Esquila Octubre 20

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Realidades

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Dios es cercano a su pueblo En este texto sólo he tomado algunos versos de la obra poética de Pedro Casaldáliga. Espero que sirva como invitación para que los lectores de Esquila Misional se acerquen a esta labor y que nos inspire a vivir y anunciar mejor el Evangelio, más cercanos al prójimo, de forma que manifestemos el amor de Dios.

U

n tema que Casaldáliga aborda en sus poemas es sobre Dios, que se hace un igual a nosotros para experimentar lo mismo que nosotros: «(...) Mayor que todo dios, nuestra sed busca, / se hace menor que el libro y la utopía, / y, cuando el Templo en su esplendor Lo fusca, / rompe, infantil, del vientre de María (...)» (1996, «Él se hizo uno de tantos», 13), Jesús se hizo como nosotros para liberarnos, por lo que su palabra no puede justificar la opresión de los débiles. En muchos pasajes el Evangelio pre-

senta comportamientos de Jesucristo que podrían parecernos contradictorios. Así lo expresa el poeta en otros versos: «(...) Cosechador de riesgos y de dudas, / debelador de todos los poderes, / Tu carne y Tu verdad en cruz desnudas, / contradicción y paz, ¡eres quien eres! (...)» («Jesús de Nazaret», 17). En algunos poemas, Casaldáliga nos acerca a los sentimientos de los protagonistas del Evangelio, dimensión que muchas veces se deja de lado, por ejemplo, nos descubre a lo que podría estar sintiendo María en la noche que dio a luz: «(...) porque duerme el Señor bajo tu aliento, heno de tu campiña en la gamella; (...)» (1955, «A la Virgen de Navidad», 15); o utiliza la poesía para recordarnos que María hace posible que Dios se manifieste entre los hombres como otro hombre: «¡(...) de verbo consagrado en Ti, María, / y en Sacramento de humildad cubierto! / Doblada el alma y el tesoro abierto, / ganamos

hoy, por fin, la teofanía (...)» (1955, «A la Virgen en la epifanía», 17); o que, una joven madre tenga que enfrentar la huida, la migración a un país extraño «(...) El Niño duerme. (¿No sabes / que te persiguen, Señor? / ¿No sabes que nos estorbas...?) / ¡Tú, desvelada como una / golondrina en la tormenta, / Virgen, y tu Corazón / como un niño perseguido / entre tus brazos, con Dios! (...)» (1955, «Letrilla de la huida a Egipto», 19-20). Estos son momentos evangélicos que todos conocemos y que en cada Navidad leemos. Sin embargo, la poesía nos acerca a vivirlos, a ponernos en los zapatos de quien los vive. En el otro momento fundamental para la fe: la pasión y muerte de Nuestro Señor, el poeta nos aproxima al amor que manifestó Jesús al mundo en horas previas a ser entregado y nos pone en la mira otra vez a María momentos antes de padecer el dolor de ver morir a su hijo: «(...) Tu Corazón velaba ar-


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