19 minute read
Tegucigalpa - Honduras
Población:
1,157,000 habitantes.
Advertisement
Alimentos principales:
tortillas de maíz, arroz, frijoles, plátanos, queso, huevos.
Del 30 al 40 por ciento de la población en Tegucigalpa compra comida del supermercado.
Ciudad signataria del Pacto de Milán.
Socios importantes:
Oficina de la Alcaldía del Distrito Central, Consorcio Agrocomercial de Honduras, Asociación de Municipios Hondureños (AMHON), supermercados La Colonia, Escuela Agrícola Panamericana “Zamorano”, Fundación para el Desarrollo Empresarial Rural (FUNDER), FAO, Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Desafíos clave:
gestión de residuos orgánicos, consumo de alimentos saludables, y aplicación de buenas prácticas agrícolas.
Comercio inclusivo entre ciudad y campo
De Mi Tierra: el consumidor elige lo hondureño
“El consumidor siempre tiene la razón”, comenta Abner Zúñiga. Estamos sentados en la mesa con dos representantes del supermercado La Colonia en Tegucigalpa, Honduras. Además de Walmart, es la cadena de supermercados más grande del país. Él continúa “solo el consumidor sabe exactamente qué precio pagaría por cada producto: compara con otros supermercados y con el mercado informal al mismo tiempo. En cada oportunidad, el consumidor está valorando si el precio es proporcional a la garantía de alimentos sanos y de calidad, el sabor, la forma y la textura del producto.”
Miguel Arita
Cesar Maradiaga La Colonia
Miguel Arita, responsable de compras de vegetales, asiente. “Solo los consumidores pueden decidir si quieren pagar este precio por un producto que proviene de Honduras. ¿Optan por la calidad y la seguridad o prefieren un producto importado?” Y ¿qué los diferencia? El consumidor hondureño elige productos de su propia tierra. La campaña “De Mi Tierra” lo enfatiza aún más. Por ello, les preguntamos sobre la colaboración especial que desde hace varios años ha sido un ejemplo brillante de “modelos empresariales inclusivos”; que en consecuencia ha logrado que el 90 por ciento de las verduras en los estantes de La Colonia provengan de agricultores hondureños.
La Colonia tiene hoy 50 tiendas en todo el país. Para finales del año 2019, serán 55. Se estima que en Honduras, alrededor de tres millones de personas (un 30 por ciento de la población) hace sus compras en los supermercados. “Con un crecimiento de cinco a seis tiendas por año, La Colonia necesita abastecerse de productores que puedan seguirles este paso a largo plazo”, comenta César Maradiaga, gerente del Consorcio Agrocomercial de Honduras. “Como agricultores familiares, solo tendremos éxito con un plan de acción sólido. Al Consorcio le gustaría diseñar ese plan.”
Más allá de la competencia, hacia la cooperación.
Muchos pequeños...
El Consorcio Agrocomercial de Honduras es una alianza de ocho PYME (pequeñas y medianas empresas) gestionadas por agricultores. Su objetivo es fortalecer conjuntamente la posición de los pequeños productores en el mercado nacional y — en menor medida — internacional. Las ocho cooperativas de productores de frutas y hortalizas son HORTISA, PROVIASA, La Meseta, Tropical Yojoa, ECARAI, APROLHF, Vegetales Lencas y VERYFRUP; y están distribuidos en todo el país.
El Consorcio quiere ofrecer soluciones integrales a una serie de problemas de abastecimiento y calidad de productos que enfrentan las empresas. Los mercados formales (por ejemplo, el supermercado La Colonia) manejan mayores requisitos que el mercado informal. Esto ocasionaba un alto grado de rechazo de productos de las cooperativas: en La Colonia, por ejemplo, hasta un 40 por ciento de las entregas de hortalizas fueron rechazadas debido a problemas de calidad. Por tanto, el suministro proveniente de Honduras no presentaba la calidad requerida y era insuficiente para los supermercados: un estudio de 2006 muestra que más del 80 por ciento de las verduras consumidas eran importadas.
Adicionalmente, hubo una gran inestabilidad (y por tanto, incertidumbre) para los productores por varias razones: los contratos eran a corto plazo con los mercados formales, existía una competencia intensa entre la multitud de organizaciones de agricultores con productos similares, demanda irregular de verduras durante el año, e incumplimiento de contratos por parte del comprador... Además, el retraso de los pagos (entre 1 a 2 meses) de parte de los compradores también causó incertidumbre y escasez de capital de trabajo para los productores. “Los agricultores familiares han enfrentado grandes desafíos durante años”, nos dice César Maradiaga. “No tienen acceso a fondos. A menudo están ubicados lejos de la ciudad capital e incluso entre ellos mismos. Debido a esto, esta peculiar colaboración fue esencial para implementar cambios a gran escala.” Además, invertir en la agricultura familiar hoy en día todavía se percibe como riesgoso para los bancos. Como resultado, una y otra vez los productores deben buscar inversionistas privados, que en su mayoría se rigen bajo sus propias reglas.
“No olvides”, agrega gesticulando, “que antes las ocho empresas parte del Consorcio solían competir entre sí. Esto canibalizaba sus productos ocasionando que ofrecieran precios cada vez más bajos.” Además, los agricultores sospechaban que algunos clientes del mercado formal aprovechaban esto porque a menudo incumplían los contratos con el pretexto de recibir productos con una calidad baja, para luego poder recurrir a un competidor más barato.
… ¡Hacen uno grande!
En 2012, por iniciativa de la Fundación para el Desarrollo Empresarial Rural (FUNDER), las 8 empresas convinieron en formar legalmente el Consorcio. En 2011, Rikolto, junto con el Consorcio, inició un proyecto piloto para el fortalecimiento de sus capacidades de producción, los procesos de cosecha y de post cosecha (con atención específica a la calidad y volúmenes requeridos por el mercado formal), mejora de las estrategias de comercialización colectiva y asesoramiento general en negocios, gestión y administración.
Desde entonces, el Consorcio Agrocomercial de Honduras ha cosechado muchos logros. Hoy, la cadena de supermercados La Colonia es su cliente más importante. Debido a la mejora de sus procesos de producción y manejo de los productos, disminuyeron la tasa de rechazo del 40 al 5 por ciento. Se acordó una tarifa de precios fija que estabilizó los precios y los ingresos del Consorcio. Se abrieron nuevos mercados, como por ejemplo, a las tiendas de La Colonia ubicadas en la ciudad de San Pedro Sula. Se creó y registró una marca colectiva para sus productos: “El Agricultor”. Y la cantidad de vegetales importados en el supermercado disminuyó hasta un 90 por ciento. ¿Quienes ganan? El consumidor, el supermercado y el productor hondureño. “Ya que, en el mercado formal, el precio que recibe el productor fácilmente aumenta entre un 100 y un 200 por ciento”, confirma Maradiaga. “Y, sobre todo, los precios se mantienen estables.”
El supermercado, el consorcio, la ONG y... El banco
Pero tal aumento de calidad, naturalmente, también requiere inversiones. Asi se encontró un tercer socio para esta colaboración única en FICOHSA, un banco de crédito. FICOHSA financia el 60 por ciento de las inversiones necesarias. Como banco, busca en primer lugar una inversión rentable y confiable, por lo que una colaboración entre el supermercado y el Consorcio logró el umbral de confianza del banco. “Para el banco, también es importante que se piense a largo plazo”, agrega César Maradiaga. “¡No olviden que los bancos también están buscando el valor social agregado de una inversión!” FUNDER y La Colonia también contribuyeron un 20 por ciento cada uno. Además, esta cooperación con una institución financiera actúa como un mecanismo de seguridad. Si La Colonia o el Consorcio, por cualquier razón, “quieren abandonar el barco”, FICOHSA no permitirá que suceda.
La Colonia también invierte en personal. Actualmente, el supermercado emplea a cinco técnicos cuya función consiste en visitar a las organizaciones de agricultores y guiarlas hacia métodos de producción más eficientes y de calidad. “La colaboración con Rikolto, FUNDER y otros actores fue de gran importancia”, concluye Maradiaga. Rikolto se encargó de pagar a los asesores técnicos. Además, ayudó a establecer un sistema logístico, porque ¿cómo llevar todas esas verduras a la capital de manera eficiente?”. Finalmente, Rikolto también asesora regularmente al Consorcio en temas de comunicación, gestión empresarial y administración.
¿Y el ayuntamiento?
“El ayuntamiento de Tegucigalpa no ha tenido una presencia directa en esta iniciativa”, nos comenta Annabell Guzman de Rikolto. Sin embargo, es un factor esencial para el establecimiento de modelos de negocios inclusivos (inclusive business) que impulsa Rikolto: “agricultores capaces” (el Consorcio), “compradores dispuestos “(La Colonia) y ... el “entorno habilitante” (políticas públicas). “Este ‘entorno propicio’, puede impulsarse de diferentes maneras”, nos dice Guzmán. En primer lugar, solo existe una plaza en Tegucigalpa que controla los precios de los productos agrícolas que llegan a la ciudad lo cual está limitando el poder de negociación de los productores. Entonces, a través del esfuerzo con la plataforma municipal donde participan diferentes actores público – privados, Rikolto se plantea trabajar con el ayuntamiento para garantizar que los precios a los productores sean más estables. Hoy, ninguna agencia pública aparte del mercado controla esto.
La colaboración entre el Consorcio y La Colonia es un ejemplo de cómo se pueden hacer negocios de forma diferente. En segundo lugar, el desafío de la inocuidad en los alimentos también puede abordarse desde la ciudad. Esto, puede hacerse proporcionando sitios de almacenamiento de los productos en la ciudad, que garanticen su seguridad y manejo. El tercer desafío que enfrenta la ciudad es la dieta
de sus habitantes. “Honduras ocupa el segundo lugar en el mundo cuando se trata de alimentación poco saludable”, enfatiza Guzmán. “Con esta plataforma urbana también queremos enfocarnos en este tema en los próximos años”.
Lo que puede traer el futuro
El futuro puede traer aún más para el Consorcio Agrocomercial. En el vecino país Nicaragua, se estableció una colaboración especial entre Subway y la unión de 4 organizaciones de agricultores. Actualmente, la unión de cooperativas abastece de verduras frescas a 24 tiendas de la franquicia de sándwiches en todo el país. Gracias al entusiasmo de Subway en Nicaragua y de La Colonia en Honduras, se están llevando a cabo discusiones entre el Consorcio Agrocomercial, Rikolto y Subway en Honduras para iniciar una colaboración en el futuro.
Pero no solo en el mercado formal se venden las verduras del Consorcio. Nos encontramos con Abraham Silva en la Feria del agricultor, el mercado de agricultores en Tegucigalpa. Todos los viernes y sábados, productores de las diversas regiones de Honduras vienen a la capital para vender sus verduras, frutas, carne y pescado a los habitantes de la ciudad. Abraham es el hijo de Pasito, el presidente de la empresa de hortalizas HORTISA. Abraham estudia fisioterapia en la Universidad de Tegucigalpa y está aquí cada semana para vender las verduras de la empresa, pues también es miembro del Consorcio Agrocomercial. “Quien viene a comprar aquí está más preocupado por la seguridad alimentaria”, nos dice Abraham.
Abraham Silva
Reynaldo Julián Avila “Mira este tomate. Se ve bien y saludable, pero nadie puede detectar a simple vista cuántos productos químicos se han utilizado en su producción. Los supermercados requieren certificados de inocuidad y buen manejo de los alimentos, aquí en el mercado urbano no son tan estrictos. Sin embargo, nuestra empresa, y por extensión todas las empresas del Consorcio Agrocomercial, garantizan un producto seguro. Y la gente lo sabe.” Añade riendo: “¡Mis tomates son sabrosos y hermosos por dentro y por fuera!”
¿Una nueva generación de agricultores?
Abraham cuenta con 24 años. “¿Si todavía me veo cultivando en diez años?” Abraham asiente con entusiasmo: “¡De hecho!” Nos explica que gracias a la agricultura es que ha logrado costear sus estudios. Una vez graduado, no abandonará el campo. “La agricultura es una hermosa ocupación. Estudio fisioterapia porque así es como quiero ayudar a las personas. Pero
mi corazón se queda en el campo. Está en mi sangre.” Reynaldo Julián Ávila también piensa así. Es agricultor y asesor técnico de PROVIASA, otra empresa de hortalizas que es miembro del Consorcio. Nos refugiamos del sol de la tarde bajo un árbol, con una vista de la ciudad de Tegucigalpa. Reynaldo estudió mecánica automotriz en la capital. Sin embargo, debido a la crisis económica, no encontró trabajo en ese sector.
“Por eso decidí regresar a mi pueblo”, cuenta Reynaldo. “No está lejos de Tegucigalpa: un viaje de dos horas y puedo visitar a mis amigos allí”. ¿Todavía sueñas con una carrera como mecánico de automóviles? Reynaldo parece muy decidido: “¡No, jamás! ¿Por qué renunciaría a este trabajo? Tengo total libertad, respiro el aire más saludable en el país y puedo ofrecer a mi familia un futuro seguro.”
Mujeres y niños
Sin embargo, ve que pocos jóvenes a su alrededor hacen lo mismo. ¿Qué impide que los jóvenes elijan un futuro en el campo?. Por supuesto, no es el trabajo más sexy y probablemente no ayude que las ‘caras’ que manejan las organizaciones de agricultores a menudo son adultos mayores. Reynaldo lo experimenta personalmente: no tiene muchos colegas jóvenes en PROVIASA. Le preguntamos cómo podría cambiar esto. “En primer lugar, creo que los padres deberían enseñar más a sus hijos sobre la agricultura. Mi padre también es agricultor: él trabaja a pocos kilómetros de aquí. Sin embargo, cuando regresé de la ciudad al campo, tuve que aprender todo por mí mismo. De niño tienes una curiosidad natural: es una pena no usar ese interés para aprender todos los trucos de este oficio”
Para las mujeres tampoco es fácil desempeñar un papel en la gestión de una organización de agricultores. “No olviden que el machismo sigue siendo fuerte en América Latina”, nos explica Annabell Guzmán de Rikolto, mientras conducimos en vehículo a través de un paisaje montañoso de café hacia una reunión de agricultores de la empresa de agricultores Vegetales Lencas, parte del Consorcio. “Sobre todo en las zonas rurales no es común tener una voz como mujer, y mucho menos
usarla”. Un grupo de mujeres de Vegetales Lencas ahora se está organizando en un comité para comercializar sus propios productos. Subway actualmente está en conversación con este grupo de mujeres. Y el interés se dirige principalmente a una técnica agrícola innovadora: la hidroponía.
¿Cómo enfrentan los agricultores un clima cambiante?
Golpes fuertes
Es muy necesario renovar la agricultura. El cambio climático ya está cobrando factura en Honduras. Cuando nos encontramos con el productor
Felix Zelaya
Félix Zelaya, hacía un calor sorprendente. “Estamos aquí a una altura de 1,600 metros”, dice. “Antes, en esta época del año solíamos usar chaquetas y sombreros. Ahora estoy aquí en mi camiseta.” El hijo de seis años de Félix persigue algunas gallinas vestido de pantalón corto y camiseta. Los mosquitos nos molestan bajo el sol sofocante de la tarde. Pero los efectos del cambio climático se extienden más allá de la elección de vestimenta y las picaduras de insectos. La agricultura en particular resulta fuertemente golpeada. Nuevas plagas y enfermedades prosperan mejor en un clima más cálido. Honduras, el mayor productor de café en América Central, fue duramente afectado en 2012 por la enfermedad fúngica “roya del café” (Hemileia vastatrix). Además, los inviernos se están volviendo más duros, los veranos más cálidos y los agricultores se ven sorprendidos por lluvias fuertes. Los cultivos de Félix también sufrieron. “Cuando se destruyó el 70 por ciento de mi cosecha, me vi obligado a buscar otros horizontes. Un futuro en la agricultura parecía demasiado incierto en ese momento.”
La historia de Félix no es un hecho aislado. En América Central en los últimos años, entre el 70 y el 80 por ciento de los cultivos básicos como el maíz y el frijol se han perdido. La migración debido al cambio climático se traduce principalmente en un éxodo rural. Los agricultores e inversores ven crecer los riesgos de la actividad y prefieren buscar seguridad. La gente prueba suerte en las ciudades. Pero una población en crecimiento y un mercado laboral limitado rara vez conducen a la prosperidad. El crimen y el desempleo van de la mano en Tegucigalpa. Actualmente, el 55.32 por ciento de la población hondureña vive en un entorno urbano. Cada año, la población en un contexto urbano aumenta en un 2.75 por ciento. Tegucigalpa representa el 22.73 por ciento de la población nacional. La caravana migratoria centroamericana hacia los Estados Unidos también tiene sus raíces en un sistema alimentario desbalanceado. Un estudio, por ejemplo, indica
que uno de cada dos migrantes, que prueban su suerte para emigrar a los Estados Unidos, señalan que la inseguridad alimentaria influyó en su decisión. “Por lo tanto, debemos analizar de cerca nuestro sistema de producción si queremos que el suministro de alimentos en Tegucigalpa y el resto de la Honduras tenga un futuro”, dice Annabell Guzmán.
Invernaderos de esperanza
Félix, sin embargo, regresó al campo. “Tenía que hacerlo. Este es el pueblo donde crecí: mi madre, mi esposa y mis hijos viven aquí.” Félix es socio de Vegetales Lencas, con sede en Marcala: tierra de café y de amistad. Las Crucitas, donde Félix cultiva un pedazo de tierra, está a unos 90 km de Tegucigalpa. Habla con entusiasmo sobre el proyecto piloto que vio desarrollarse en los últimos tres años: su propio invernadero con instalación hidropónica. Según él, la hidroponía podría contribuir al futuro del cultivo de hortalizas en Honduras. Se estableció una cooperación estratégica entre Rikolto, el Consorcio Agrocomercial y ADA, una sociedad luxemburguesa especializada en microfinanzas, que proporcionó el capital de arranque necesario.
¿Qué quiere decir Rikolto con Inclusive Business (Negocios Inclusivos)?
Para esto, Rikolto utiliza los 6 principios de la metodología LINK, desarrollada por el CIAT
Colaboración dentro de la cadena: cooperación efectiva entre los actores de la cadena que tienen un objetivo común.
Vinculos efectivos con el mercado: nuevas relaciones entre todas las partes involucradas en la cadena, que conducen a un mercado estable y un suministro constante.
Honestidad y transparencia: una política justa y transparente con precios justos y riesgos comerciales compartidos.
Acceso equitativo a los servicios: incluye crédito, soporte técnico en el campo e información de mercado.
Innovación inclusiva: no ‘para’ agricultores sino ‘con’ agricultores.
Medición de los resultados: indicadores y planes de seguimiento concretos.
“Es una forma radicalmente diferente de practicar la horticultura”, agrega Walter Pereira con entusiasmo. Walter trabaja como técnico asesor en Vegetales Lencas. “La gente ya no siembra las semillas en el suelo, sino en una estructura de tubos dentro de la cual fluye agua. El agua contiene todos los nutrientes que las plantas necesitan para producir hortalizas saludables y nutritivas.” Esto tiene muchas ventajas: el consumo de agua se reduce hasta en un 50 por ciento, el uso de productos químicos se reduce al mínimo, el ciclo de crecimiento se acorta, con lechuga hasta con 15 días. Pero, sobre todo, los cultivos están mejor protegidos contra el viento y el clima. “El término ‘hidroponía’ es un concepto genérico”, explica Germán Flores. Flores es ingeniero agrónomo y, como coordinador de proyectos de Rikolto, monitorea de cerca los proyectos piloto. Nos explica que hay dos sistemas de hidroponía. Ambos funcionan sin suelo, obteniendo sus nutrientes del agua corriente. Se puede cultivar de dos maneras: a base solo de agua o en un sustrato. Tal sustrato puede consistir en arena, fibras de coco, roca volcánica... Para las plantas más grandes como los tomates o los chiles, esto provee un soporte en el que pueden crecer raíces profundas. El sustrato sólo sirve de soporte, no aporta nada en términos de nutrientes. “Todavía estamos en pañales con esto”, nos dice Walter Pereira. “Pero aún así, somos los primeros agricultores familiares en Honduras en utilizar este tipo de instalación”. Los productores adquirieron conocimientos técnicos durante dos viajes inspiradores a Guatemala y a Bélgica (en colaboración con la provincia de Flandes Occidental). Durante estos viajes, organizados por Rikolto, los productores se sumergieron en el mundo de la hidroponía. “Ahora somos pioneros”, dice Pereira con orgullo. “Las ONG, las organizaciones de agricultores e incluso los académicos vienen a ver nuestros proyectos piloto”. “En La Colonia tenemos grandes esperanzas para la hidroponía”, dice Miguel Arita. Hay cultivos que son muy vulnerables a los efectos del cambio climático: la lechuga es un ejemplo de ello. A través de la hidroponía, el Consorcio nos asegura un suministro estable y no tenemos que preocuparnos de que los estantes de nuestras tiendas queden vacíos debido a cosechas malogradas. Además, ofrece muchas perspectivas de futuro. Actualmente, el 80 por ciento de las fresas son importadas de Guatemala. Las fresas son un producto perfecto para ser cultivado de esa manera. “Esperamos poder presentar pronto fresas frescas hondureñas a nuestros clientes”, concluye Abner Zúñiga. Annabell Guzmán asiente: “La hidroponía desempeñará un papel importante en el suministro de alimentos para una creciente población urbana en los próximos años: es eficiente, respetuosa con el medio ambiente y la seguridad alimentaria es inimitable.
El camino está allí, pero aún falta pavimentarlo
Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer. “Por ejemplo, las semillas de fresa son difíciles de encontrar en Honduras”, dice German Flores de Rikolto.
Afortunadamente, el Consorcio puede contar con la ayuda del mundo académico. Aquí entra la universidad Zamorano. Zamorano es reconocida internacionalmente como una de las escuelas agrícolas más especializadas del continente. La universidad está ubicada en Honduras y aspira a ser líder en innovación. La experiencia y el conocimiento técnico de la universidad son indispensables para hacer de la hidroponía una técnica exitosa. Como autoridad internacional, es mucho más fácil para la universidad obtener semillas de buena calidad. Además, pueden investigar si el suelo, el clima y las condiciones de Honduras son adecuadas y si se puede cultivar un producto final de alta calidad. “La colaboración con Zamorano es un regalo del cielo”, asiente Germán Flores. Internamente, el Consorcio Agrocomercial aún enfrenta algunos desafíos. “Estamos escribiendo una historia de éxito, eso es seguro”, nos dice César Maradiaga. “¡Pero el orgullo viene antes de la caída!”. La autosostenibilidad del Consorcio es uno de los mayores desafíos que las organizaciones de agricultores deben seguir enfrentando en los próximos años. Muy pronto habrá que establecer una estructura de gestión sólida y una operación administrativa fluida. Hoy, gran parte del financiamiento del personal del Consorcio todavía proviene de Rikolto. Un plan financiero sólido es esencial para alcanzar la autonomía completa. “Además, todos somos seres humanos”, agrega Maradiaga con una mirada viva. “¡Por eso es muy importante evitar sutilmente los problemas sobre relaciones de poder y las disputas internas y enfocarnos siempre en el objetivo final común!”. “Además, en lo que se refiere a la hidroponía, sería prematuro pensar que el objetivo ya se alcanzó”, asiente German Flores de Rikolto. “Todavía queda mucho trabajo por hacer”. Mediante pantallas de sombra se mejorará el manejo de la temperatura en los invernaderos. “Esta es la parte más delicada de la hidroponía”, dice Félix Zelaya. “Si la temperatura exterior aumenta repentinamente, por supuesto también ocurrirá dentro del invernadero. Eso puede ser desastroso para los cultivos.” El mayor desafío en instalaciones hidropónicas sigue siendo que algo puede salir mal en cualquier momento. Un corte de energía que pase desapercibido puede hacer que falle toda la cosecha.
Annabell Guzmán mira positivamente hacia el futuro. “Siempre habrá desafíos en el camino”, asiente con la cabeza, “pero esta es realmente una historia de éxito.” Nueve de cada diez empresas en Honduras se hunden en sus primeros tres años, pero el Consorcio Agrocomercial de Honduras pronto celebrará su décimo aniversario. La producción con hidroponía ya demuestra que en los próximos años será una respuesta firme a las consecuencias de un clima cambiante y que podría alimentar a la creciente población urbana. “Para Rikolto, lo que se realizó en Honduras es un ejemplo de cómo queremos enfrentar el futuro de nuestro sistema alimentario: estableciendo colaboraciones con el sector privado, organizaciones de agricultores, instituciones financieras y de conocimiento, autoridades municipales y ONG juntos revitalizando al planeta”.