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REALIDADES El camino de la Cruz

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2: Jesús carga con la cruz camino del Calvario

Al cargar con la cruz, Jesús echa sobre sus propios hombros los males que sufre la humanidad de nuestro tiempo: las angustias y preocupaciones de los migrantes, de los pobres, de los desheredados; la enfermedad o el hambre que hacen perder la esperanza; el dolor por la muerte de un ser querido o la desaparición de un hijo a manos de las bandas criminales. Nuestro dolor es su dolor, nuestras cruces se convierten en su cruz.

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3: Jesús cae por primera vez

El Hijo de Dios también es humano, y con su humanidad se hace solidario con los que caen derrumbados por el dolor del pecado. Cuando las dificultades de la vida nos hacen perder la esperanza, cuando, rodilla en tierra, pensamos que todo se acabó, que ya no hay esperanza, ahí está Jesús, solidarizándose con nosotros, cayendo con nosotros, sufriendo con nosotros, porque al asumir nuestra humanidad, también hizo suya nuestra debilidad y nuestra fragilidad.

4: Jesús se encuentra con su Madre

No hay peor sufrimiento para una madre que ver morir a su propio hijo. María, Madre de Jesús y madre nuestra, nos acompaña siempre, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida. Ella encarna el dolor de tantas madres que aún hoy siguen viendo morir a sus propios hijos, víctimas de la droga, la delincuencia o la guerra, hijos desaparecidos, condenados o torturados que cargan con sus propias cruces. El dolor que inunda a María al ver a su hijo crucificado, se transformará, sin embargo, en alegría renovada el Domingo de Resurrección.

5: El Cireneo ayuda a Jesús

Esta estación nos invita a abrir los ojos para ver a tantos «cireneos» que en el mundo de hoy siguen mostrando que Dios nunca abandona a su pueblo. Allí donde hay sufrimiento, siempre surgen personas solidarias y de buen corazón que se arriesgan y lo dan todo por el bien de sus hermanos. En estos tiempos de pandemia, por ejemplo, pensemos en tantos profesionales de la salud que ahí siguen, arriesgando su salud e incluso sus propias vidas por aliviar el sufrimiento de tantos enfermos. El ejemplo de Simón de Cirene tiene que estimularnos para no permanecer insensibles ante las dificultades y los sufrimientos de los demás.

Realidades 6: La Verónica limpia el rostro de Jesús Al igual que Simón de Cirene, la Verónica se acercó a Jesús para intentar mitigar su sufrimiento limpiándole el rostro. Como ella, muchas mujeres siguen hoy aliviando el dolor de tantos enfermos, ancianos, huérfanos o viudas, porque sienten en su propio ser el dolor ajeno. A pesar de tener sus propias penas, no dudan en estar al lado de los que sufren. Secar unas lágrimas, limpiar un rostro sudoroso, curar una herida… cualquier pequeño gesto puede servir para mostrar el amor y la misericordia de Dios.

7: Jesús cae por segunda vez

Cuando a pesar de nuestros esfuerzos vemos que las cosas no cambian y que el mundo sigue estando dominado por la maldad de los hombres, el peso de las dificultades se nos hace insoportable y caemos derrotados por la impotencia. La segunda caída de Jesús simboliza la de tantos hombres y mujeres que ya no pueden más y sucumben. Sin embargo, sabemos que no todo está perdido. Jesús logrará levantarse y seguir su camino hasta el final.

8: Jesús se encuentra con las mujeres

A cualquier lugar del mundo que vayamos, vemos que las que más presencia y participación tienen en Realidades las comunidades cristianas siempre son las mujeres. Ellas son el principal motor de la Iglesia, las que siempre están ahí cuando hace falta prestar un servicio, especialmente cuando se trata de ayudar a los más necesitados. Con su instinto maternal tienen ese don especial para ofrecer misericordia y ternura a los que más sufren. Aprendamos de su ejemplo y reconozcamos su dignidad.

9: Jesús cae por tercera vez

Tres veces cayó Jesús vencido por el peso de la cruz; y tres veces se levantó para culminar la misión que su Padre le había encomendado. Esta estación debe ayudarnos a no perder la esperanza, a convencernos de que, aunque caigamos una y otra vez bajo el peso nuestros pecados o de las dificultades de la vida, el Señor siempre estará ahí para ofrecernos su fuerza, su perdón y su misericordia. La derrota no consiste en caer, sino en no ser capaz de levantarse.

10: Jesús es despojado de sus vestiduras

En Jesús, a quien quitan sus vestidos, están presentes todos aquellos que se ven despojados de sus derechos, de sus recursos para vivir, de sus bienes y hasta de su propia dignidad humana. Es también una imagen del despojo de nuestra Madre Tierra, a la que una humanidad embriagada de afán consumista sigue explotando sin medida, robando sus riquezas, dejándola cada vez más desnuda y desprotegida.

11: Jesús es clavado en la cruz

Con los mismos clavos que Cristo fue fijado sobre la cruz, son clavados también todos aquellos condenados a vivir indignamente por falta de amor y de solidaridad. No sólo se les condena a vivir de una manera inhumana, sino que se les impide hacer cualquier cosa pasa salir de su pobreza. Cada vez que se cierran las puertas a la libertad de expresión, a la educación, a la sanidad o a los recursos mínimos para una vida digna, se está clavando a millones de personas en una cruz.

12: Jesús muere en la cruz

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único hijo para que, con su muerte en la cruz, diera vida al mundo. Sí, Dios quiere que todos tengamos vida, y la tengamos en abundancia. Jesús, muriendo de la manera más humillante, porta sobre sí mismo todo el mal de la humanidad para regenerarlo y transformarlo en vida. Su muerte sólo tiene sentido si la miramos desde la Resurrección. Dar la vida por alguien es el mayor gesto de amor que un ser humano puede realizar. Dios lo hizo por nosotros, no lo olvidemos nunca.

13: Jesús es bajado de la cruz

En este mundo tan insensible e indiferente ante el sufrimiento humano, siempre encontraremos una mano amiga que nos descuelgue de nuestra cruz, mano solidaria y compasiva que lava nuestras heridas y alivia nuestros dolores.

15: El triunfo de la vida sobre la muerte

Ninguna de las 14 estaciones anteriores tendría sentido si ignoramos la que muchos consideran la décimo quinta estación: La Resurrección de Jesús. La pasión de Cristo no se puede entender sin la victoria final de la vida sobre la muerte. El pecado siempre puede obtener el perdón; la enfermedad puede ser vencida con la curación; la tristeza con la alegría, la desesperación con la esperanza, la pobreza con la solidaridad, la marginación con la acogida y la discriminación con la tolerancia. Dios no es un dios de muertos, sino de vivos.

14: Jesús es depositado en el sepulcro

Dios asumió nuestra humanidad de manera total para poder divinizarla. En su decisión de ser uno de nosotros quiso ir hasta el final. Tal y como decimos en el Credo, murió y fue sepultado, bajó al lugar de los muertos para rescatarlos y darles la vida. Hoy, Dios sigue descendiendo a los lugares más miserables de la tierra. Está ahí donde parece que sólo hay muerte y desesperación. Está en las favelas, en los caminos peligrosos que recorren los migrantes, en los hospitales, en las cárceles, en los pueblos olvidados, en los hogares destruidos por el maltrato… Ahí donde el ser humano ha perdido toda su dignidad, ahí sigue siendo sepultado el Hijo de Dios.

Los investigadores advierten

que se ha alcanzado el nuevo récord a pesar del fenómeno conocido como La Niña (que trae temperaturas frías a los océanos), que ayudó a limitar el calentamiento en el Pacífco, ocurrido el año pasado. Los océanos, explican los investigadores, «absorben algo menos de un tercio del dióxido de carbono emitido por el ser humano, pero el calentamiento del agua reduce la efciencia de este proceso, dejando un porcentaje mayor en la atmósfera».

El seguimiento de los cambios de temperatura y de dióxido de carbono sirve «para llegar a un plan de mitigación que limite los efectos del cambio climático», subrayan los expertos. «Como consecuencia del calentamiento de los océanos, el volumen, y por tanto el nivel del mar, está aumentando con repercusiones dramáticas; por ejemplo, para los atolones del Pacífco y las islas Maldivas, pero también para nuestras zonas costeras». Los océanos cada vez más cálidos crean las condiciones para tormentas y huracanes cada vez más violentos y numerosos, sumado a períodos de calor exagerado en áreas cada vez más grandes, además de que el agua caliente es menos rica en oxígeno y afecta la cadena alimenticia, por lo que también tiene graves efectos en las formas vivas.

Nueva alerta generada por el cambio climático. En 2021 las temperaturas de los océanos establecieron nuevo récord, alcanzando los valores más calientes jamás medidos por sexto año consecutivo, el Mediterráneo es el mar que más rápido se calienta. Así lo confrma un estudio internacional, según el cual «la variación del contenido térmico de los océanos en 2021 equivale a la energía que se obtendría detonando siete bombas atómicas cada segundo durante todo el año».

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