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Un mundo sin colesterol.

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sueños.

sueños.

Salvador Zamora y Alberto Requena.

Suele suceder con frecuencia que las interpretaciones simples, con poco compromiso, triunfan entre las gentes, precisamente por su vacuidad. Siempre habrá que sospechar de los enunciados simples. Las cosas, ni en la Naturaleza, ni en la Sociedad, acontecen solamente en función de una propiedad, característica o elemento. Normalmente, un cocktail de ellos son los que intervienen y deciden. Lo estamos viviendo constantemente.

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En alimentación suele suceder con harta frecuencia que se atribuyen razones definitivas a los alimentos como curativas, perjudiciales o inocuas, con una frivolidad que raya la irracionalidad. Pero tenemos que aceptar que son de uso generalizado. Es como si una visera nos impidiera ver con la mínima claridad.

Así, se han estigmatizado o consagrado, en ocasiones propiedades atribuidas a los alimentos o a elementos que los integran sin más razón que alguna afirmación que alguien, sin necesariamente la debida autoridad, formuló en Dios sabe qué circunstancias.

El colesterol, forma parte de esos componentes de los que todo el mundo habla y pocos escriben con crédito suficiente. Cuando se ingiere poco colesterol con la alimentación, cosa normal, el hígado sintetiza el que falta a partir de ácidos grasos saturados de 12, 14, 16 átomos de carbono. Pero si se ingiere más de la cuenta, el hígado sintetiza menos; por lo tanto, era fácil regularlo. Otra cosa es que el colesterol puede proceder además de este origen alimentario de otros dos orígenes más, que debemos tener en cuenta: Origen Genético, casi siempre familiar: Se trata de individuos que tienen una alteración en una parte de su genoma y fabrican grandes cantidades de colesterol, con lo que alcanzan colesterolemias muy importantes y graves.

Origen secundario a una patología relacionada con determinados trastornos metabólicos, como la diabetes, las enfermedades tiroideas y otras, que secundariamente producen elevación en la síntesis de colesterol.

Denostar al colesterol es un exceso que revela ignorancia en su referencia. Requiere ponderación, no anatemización sin más. ¿Por qué es tan importante el colesterol?, porque lo necesitamos para muchísimas funciones, en primer lugar para fines plásticos, es decir para fabricar estructuras celulares, las membranas de todas las células contienen cantidades variables de colesterol, donde cumple funciones fisicoquímicas muy importantes al contribuir a controlar y regular la permeabilidad de la membrana, en definitiva regular lo que entra y sale de la célula. Ni más ni menos. No es concebible un mundo sin colesterol. Tampoco lo es con él, en exceso. Lo de siempre, no es capricho, la ponderación. Diversidad, variedad, comedimiento y ponderación. Poco a poco.

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