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1.2. Marco conceptual

nuevos datos y sugerencias.

Vale mencionar que la investigación queda abierta. El equipo está consciente que esta publicación es sólo el “inicio del ovillo” sobre los “usos y percepciones en torno a la cultura viva tangible e intangible de Conocoto”, ovillo que puede desenrollarse con nuevos aportes.

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El marco conceptual básico que sostiene y guía la investigación, pretende construir vínculos entre los diferentes conceptos de algunas disciplinas científicas, el objetivo es lograr mayor comprensión en el proceso de acercamiento al tema de investigación. Así es como los principales conceptos utilizados son:

Espacio

Conocoto es el espacio de esta publicación, lugar que ha sido construido, transformado y modificado por sus habitantes en su quehacer diario. En este espacio se desarrollan, relacionan e interrelacionan y conviven; allí se encuentran, transitan, se “sienten seguros o, no”. Construyen cotidianamente sus culturas, vínculos afectivos o no, identidades, apreciaciones y también su desarrollo histórico.

Conocoto, al ser un espacio construido por sus habitantes, tiene una dimensión física representada por lo visible, y a la vez tiene una dimensión simbólica relacionada con la experiencia que sus habitantes

tienen del espacio. En este sentido, Conocoto, como toda sociedad:

Cuenta con una forma específica de concebir, apropiarse, relacionarse, organizar y nombrar al espacio y al tiempo y al hacerlo, se va configurando a sí misma. Así es como se instituyen espacios de trabajo y de descanso, de ocio y de castigo, espacios profanos y espacios sagrados, espacios de celebración y espacios de memoria. (Kuri, 2017, p. 25).

Es decir, que el espacio, además de ser el soporte material de las personas es el soporte simbólico de los significados, las prácticas, los calendarios de ceremonias, ritos, fiestas, luchas sociales, cívicas y recuerdos de sus habitantes. Esto, además, responde a la pertenencia de género, edad, experiencia y desarrollo individual, memoria y desarrollo histórico.

Por otro lado, en relación al espacio público, se refiere al bien común, al lugar donde la comunidad, las familias, la sociedad, la colectividad se encuentran, intercambian y despliegan rutinas, ceremonias, ritos y establecen formas de convivencia, de recreación, de celebración, de trabajo y de protesta. El espacio público es el lugar donde se expresa la conexión social a la par que se expresan también las diversidades. (Kuri, 2017, p. 9-30).

En el espacio público se encuentran los nombres de las calles, estatuas, monumentos, lugares donde se manifiestan las celebraciones, prácticas conmemorativas, marchas que dan cuenta de los días especiales de la colectividad.

El valor tiene dos significados analizados originalmente por Carlos Marx en su obra el Capital y Adam Smith en su libro la Riqueza de las Naciones.

Para Smith el valor de uso se expresa en la utilidad que tiene un objeto y el valor de cambio en la capacidad que se deriva de la posesión del dinero necesario para adquirirlo. Para Marx el valor de uso, es la utilidad que se establece entre el consumidor y el objeto consumido, es decir que, el valor de uso de un objeto está condicionado por sus cualidades materiales. El valor de cambio, aparece cuando el objeto es una mercancía, la misma que es producto de una relación cuantitativa basada en la división del trabajo. A su vez, el trabajo concreto responde a necesidades y crea valores de uso. El trabajo como mercancía crea valores de cambio. También el valor de uso puede convertirse en un valor de cambio a través de un proceso de transacción mercantil.

Adorno y Horkheimer de la Escuela de Frankfurt, aplican el análisis de valor de uso y valor de cambio a la cultura; sostienen que el arte cambia su valor de uso cuando no es un medio de contemplación, sino un medio de entretenimiento, de consumo que en muchos casos, se limita a lo económico.

Por ejemplo, una pieza de pintura pierde el valor de uso destinado a cubrir las necesidades de creación y de placer estético del sujeto que lo construye y, de contemplación del sujeto que consume cuando es convertido en una cosa, en lucro, en negocio (valor

de cambio). En esta línea tanto el arte como la cultura se vuelven mercancías susceptibles de intercambio comercial.

Henri Lefebvre, lleva los conceptos de valor de uso y de cambio del campo de la economía política a procesos culturales ligados a lo simbólico. En su obra El derecho a la ciudad plantea que el espacio urbano (ciudad), surge como valor de uso, que va cambiando de la forma social natural a convertirse en producto, mercancía que se puede comprar y vender que no anula el valor de uso pero lo convierte en cosa mercantil.

Flores en su artículo “Del Valor de Uso al Valor de Cambio” toma de Echeverría el concepto de que producir y consumir objetos es producir y consumir significaciones, y que además, el sujeto puede elegir qué valor de uso producir o qué uso darle al bien producido; pero, además, qué significado otorgarle al objeto vital (alimento, vestido, casa, ciudad), significado que puede llegar a ser simbólico. Las personas producen valores de uso para su subsistencia y al mismo tiempo reproducen un lenguaje lleno de signos y símbolos que generan una forma de interpretar el mundo.

Cultura

Según el Diccionario de la Real Academia Española, es “el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grados de desarrollo artístico,

industrial, en una época de un grupo social. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”.

Dentro de la cultura también se encuentran los valores con los que una persona crece y que luego la inducen a tomar cierto tipo de decisiones. Cada país, y dentro de él, cada región, tienen su cultura propia. Es decir, al vivir una persona en una región, los hábitos y costumbres de esta región influyen en su conducta. La UNESCO ha definido a la cultura “como el conjunto de rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social y engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, las formas de convivencia, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”,

Es decir que la cultura tiene que ver con el modo de hacer, de sentir, de pensar y de ser de los pueblos; tiene que ver con creencias, costumbres, hábitos y usos de una sociedad determinada. Esta concepción rompe con la idea de la cultura como producción elitista en manos de “sabios” que ellos solos crean los elementos culturales para toda la sociedad.

Cultura inmaterial o intangible

Es el conjunto de manifestaciones culturales de un determinado grupo, tales como: las tradiciones, la gastronomía, la herbolaria, la literatura, el folclor, la música, los mitos, los ritos, las supersticiones, la religión,

las teorías científicas y filosóficas, así como los patrones de comportamiento, - entre otras-, las cuales se basan en la tradición oral o gestual y se fortalecen con el transcurso del tiempo a través de un proceso de creación, adecuación y afirmación colectiva. La cultura inmaterial constituye la herencia de un grupo humano que se transmite, modifica y optimiza de generación en generación, que refuerza el sentido de pertenencia y es percibida por los otros como característica de ese grupo. Este patrimonio intangible representa la fuente vital de la identidad cultural arraigada en la historia y constituye el fundamento de la vida comunitaria.

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