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Pan, azúcar y vino.
from GASTROLECTURAS VOL 3
by um395
Francisco J. Navarro.
He vuelto a ver la película Diario de un cura rural (1951), de la novela homónima de 1935. Y ahora me fijé en el siguiente monólogo del joven cura de Ambricourt que, ya con mala salud, escribe en su diario: “He suprimido a propósito la carne y las verduras, me alimento de pan mojado en vino, tomado en pocas cantidades, cada vez que me noto mareado. Le añado al vino mucho azúcar y dejo endurecer el pan varios días hasta que esté muy duro. Gracias a esta dieta mi cabeza está despejada, y me siento fuerte, mucho más fuerte”.
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El que alimentarse poco le mantuviera el pensar despejado y el cuerpo fuerte me recordó las notas del médico escocés George Cheyne (+ 1743) sobre Isaac Newton (+ 1727). Escribió de él que cuando éste estaba desarrollando sus trabajos sobre la teoría de la luz y el color (1666), Newton “para acelerar sus facultades y fijar su atención, se limitó a una pequeña cantidad de pan, durante todo el tiempo, con un poco de vino blanco y agua”. El vino al que en inglés denomina sack es un fermentado español que los filólogos identifican con el Jerez, los blancos y hasta con vinos canarios (y Newton tenía participaciones en una empresa radicada en Canarias). Dirán ustedes que falta el azúcar en el vino del físico. Pues no, ya que resulta que desde época isabelina (1558-1625) a los ingleses les encantaba verter azúcar en los vinos españoles. Y al igual que el párroco, el de la manzana se limitó, en el siglo XVIII, a pequeñas cantidades de pan y vino “para acelerar sus facultades y fijar su atención”.
A estas alturas ya intuirán que no voy a hablar de nuestras añoradas meriendas ni sabrosos postres, más bien de la tan de moda Restricción Calórica, RC, definida como la reducción de la ingesta de calorías sin malnutrición y con un aporte normal de vitaminas, minerales y biomoléculas esenciales. Hoy se sabe casi con certeza que el comer un 30% menos de nuestras necesidades calóricas (con óptima nutrición) activa el gen BNDF que codifica el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), que es una proteína, que al incrementar su concentración en el cerebro, se mejoran notablemente la memoria y otras funciones cognitivas. La restricción calórica fomenta la neuroplasticidad, en consecuencia, aprendemos más rápido y recordamos mejor. Ni quito ni pongo pan y vino. Hablo de comer menos, rico y sano.
T R A Z O 3. 1 2