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La ecología es la vida misma

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Privilegios

Privilegios

LA ECOLOGÍA

ES LA VIDA MISMA

Por Leonor Gómez de Pérez, estudiante Saberes de Vida, Diplomado “Ruta de la Seda”

"No existe diferencia alguna entre el destino de la tierra y el destino de la gente. Cuando se maltrata a una, la otra sufre también".

Wendell Berry, campesino poeta estadounidense

Su amor por la ciencia y la gente nos crea diversas visiones: desde la antigua relación del hombre y la naturaleza cuando este cargaba en su equipaje las semillas que al germinar en sus hojas y frutos contarían la historia de la existencia de otros sitios y otras gentes, hasta la situación de atropello y devastación a la cual hemos llegado por parte del hombre, al romper ese pacto de respeto y protección por la naturaleza. Hablar de Lylliam Gómez Álvarez siempre nos remite a sus prodigiosas exposiciones académicas, producto de su experiencia de ocho años con la FAO en África, sus investigaciones con la Universidad Nacional, su presidencia por varios años del Consejo de plaguicidas de Antioquia y dos décadas de su trabajo con Corantioquia, ente para la ejecución de las políticas, planes, programas y proyectos sobre el medio ambiente y recursos naturales renovables. En nuestra revista Saberes de Vida quisimos hablar con esta destacada ingeniera agrónoma, con un doctorado y posdoctorado en Francia en Ciencias Biológicas y Ecoetología, quien deja entrever su afán de reconocer en el medio ambiente la mayor riqueza universal, cada vez en más serio peligro. ¿Por qué la ecología es de gran importancia para los seres vivos? La ecología es la vida misma, es a través de ella que se interactúa permanentemente entre los diferentes componentes del ecosistema y el ser humano es parte integrante del mismo. Es por esto que no es fácil enriquecer con elementos simples un tema tan complejo y profundo como es la ecología, evitando sobre todo caer en el reduccionismo con que en la mayoría de los casos se trata este tipo de relaciones tan complejas. Es necesario contribuir a que se favorezcan nuevos hitos en el devenir de la relación con la naturaleza. Debemos enfocarnos en algo conocido por todos: el llamado medio ambiente, término redundante lingüísticamente, o mejor designarlo como entorno, según Odum -uno de los gestores más importantes de la ecología- quien lo define como: “el estudio de la estructura de la naturaleza” y Margalef: “como la biología de los ecosistemas” pero sin dejar de lado el concepto más básico y fundamental definido por Tansley, y que es ante todo necesario para poder enriquecer la ecología: “un ecosistema es donde las plantas y los animales son los componentes, pero no los únicos. Son subsistemas cuyo estudio es necesario para comprender la economía de la naturaleza que es la ecología misma”. No es posible introducirnos en este tema dejando por fuera a los seres humanos y sus sistemas de desarrollo político, a través de la historia. Porque si bien el hombre “no tiene una función definida en la cadena trófica”, como lo manifiesta el profesor Ángel, este hombre al concebir dichos sistemas, ha sabido ignorar las leyes evolutivas que rigen los sistemas naturales y no son solo los problemas de los ecosistemas como tales los afectados, sino también el de su entorno. Los seres humanos en esta relación olvidan o ignoran que son ellos y sus sistemas de desarrollo económico y político quienes se tienen que plegar a la naturaleza y que no es la naturaleza la que se doblega a su domesticación miope e inmediatista del proyecto económico de hoy a costa del aniquilamiento del futuro. Ignoran también que los ecosistemas son una propiedad colectiva y que, como tal, se deben respetar, que ese medio ambiente es parte de la naturaleza y que dicha naturaleza ha necesitado miles de siglos de procesos evolutivos, de interactuaciones para que la existencia de la vida en la tierra se hiciera realidad, para que una flor se abriera y un pájaro colibrí pudiera fecundar su pecíolo con el polen traído en su pico y que su ovario maduro nos regalase su fruto.

¿Cómo interpreta el mensaje que parece enviar el planeta con los sucesos que estamos viviendo con virus, confinamiento general, incursión de animales en las ciudades o asombrosos cambios climáticos?

LG: La falta de esa coherencia conlleva a emitir conceptos erróneos o amañados a las políticas predeterminadas, las cuales desvirtúan y causan daños a los asuntos que atañen a esta naturaleza y su gestión, lo que por desconocimiento conlleva a causar pérdidas irreparables en los ecosistemas y sus interrelaciones, como sucede en muchos casos a su biodiversidad. Ignominiosa forma como se ha venido explotando la naturaleza ha llevado, no solo a un punto de quiebre ya anunciado hace mucho, en estos causantes del cambio climático. Una de las problemáticas más agudas ha sido el sistema de producción agraria agroindustrial impuesto por la revolución verde, desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, en primer lugar para dar salida y reciclar las armas binarias de guerra en plaguicidas agrícolas y tanques de guerra en forma de tractores, para arar suelos de países temperados y así dar nacimiento a las grandes transnacionales. Queda entonces claro que no es sostenible el sistema agroalimentario de la revolución verde. Es claro ahora que el sistema político/económico, agota la naturaleza con su agricultura industrializada, productora además de gases efecto invernadero; diariamente la capa de ozono se agranda ensanchando cada día más el llamado agujero negro por donde se filtran las radiaciones ultravioleta, que agreden nuestro planeta en forma irreversible. Llegando a los puntos de quiebre ya anunciados hace algunas décadas, entre ellos está la pérdida de biodiversidad y la compactación genética de especies, susceptibles estas últimas a un sinnúmero de contaminaciones transmisibles, permitiendo así el punto de quiebre número siete, la aparición de nuevas enfermedades. Así como el uso de transgénicos y material genéticamente modificado, lo cual permite a la gran industria en pos de ganancias para acumular más dinero circulante, sobre todo en los países industrializados, donde cada día crecen sus ganancias más y más, no solo manejando la industria del hambre disfrazada bajo muchos otros esquemas. Pero también la ambición de la industria farmacéutica es algo que no puede dejarse de lado, al permitir otro tipo de manipulación que no son otra cosa que guerras disfrazadas y el de llevar bajo el uso de muchos subterfugios a la baja de sobrepoblación improductiva y empobrecida, reclamante sus derechos, no solo en el tercer mundo sino migrantes a países industrializados. Así también como algunos medios internacionales publicaron ampliamente, los conceptos atribuidos a la señora Christine Lagarde, quien fue directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) entre julio de 2011 y julio de 2019, la frase siguiente: “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”, publicación luego desmentida en enero 6 de 2021, pero que circuló

Es claro ahora que el sistema político/ económico, agota la naturaleza con su agricultura industrializada, productora además de gases efecto invernadero.

ampliamente antes y al comienzo de esta pandemia y que debe haber tenido su origen en algún sitio. Que no ha sido gratuito que la población más vulnerable a la infección del coronavirus Sars 2 Covid 19, tanto en los países del primer mundo como en el resto de países, han sido los ancianos.

SV: ¿Es cierto que las abejas y otros insectos parecen estar en peligro de extinción?, ¿qué hacer para protegerlos?

LG: Se acusa a los neonicotinoides de ser responsables del “trastorno del colapso de las colonias” de abejas en todo el mundo. Por ejemplo, el descenso del 50 % en las poblaciones de abejas melíferas de los Estados Unidos, el Reino Unido e Irlanda del Norte en un plazo de 25 años se ha atribuido al amplio uso de estos insecticidas. Este descenso amenaza a la base misma de la agricultura, ya que las poblaciones de abejas silvestres y de abejas melíferas gestionadas son el principal actor en la polinización de los cultivos. La FAO calcula que de unas 100 especies cultivadas (que aportan el 90 % de los alimentos mundiales), el 71 % son polinizadas por abejas. La Unión Europea, a diferencia de los Estados Unidos, limitó la utilización de ciertos neonicotinoides en 2013. En Europa se organizó una campaña con anterioridad a la decisión de la Unión Europea en 2013 de prohibir los neonicotinoides. La industria química, presuntamente con el apoyo del gobierno del Reino Unido, cuestionó públicamente las conclusiones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre el riesgo inaceptable que suponían los neonicotinoides para las abejas. Al parecer, Syngenta llegó incluso a amenazar con demandar a funcionarios concretos de la Unión Europea que habían participado en la publicación del informe de la Autoridad. Bayer y Syngenta siguen negándose a divulgar sus propios estudios en los cuales se ponen de manifiesto los efectos nocivos de sus plaguicidas para las abejas melíferas en altas dosis. “El aumento de la mortalidad de las colonias de abejas melíferas se ha atribuido a varios factores, pero no se comprende por completo. Se espera que el herbicida glifosato sea inocuo para los animales, incluidas las abejas, porque se dirige a una enzima que solo se encuentra en plantas y microorganismos. Sin embargo, las abejas dependen de un microbiota intestinal especializada que beneficia el crecimiento y proporciona defensa contra los patógenos. La mayoría de las bacterias del intestino de la abeja contienen la enzima objetivo del glifosato, pero varían en cuanto a si poseen versiones susceptibles y, en consecuencia, en tolerancia al glifosato. La exposición de las abejas al glifosato altera la comunidad del intestino de la abeja y aumenta la susceptibilidad a la infección por patógenos oportunistas (Serratia marcescens).

¿Cuál es el daño que provocan en el medio ambiente los agrotóxicos?

LG: Los plaguicidas pueden permanecer en los ecosistemas durante decenios y representan una amenaza mundial para todo el sistema ecológico del que depende la producción de alimentos. Los plaguicidas contaminan las fuentes de agua y los suelos cercanos, lo cual provoca pérdida de diversidad biológica, destruye poblaciones de insectos beneficiosas que actúan como enemigos naturales de las plagas y reduce el valor nutricional de los alimentos. ¿Cómo relacionar la ecología con nuestro diario quehacer?

LG: Con conciencia y educación fundamental desde el hogar, las escuelas y los colegios primarios es necesario superar el sistema político, económico e ideológico de pensamiento para poder educarnos y ser conscientes que somos los gerentes de la naturaleza. Para ello hay que superar la ignorancia de los ecosistemas en función de la economía de la naturaleza, esto lleva a que se cometan errores tan grandes, que atentan contra ecosistemas estratégicos como lo son: los páramos, los llamados bosques de niebla, los bosques muy húmedos tropicales, el bosque seco tropical… este último es una zona de amortiguamiento vital a la naturaleza. Los primeros son lugares que permiten el amagamiento de las aguas lluvias, su infiltración a través de sus suelos y subsuelos derivados de cenizas volcánicas, que son porosos y permeables y permiten la llegada de las aguas para ser almacenadas en forma de aguas subterráneas y luego, al colmatarse allí corren por escorrentía para dar, kilómetros más abajo al brotar a la superficie, nacimiento a las fuentes de agua cumpliendo así, la función vital de su ciclo. Que zonas de estas sean feriadas internacionalmente para realizar su explotación en minería, hidroeléctricas, las cuales contaminarán sus aguas destruyendo sus suelos, su biodiversidad representada en sus floras y faunas. Llegando a extremos donde los daños causados superan la capacidad de resiliencia. Todo ello debido a la falta de un pensamiento sistémico, a la incoherencia de concepciones críticas, cuando se gestionan los bienes naturales y a la inconsistencia de las palabras hechas conceptos, donde el ecosistema es confundido con el medio ambiente

PRIVILEGIOS

Por Olga Cecilia Baena Gaviria, estudiante Saberes de Vida, taller “Escritura Epistolar”

Ser adulto mayor, gozando de salud, pensión u otros ingresos y con un núcleo familiar cercano y amoroso, es una bendición que no todos tenemos. Adicional, si podemos disfrutar de un espacio como Saberes de Vida, donde podemos estar en permanente interacción con variados grupos, satisfaciendo diversos intereses culturales y asomándonos al mundo plenos de admiración y alegría es un privilegio por el cual expresamos nuestra gratitud. Sin embargo, hay una ventana por donde muy pocas veces nos atrevemos a mirar. Es la que nos muestra otra realidad, la de adultos mayores recluidos en asilos o en espacios denominados Hogares, pero que de hogar solo tienen el nombre. Más del 6% de la población colombiana es mayor de 65 años y la mayoría se encuentra concentrada en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Además, se estima que para el año 2050, el 20% de la población será mayor de 60 años. Me pregunto, ¿Cuántas personas incluidas en este porcentaje están y estarán en condiciones dignas? Parece que es una situación común en otras latitudes. Recientemente pude ver la película rodada en Chile: “El Agente Topo”. La recomiendo ampliamente. Me uno a las numerosas reseñas que comentan que llega al corazón y entre lo cómico y lo dramático, deja profundas reflexiones sobre la soledad de la vejez o las dificultades para ser autónomos si hay alguna discapacidad. Yo viví la película en carne propia, no como agente ni como topo. Fui voluntaria en una Fundación que tenía un hogar de adultos mayores ubicado en un barrio marginado de la ciudad. Llegué allí por recomendación de una amiga que sabía sobre mi interés en alguna labor social. Durante casi tres años, compartí una tarde en la semana con ocho mujeres y un hombre, entre 55 y 80 años. Todos habían llegado allí por razones de enfermedad o discapacidad, sumando además su escasez de recursos económicos y el poco acompañamiento de quienes tenían familia. Podría decirse que cada uno era un mundo aparte. Adultos en cuyo cuerpo y mente había

huellas profundas del tiempo vivido, de cómo lo vivieron y cómo lo estaban viviendo. A pesar del cuidado amoroso de una auxiliar de enfermería, ellos se perdían en el tejido de sus recuerdos, o en el vacío de estos. Por más juegos que me ideara, tardes de pintura o de lectura, o intentos de conversaciones sostenidas, cantos y bailes; la soledad era su única compañía segura Hubo cambio en la administración de la Fundación y una inmensa aridez hacia la labor voluntaria. El hogar se fue quedando vacío. Fue difícil reconocer el privilegio de sus vidas en la mía. Al principio todo me agobiaba: lo intrascendente de viajar dos horas en bus, el ambiente del Hogar cargado del olor a todas las tristezas juntas, la sensación de postración, la ausencia en ellos de los sentimientos vitales como la esperanza, el amor... pero, como el agente topo, me fui llenando con sus historias personales, fueron ocupando un espacio en mis afectos a pesar de que sabía que cada semana era una desconocida que llevaba parva y frutas y prodigaba un momento distinto en su fría cotidianidad. El aprender a renunciar a mis deseos de realizar solo tareas que no me exigieran sobreesfuerzo alguno y a desprenderme de mí misma hasta llegar a estar allí de una manera sosegada y con alegría, para recibir sus mutismos o sus algarabías, fue un regalo para mí. La actitud de apertura incluso física otorga una libertad que sana, un poder que fortalece la voluntad y la autonomía; que reviste de sencillez y que enaltece el significado de privilegio, en su raíz latina “privus” de privado, “legio” de ley y el sufijo “ium”, de relación

Mi elogio a este privilegio.

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