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4.2. Tipos: verbal, no verbal y escrita

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GLOSARIO

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la comunicación verbal.

Nos referimos a este tipo de comunicación cuando para trasmitir utilizamos la palabra. La utilizamos para argumentar, para reflexionar, para comunicar datos o hechos objetivos, para hacer preguntas, para expresar opiniones… Y las palabras que elijamos dependerán del contexto en el que nos estemos relacionando y la persona que esté escuchando el mensaje.

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Cuando nos comunicamos verbalmente, es necesario que prestemos atención a:

• las construcciones gramaticales. El mensaje, como ya hemos visto, debe ser claro y preciso, por tanto, hay que evitar la construcción de frases complejas y largas.

• vocabulario. La elección de las palabras con las que nos vamos a comunicar es importante porque facilitarán o no la comprensión del mensaje. Tenemos que buscar aquellas palabras cuyo significado sea conocido por el receptor pero también aquellas que puedan expresar mejor el contenido que se quiere expresar.

situación o contexto. Son las circunstancias espacio-temporales y sociales en las que se produce la comunicación y en la que influyen, también, las características propias de los sujetos que participan.

ejemplos. Es muy importante que nos apoyemos en la ejemplificación para ayudarnos a transmitir de forma más eficaz el mensaje. Además, con los ejemplos, proporcionamos un motivo para el recuerdo ya que estos permiten su permanencia en la memoria.

En numerosas ocasiones nos resulta muy difícil controlarlos y tenemos que hacer grandes esfuerzos para modificar aquellos que perjudican nuestras intervenciones.

En estos elementos incluimos los siguientes:

• latencIa: tiempo que transcurre desde que se transmite un men-

saje hasta que se emite otro.

• volumen: intensidad del sonido (voz). Acorde a cada situación, viene marcado por ésta, utilizamos un volumen más alto o más bajo al hablar. Normalmente, cuando comenzamos a dialogar con una intensidad concreta, no suele variar (a diferencia del tono que veremos más adelante) a no ser que se presente una situación imprevista. IMPORTANTE

Además de todo lo anterior, existen los elementos paralingüísticos, a los que también debemos prestar sumo cuidado. Estos elementos podrían consi-

derarse parte de la comunicación no verbal porque no son palabras propiamente, son variables de la voz, diferente del contenido del mensaje pero capaz de influir en él.

El volumen ayuda a que los demás nos escuchen y nosotros poder también escucharles. Por eso, hay que prestar especial cuidado al que se utiliza porque puede resultar demasiado bajo y el receptor no comprender el mensaje porque no lo oye o, demasiado alto, induciendo al receptor a entender el mensaje con un matiz que probablemente no sea el correcto.

• TONO: “inflexión de la voz y modo particular de decir algo, según la intención o el estado de ánimo de quien habla10 ”. En otras palabras, por tono entendemos la variación en la elevación de la voz.

Es necesario que al hablar seamos capaces de variar el tono para llamar la atención sobre algún aspecto en el que queramos centrar la atención o, por el contrario, para desviarla. Hay que saber modular para que el proceso de comunicación resulte dinámico, activo y entretenido, capaz de enganchar a sus participantes. Podemos conseguirlo, por ejemplo, cambiando el tono en las palabras que nos interesa resaltar, elevando el tono cuando preguntamos o bajándolo al final de las afirmaciones.

Existe una tendencia a pensar que cuando utilizamos tonos elevados estamos transmitiendo sentimientos positivos y agradables.

• fluIdez: capacidad para expresarse con mayor o menor agilidad,

espontaneidad y dinamismo.

La fluidez evita la monotonía y el discurso aburrido. Cuando decimos que un discurso es fluido podemos decirlo por:

• La agilidad en la reproducción y creación de ideas.

• La capacidad de expresar, producir y relacionar palabras.

• La capacidad para comprender el significado de las palabras.

Cuando una persona no se expresa con fluidez puede se debido al uso extendido de muletillas o utilización de silencios o, también, por la aparición de omisiones, tartamudeos, palabras incorrectas…

• velocIdad: una persona que hable demasiado rápido es una persona que dificulta la comunicación porque el receptor no será capaz de comprender el mensaje en su totalidad. La velocidad media de las personas al hablar11 es de

10 Según la definición del Diccionario de la Lengua Española (www.rae.es) 11 Según el estudio “medición cuantitativa de la velocidad del habla” publicado por Wainschenker, R.;

Doorn, J. y Castro, M. en 2002.

125 a 190 palabras por minuto. Por encima de 275 ó 300 el habla comienza a ser ininteligible.

la comunicación no verbal.

Este tipo de comunicación es aquella en la que se transmite un mensaje

a través de signos como pueden ser la expresión corporal, los gestos o las emociones, los olores, forma en la que nos vestimos, miradas…

sin que aparezcan palabras. La funcionalidad de este tipo de comunicación va más allá de transmitir el contenido del mensaje. Este tipo de comunicación permite prestar también atención a las emociones proporcionando mayores posibilidades de interacción entre los interlocutores. Esto, además, hace posible proporcionar un feed-back más efectivo.

La comunicación no verbal puede aparecer para enfatizar el mensaje y potenciar al máximo un mensaje verbal o, por el contrario, para eliminarlo.

Cuando nos referimos a la kinesia nos estamos refiriendo a la capacidad

para establecer una comunicación a través de los movimientos corpo-

rales. La kinesia no deja de ser subjetiva puesto que un movimiento para una persona tiene una interpretación mientras que para otras es interpretado ese mismo movimiento de forma distinta. Lo que sí es cierto, es que tenemos que diferenciar aquellos movimientos corporales que tienen la capacidad de alterar (potenciando o eliminado el mensaje verbal) y aquellos que son puramente expresivos sin ánimo de influir en la comunicación o sin ningún de intención comunicativa. Pero como acabamos de decir, todo dependerá del valor que cada persona le atribuya a ese gesto.

• postura corporal: el modo en el que uno se sienta, permanece de pie o se mueve al andar denota ciertas actitudes y sentimientos de la persona y pueden ser apreciado en un proceso de comunicación. Pongamos algunos ejemplos de cómo son interpretados ciertos comportamientos corporales.

• Movimientos que denotan interés: acercamiento o inclinación del cuerpo hacia delante. Postura que suele interpretada como atenta. • Movimientos que denotan desinterés: movimiento contrario al anterior. El cuerpo se echa hacia atrás o “se retira”.

• Movimientos que son interpretados como propios de las personas orgullosas: hombros elevados, tronco recto y cabeza erguida.

• Movimientos que denotan abatimiento, tristeza (estado de ánimo bajo): hombros hundidos, cabeza inclinada hacia abajo, brazos sin flexionar. IMPORTANTE

Generalmente, los elementos que participan en la comunicación no verbal se clasifican en: kinesia

(movimientos y posturas), proxémica (uso del espacio), paralingúismo (ya los

vimos anteriormente) y

proyección física.

• Movimientos que denotan ira: cuerpo hacia delante y recto, puños y dientes apretados.

• orientación corporal: desviación de los brazos y piernas con respecto a la otra persona. En este apartado podemos incluir el movimiento de las manos, los brazos, los pies y las piernas. Las persona con capacidad comunicativa tienen la habilidad de mover las manos y los brazos de forma armónica para transmitir su mensaje (suele interpretarse las manos en el pecho como un mensaje sincero; manos muy apretadas, tensión; tocarse la barbilla con la mano, reflexión…). Sin embargo, el movimiento incesante de las piernas puede denotar tensión (movimiento del pie hacia arriba y hacia abajo, apretar fuertemente las piernas cuando se está sentado o cuando se está de pie, cambios frecuentes de posición de las piernas…).

expresión facial: aquellas manifestaciones provocadas por los gestos de la cara y nos permite conocer los sentimientos de la otra persona (alegría, tristeza, enfado, asombro…). Un ejemplo es la sonrisa. Una sonrisa tiene la capacidad de aliviar tensiones en un momento determinado y con una sonrisa podemos iniciar una conversación, podemos saludar o despedirnos.

• contacto ocular (la mirada). La mirada es uno de los mejores recursos que tenemos a nuestra disposición para crear un clima de confianza y para captar la atención. Solemos mirar cuando estamos interesados en la otra persona y estamos escuchando. Sin embargo, es menos probable el contacto ocular cuando:

• La distancia entre las personas que hablan es pequeña (crea un clima tenso).

• Los temas que se están abordando resultan embarazosos. • No nos interesa la otra persona ni sus reacciones.

• Queremos ocultar algo.

El contacto ocular es importante pero igualmente puede ser la duración del mismo.

La proxémica hace referencia al uso del espacio durante el proceso de comunicación. Es importante aquí el concepto de espacio personal entendido éste como el espacio que cuando resulta invadido por otro produce malestar. Muchos expertos afirman que este espacio, aunque varía de persona a persona, se encuentra entre los 15 y 45 cm. Como podemos imaginar, este espacio es muy reducido y puede ocasionar el contacto corporal entre las personas y que el tono de voz sea bajo (situación tensa).

la proyección física hace referencia a la imagen que tenemos de una persona por su imagen física: forma de vestir, peinado, si está aseada o no…

la comunicación escrita.

La comunicación escrita es aquella en la que, a través de la escritura, emisor y receptor se comunican. La principal ventaja de este tipo de comunicación es que no necesita que los interlocutores coincidan en el espacio y en el tiempo para comunicarse, pueden hacerlo a través de cartas, mensajes de texto, correos electrónicos… Esta singularidad debe hacer que ambos se preocupen por la redacción intentando, sobre todo, evitar las faltas ortográficas.

El vínculo entre emisor y receptor puede que no se de de forma inmediata porque dependerá del tiempo que tarden, tanto uno como otro, en ver el texto del otro.

Debido a que el mensaje no puede verse reforzado a través de la comunicación verbal, en la comunicación escrita hay que intentar que el texto que la otra persona recibe sea un texto agradable a la vista, no monótono ni sucio, ni apelotonado, cuidando los márgenes y los espacios entre palabras y párrafos, con un lenguaje adecuado al nivel de comprensión del receptor, claro y ordenado y en el que las ideas principales se encuentren resaltadas y enlazadas.

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