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T R A Z O 3 . 115

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sueños.

sueños.

Talón útil.

Alberto Requena.

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Los envases de vidrio, antiguamente se confeccionaban artesanalmente y dejaban su impronta en los productos. Los fabricantes de vidrio emplean marcas de fondo que identifican los envases, rememorando la época en que quedaba una marca en el fondo cuando la base, o el fondo del recipiente se sostenía con una varilla metálica que mantenía la botella mientras se fabricaba. Hoy, hay muchas marcas que revelan el proceso industrializado de producción: línea de partición del anillo del cuello, costura en blanco o la costura del molde, que va de arriba abajo, consecuencia del molde que está partido en dos mitades o la línea de partición de la placa base, donde se une el molde de soplado con la base. En suma, muchos elementos susceptibles de control, que pasan desapercibidos, pero permiten al control en la fabricación.

Nos interesamos en la parte inferior de botellas y tarros. Podemos reparar que en la circunvolución por la parte exterior, se pueden identificar una serie de puntos, como granitos de vidrio que codifican características de la producción, información de la capacidad del recipiente e información que, caso de defectos, permiten identificar lote, fecha de producción y planta, a efectos de reparación de la anomalía. Pero, además, en la parte cóncava de la base, la denominada fondo, base, pie, talón o picada que, en términos castizos sería el “culo” de la botella, podemos observar una cavidad cóncava, que contribuye a reforzar la botella al aportar consistencia estructural aconsejable, en especial, en el caso de contenidos espumosos que ejercen presión y un refuerzo es un elemento de seguridad. Por otro lado, en el caso de deposición como ocurre con ciertos productos de reserva, el anillo interior de esa cavidad es el que recoge los depósitos sólidos con cierta capacidad de retención de los mismos, cuya finalidad es no verterlos en las copas. Y, por último, en la parte exterior y en el aro de la botella, circundándola, hay una serie de bultitos, presentes en todos los envases de vidrio y en alguna forma en los de plástico, aunque no con la cantidad y perfección de los de vidrio, incluso con otras formas y hendiduras que contribuyen a dar consistencia a la forma curva de finalización por la parte de debajo del recipiente. Este anillo contribuye, en alguna medida, a evitar el deslizamiento sobre superficies lisas, como ocurre frecuentemente en la mayoría de mesas sobre las que se sitúa.

Además, estos puntitos de la base de botellas y tarros, otorgan mayor adherencia a una superficie y además resultan útiles para el vaciado del contenido. La irregularidad que aportan los bultitos, provoca que, en la fricción contra la base de otro recipiente, se genere una vibración en distintas partes de la propia base, que suponen sacudidas para el contenido que se vierte más fácilmente. Utilidad sobrevenida, que viene bien conocer. Recientemente ha irrumpido en las redes sociales esta utilidad añadida de la base de los recipientes de vidrio o incluso de plástico, en el caso de ser recipientes de especias.

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