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Medios y gastronomía.

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sueños.

sueños.

Alberto Requena.

No se puede negar la influencia de los Medios de Comunicación en cualquier tema, también en la gastronomía, ya que son uno de los grandes poderes en este mundo que vivimos. Una noticia, por extravagante que sea, aparece en uno de ellos y montones de personas la dan por cierta: he leído que …; he visto en la tele …; está en Internet … ; lo ha dicho la radio … Y ya está. La noticia, se ha convertido para algunos en dogma de fe. Por eso, los Medios tienen el deber moral de informar con honradez, de no equivocar al público con falsas promesas, con reclamos publicitarios, que a veces, son pedrada en el ojo a la ética profesional. También hay que decir, que gracias a esos Medios, hemos aprendido los consumidores a defender nuestros derechos, a ser mas exigentes a la hora de comprar, a mirar con lupa las etiquetas. A entenderlas, vamos. Peso, precio, orígenes, componentes, fecha de caducidad …

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Y es que señores, la cesta de la compra se ha disparado de tal forma, que el amo/ama de casa corriente tiene derecho a exigir calidad por lo que paga una buena parte de su salario. Los que hacemos la compra, tenemos en mente tres cosas fundamentales: la salud, la calidad … y que no engorde mucho. Las calorías, las grasas, ytodasesas cosas, que como todo lo prohibido están riquísimas, pero atentan de una manera asesina contra la salud. Para eso tenemos una hermosura de frutas, pescados, verduras, aceite de oliva, huevos a pesar de su leyenda negra. Porque no pasa nada si toma dos, o tres, a la semana. Que hay que ver lo bueno que esta un huevo frito, mojando su poquito de pan. Y los que sustituyen ese pedacito de pan por rosquillas, sepan que estas, engordan mas de lo que piensan. En cuanto al aceite, pues ya saben que dicen que es el origen de la vida, y desde luego, muy saludable.

Y es que los españoles nos interesamos cada vez mas por la vida sana, por los temas gastronómicos, por lo que echamos en nuestros pucheros, y eso repercute en la cesta de la compra, y sobre todo en nuestra salud. Muchas veces, gracias al “lo he leído, lo he visto, está en, lo ha dicho”, en el mensaje de los Medios de Comunicación.

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Temido colesterol. Salvador Zamora Navarro.

A lo largo de la larguísima y compleja evolución del mundo y, sobre todo, de los seres vivos, el colesterol aparece en el momento que lo hacen los animales; es imprescindible para el complicado metabolismo de los animales, cosa que no ocurre con otros seres vivos, los vegetales. Esto nos sugiere una reflexión, cuando los productos vegetales se anuncian a bombo y platillo “sin colesterol” es una estupidez, porque ningún producto vegetal puede contener colesterol y si lo lleva, es que se lo han añadido artificialmente.

Otra reflexión de interés es que la elevación de los niveles de colesterol por encima de 200mg / 100 ml de plasma en la especie humana, produce importantes trastornos metabólicos e incluso puede producir la muerte. Sin embargo, los niveles de colesterol están finamente regulados por el producto final, por lo tanto, para que esto ocurra han tenido que pasar serios contratiempos en los individuos, pésimos hábitos alimentarios, poca o ninguna actividad física, en definitiva malos hábitos de vida que han ido minando su sistema regulador hepático y ha sucumbido. Si esto ha ocurrido así ha necesitado tiempo, años de malas praxis y aparece alrededor de los cuarenta y tantos, cincuenta años de vida humana.

Si el individuo ingería poco colesterol con su alimentación, cosa normal, el hígado sintetizaba el que faltaba a partir de ácidos grasos saturados de 12, 14, 16 átomos de carbono. Si tomaba más, el hígado sintetizaba menos; por lo tanto, era fácil regularlo. Era tan eficaz el hígado cumpliendo esta doble función de fabricarlo y enviarlo a los tejidos, que ninguna otra de las numerosas células del organismo lo sintetizaba, teniendo el equipo enzimático para hacerlo, porque le llegaba más del que necesitaba y el que le sobraba lo reenviaba al hígado, que lo destinaba a otros fines, como la producción de bilis, por ejemplo.

Algo más tiene que haber ocurrido, porque durante milenios esto fue desconocido y qué ha pasado, que la especie humana que se pasaba la vida trabajando muchísimo, de sol a sol y comiendo poquísimo, poco a poco, en un espacio de tiempo relativamente corto se ha encontrado en la sociedad de la abundancia y el sedentarismo. Con lo cual ingresa más energía de la que necesita y el hígado intenta regular la situación, pero sucumbe y llega a enfermar, con esa denominación de hígado graso (que es una hepatopatia grave y que puede llegar a más, como una cirrosis de origen alimentario). El colesterol lo necesitamos para muchas cosas y, de nuevo, la ponderación es la clave. No hay nada más útil que conocer y conocerse y, para ello, hay que reflexionar y ponderar. Desde el disfrute de la gastronomía se puede lograr, ponderando.

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