Llamados a la misión
En estos días he vivido y compartido bonitas experiencias con personas distintas en costumbres y tradiciones; aquí se experimentó el respeto y la armonía. La comunión y fraternidad entre personas de diferentes culturas, es algo que sólo Jesús puede lograr. Por eso siento que Dios no tiene imposibles y la misión no tiene fronteras. Esto me motivó para decidirme entrar al seminario comboniano. Marco Antonio Calderón (originario de Sahuayo, Michoacán). Siento que Dios me llama para no ser indiferente ante los que sufren, los que están sedientos y hambrientos de Él. Creo que me impulsa a tomar mi barca y remar mar adentro para compartir la alegría de vivir y anunciar que vale
la pena luchar por el Reino. Deseo ser misionero como san Daniel Comboni, y que mi corazón arda por anunciar el Evangelio. Que la Buena Nueva no se quede en palabras y frases bonitas, sino que se hagan vida; que dé esperanza y fuerza a los que sufren, y libertad a los esclavos del mundo. Quiero compartir por todo rincón del planeta la alegría que da encontrarse con Jesús. Deseo que la Virgen María y Comboni sean mi fortaleza y compañía para mi camino. Jóvenes que se atreven a dar el «sí» Estos jóvenes vencieron sus miedos y dijeron «sí». Llegaron con muchas dudas que no aclararon del todo, pero se «lanzaron»
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a vivir la experiencia de estar con Jesús, que a su tiempo les irá aclarando. Se adentraron con muchos sueños y esperanzas, porque están seguros de que el Señor los llama en este momento para estar a su lado. Ahora, como los discípulos, ellos escucharán al Maestro para aprender de Él. Oremos para que ellos siempre estén abiertos a las novedades y a las sorpresas que Dios nos da, que sean siempre generosos con Dios, y manifiesten amor y pasión por la vida del seminario. Que el «sí» de nuestra Madre Santísima sea para ellos un faro que los oriente en todo momento de su formación, y que lo vean siempre luminoso en los momentos de las tempestades.
Esquila Misional
octubre 2020