet, dentro de un saquito de tela étnica de vivos colores, que invita a llevártelas a casa.
El desconocido para el gran público chocolate ecuatoriano, elaborado con cacao arriba, es de un sabor exquisito e intenso, dejando en boca un regusto ligeramente amargo con efluvios florales que perduran el tiempo suficiente como para generar el deseo de insistir en la cata, peligro al que no hay que sucumbir porque podríamos pecar de gula fácilmente. A mí, me incita a pensar en cómo tiene que saber una taza de este chocolate fino calentita con unos buenos picatostes. Gran antioxidante, además de merienda de cardenales !!!
T R A Z O 3 . 9