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CUIDADO DE LA CASA COMÚN
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En noviembre de 2021 terminó la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe... Entre todos los participantes descubrimos 41 grandes desafíos que presenta la realidad a nuestra Iglesia, y de ellos, escogimos 12 prioritarios. Uno dice: Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial. Entre las orientaciones pastorales para enfrentar este reto a nivel continental, propusimos: Crear una comisión latinoamericana, conformada por mujeres, que refexione y profundice sobre su participación en las instancias de decisión de la Iglesia y en la formación de los presbíteros; contribuir al discernimiento sobre el diaconado femenino y nuevos ministerios; generar itinerarios formativos en las iglesias locales que fomenten el desarrollo integral de la mujer y su contribución en la vida y misión de la Iglesia.
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Señalamos otro desafío que va en la misma línea: Reconocer y valorar el rol y el aporte de la mujer en la historia, en la sociedad y en la Iglesia. Para ello, propusimos: Crear la pastoral de las mujeres en la Iglesia local, nacional y continental, que garantice su promoción integral y participación efectiva en la vida de la Iglesia y de la sociedad; crear espacios para que mujeres de pueblos originarios, afrodescendientes y campesinas compartan sus conocimientos, experiencias y prácticas en diversos ámbitos eclesiales.
Me llamó la atención que nadie pidió el sacerdocio ministe-
Otro país, con las mujeres
rial femenino. Eso sí, le tundieron fuerte al clericalismo; tanto, que en mi grupo dije: «Parece que el principal problema somos los clérigos...». Ante esto, una laica brasileña, teóloga y psicóloga, dijo: «Los clérigos son importantes y los necesitamos, pero sin abusos de poder; es más, dijo, el problema también es el caso de algunas mujeres muy clericalistas, a quienes importa mucho tener poder en la Iglesia...». Lo mismo que pasaba en el grupo de los 12 apóstoles: peleaban por el poder a la derecha e izquierda del Maestro. Son las tentaciones de siempre, a las que todos estamos expuestos.
En nuestro grupo insistimos que, en la reestructuración del CELAM, se formen equipos, sin oficina y sin sueldo, que promuevan y acompañen la puesta en práctica de las orientaciones, para que no queden en buenos deseos y se pierda la riqueza de esta Asamblea.