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williche de Graciela Huinao y en Birdie de Tracey Lindberg, Allison Ramay

Transformaciones antipatriarcales en Desde el fogón de una casa de putas williche de Graciela Huinao y en Birdie: A Novel de Tracey Lindberg

Allison Ramay

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE “Cuando el mundo realmente escucha las voces de mujeres quienes han trabajado (…) para decolonizar nuestras mentes, quienes viven en la alegría de esta transformación, podemos caminar en el sendero hacia la liberación, la solidaridad”. bell hooks

Como nunca antes, en 2018 hemos sido testigos de mujeres que ahora se atreven a denunciar públicamente a las personas que abusaron de ellas. Mujeres de distintas identidades raciales y sexuales han encontrado apoyo en el Movimiento #MeToo pero, aun así, hay desigualdades abismales en las experiencias de violencia en el mundo de las mujeres. Siguen vigentes las palabras de Kimberlé Crenshaw1 sobre la poca visibilidad de las mujeres negras víctimas de la violencia policiaca en los Estados Unidos, en comparación con los hombres negros en igual situación. Las potentes palabras de Crenshaw nos recuerdan también que la prensa nacional alrededor del mundo cubre con mucho menos frecuencia la muerte, la violación y el abuso de mujeres no blancas que los de las mujeres blancas. En un artículo publicado en el New York Times, Louise Erdrich reportó que, según el Departamento de Justicia en EE.UU., una de tres mujeres indígenas es violada durante su vida. Erdrich insiste en que hay mujeres que no se sienten con la protección necesaria para hacer sus denuncias; de lo contrario, habría muchos más casos registrados2. A pesar de los avances en cuanto a los derechos de las mujeres indígenas, Chile y Canadá, los dos polos opuestos de las Américas, están en deuda respecto a las políticas que aminoran estas violencias y que reconocen sus raíces históricas3. En estos contextos, la literatura cobra gran im-

1 Kimberlé Crenshaw es conocida por introducir la teoría interseccional. Tiene varias publicaciones y un TedTalk intitulado “The Urgency of Intersectionality” sobre el concepto. https://www.ted.com/talks/kimberle_crenshaw_the_urgency_of_intersectionality?language=es 2https://www.nytimes.com/2013/02/27/opinion/native-americans-and-the-violence-against-womenact.html 3 En Canadá, la Comisión de Verdad y Reconciliación investigó el impacto duradero de las escuelas residenciales en los niños y sus familias (2008-2015). En Chile, la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas investigó el impacto de la colonización chilena (misiones, escuelas, etc.) (2001-2003). Sólo en el caso canadiense ha habido una comisión especial para investigar los abusos vividos específicamente por mujeres indígenas; se trata del “National Inquiry into Missing and Murdered Women and Girls”.

portancia como medio de crear conciencia y voz sobre el abuso sexual, sobre todo cuando se trata de mujeres subalternas, cuyas voces son menos representadas en las prensas nacionales4. Tal es el caso de las novelas de Graciela Huinao (sobre los mapuche-williche en Chile)5 en Desde el fogón de una casa de putas williche (2010) y en Birdie: A Novel (2016) de Tracey Lindberg (sobre los cree en Canadá)6. Al yuxtaponerlas podemos apreciar la persistencia y la urgencia de visibilizar este tipo de abusos y sus raíces históricas. Sus representaciones exponen el patriarcado dentro de comunidades mapuche y cree respectivamente, y su relación con los procesos históricos y continuos del colonialismo de ambas sociedades.

En Chile, las Naciones Unidas emitió un informe en 2018 del “Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer”, el que reporta una falta de acceso a la justicia para las mujeres indígenas en Chile (por ejemplo, el de conocimientos sobre remedios legales cuando se trata de victimización por parte del mismo estado chileno de mujeres que reclaman tierras ancestrales). Ver Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (2018). También “Observaciones finales sobre el séptimo informe periódico de Chile”, adoptadas por el Comité el 21 de febrero, 2018. Naciones Unidas, p. 4. https://www.ohchr.org/en/countries/ lacregion/pages/clindex.aspx

Graciela Huinao vive en Santiago, Chile, y es considerada pionera por ser la primera mujer mapuche en publicar su poesía y, con Desde el fogón, entre las primeras en publicar una novela. La escritura siempre ha sido para Huinao un acto personal y político, y escribe la historia de su familia para que sus relatos “no mueran con ella”. Comparte su escritura en múltiples plataformas públicas: recitales, talleres organizados por municipalidades en Chile y a través de la prestigiosa Academia Chilena de la Lengua, en la que es la primera integrante indígena. Se distingue por hablar sobre la discriminación, el racismo y la historia de la violencia del Estado chileno hacia el pueblo mapuche. Tracey Lindberg es originaria de la comunidad de la nación Lake Cree y es residente de As’in’i’wa’chi (nación Rocky Mountain Cree) y vive en Canadá. Tiene formación en derecho (bachillerato de la Universidad de Saskatchewan, una maestría de Harvard y un doctorado de la Universidad de Ottawa), y en su trabajo como profesora universitaria y abogada insiste en el uso de epistemologías indígenas para la gobernabilidad de Canadá. La publicación de Birdie coincide con su trabajo de activista y académica contra la violencia hacia las mujeres indígenas7 .

El contraste en la formación de cada una (Huinao egresada del colegio y Lindberg con títulos de posgrado) refleja los ámbitos desde los cuales escriben. En Abiayala hay menos acceso a la

La comisión continúa su investigación y deberá entregar su informe final en abril, 2019. Ver http://www.mmiwg-ffada.ca/. 4 Algunas de las escritoras más emblemáticas que han abordado el tema de la violación son Louise Erdrich en Tracks (1988) y The Round House (2012), y Toni Morrison en The Bluest Eye (1970), Tar Baby (1983), Beloved (1987), Jazz (1992), Paradise (1997), Love (2003) y A Mercy (2008). 5 Los mapuche son el pueblo indígena más grande en Chile y “williche” es una de cuatro identidades mapuche relacionadas con un territorio específico: “williche” se refiere al territorio más al sur del país mapuche. 6 Para no causar confusión con el verbo “creer” en español, se referirá al “pueblo cree”. 7 Ver, por ejemplo su artículo “Violence Against Indigenous Women and the Case of Cindy Gladue” http://rabble.ca/blogs/bloggers/views-expres-sed/2015/03/violence-against-indigenous-women-and-casecindy-gladue, 30 de marzo, 2015 en rabble.ca blog.

educación universitaria para grupos subalternos, como asevera Arturo Arias, y por lo tanto su activismo se suele encontrar fuera de la academia (615). La circulación de sus textos se explica por algunas diferencias contextuales. Desde el fogón tuvo un número acotado de 1,500 ejemplares con la pequeña editorial chilena Caballo de Mar mientras que Birdie, publicado por la editorial mainstream HarperCollins, fue un bestseller nacional. De esta novela circularon miles de ejemplares y en 2015 ganó el premio de Best Book del National Post. Si bien Huinao ahora tiene vínculos con el estblishment literario en Chile como miembro (y primera persona indígena) de la Academia Chilena de la Lengua, no fue así cuando publicó su primera novela. Más bien fue un esfuerzo independiente, un espacio editorial chileno bastante precario (Crow 13). En cambio, Lindberg había publicado un libro y varios artículos en el ámbito académico y conocía el mundo editorial (aunque Birdie es su primera novela). Sin embargo, la necesidad de representar el abuso de la mujer en sendas novelas es similar: para ambas escritoras, era urgente subsanar vacíos en sus sociedades en torno a la carga colonial que se manifiesta en el cuerpo de la mujer indígena a partir de sus propias experiencias.

En este ensayo me enfoco en destacar los puntos en común entre las novelas, lo que permitirá valorar la persistencia del patriarcalismo colonial en Chile y Canadá, a pesar de las diferencias en los espacios editoriales y los procesos de colonización y modernización de cada país.

Comunidades fragmentadas y cuerpos colonizados

Tanto Desde el fogón como Birdie retratan personajes cuya subjetividad y participación en su comunidad se encuentran limitadas, respectivamente, por las políticas nacionales colonialistas hacia los pueblos mapuche8 y cree en Chile y Canadá. Tal como sostiene Linda Tuhiwai Smith, los estados modernos en muchas partes del mundo implementaron medidas que prohibían el uso de conocimientos culturales, económicos, lingüísticos y políticas:

Podemos [los indígenas] hablar de la fragmentación de tierras y culturas. Sabemos lo que es que nos regulen nuestras identidades y que quiten nuestras vidas, nuestras lenguas y costumbres. La fragmentación no es un proyecto indígena; es algo de lo que nos estamos recuperando. (Tuhiwai Smith 28; traducción mía)

A diferencia de un sentido posmoderno de la fragmentación (que puede implicar empoderamiento), Smith se refiere, más bien, a la fragmentación como práctica colonial para controlar y regular los conocimientos indígenas. En las dos novelas, el legado de la fragmentación obstruye (pero no totalmente) la posibilidad de que los personajes vivan en comunidades cohesionadas por conocimientos indígenas.

Desde el fogón de una casa de putas williche

La trama del Desde el fogón ocurre durante el siglo XIX, justo después de la anexión de las tierras mapuche dirigida por el Estado chileno en la eufemística Pacificación de la Araucanía (1862-1881).

8 Una forma de expresar solidaridad lingüística y política con el movimiento mapuche es no agregar una “s” a la palabra “mapuche”ya que en mapudungun (la lengua mapuche), esta palabra ya es plural.

Durante este proceso, el pueblo mapuche se queda con sólo el 5% de sus tierras, y sus habitantes son reubicados en reducciones o pequeñas parcelas de tierra que no respetan la organización tradicional de las comunidades. Las tierras de las reducciones no son fértiles y, como consecuencia, muchos mapuche se ven obligados a emigrar a la ciudad. Con este trasfondo, los personajes sobreviven haciendo trabajo doméstico para las familias de colonos (sobre todo de Alemania), apoyadas por el gobierno chileno para “civilizar” el sur de Chile9. Por ejemplo, Pichun es el siguiente personaje en tener un cargo de liderazgo en su comunidad, ya que viene de un linaje de kimche (gente sabia de la cultura mapuche), pero sus tíos entregan sus tierras en un intercambio ilícito y, una vez que los nuevos dueños no indígenas se apropian de las tierras, Pichun es considerado “otro animal de carga para trabajar” (Huinao 25). Lo incorporan como su peón y, por necesidad económica, Pichun allí se queda. De esta forma, los conocimientos esenciales para la comunidad no pueden cumplir su función de crear cohesión colectiva a través de la sociabilidad mapuche.

Las mujeres Rosamaría y Champurria deben asumir papeles parecidos en el mercado liberal: Champurria cuida a una “gringuita alemana” y, cuando la niña llora, su papá azota a Champurria (31). Estas mujeres sufren el abuso físico en el trabajo, tal como los hombres, pero además sufren a causa del comportamiento de sus esposos, quienes acuden al burdel “La trompa de pato” donde son acogidos por la Pincoya y otras prostitutas mapuche. Champurria no aguanta la infidelidad y el abuso de su esposo (quien al menos una ocasión le pega) y se suicida. Pichun y Kintun vuelven regularmente al burdel porque ahí, además de sexo, pueden hablar en mapudungun, practicar ritos mapuche y comer comida tradicional, todo lo que la sociedad dominante chilena no permite. Sólo en este espacio periférico y escondido de la luz púbica son permisibles estas prácticas.

De esta manera, la infidelidad de Pichun y Kintun está representada como vinculada al contexto neocolonial de la Pacificación. La pérdida económica (representada en la prostitución) y la de espacios para poner en práctica conocimientos mapuche explican su afán por el burdel. Como dice la narradora, el que los personajes acudan al burdel es una de las “graves consecuencias” del despojo de la tierra (47)10. Para Rosamaría y Champurria, este escenario representa una encrucijada más violenta que para Kintun y Pichun: ellas sufren una triple discriminación (pobreza, racismo, patriarcalismo) y no tienen acceso a herramientas (tangibles o intangibles) para encontrar soluciones.

Birdie

Birdie transcurre en el siglo XX o XXI y, en contraste con Desde el fogón, las referencias al contexto nacional y político hacia el pueblo cree son más sutiles aunque siempre presentes, lo que refleja un ámbito decolonial. Sabemos que la familia de Bernice Meetos no recibe ningún tipo de apoyo del estado canadiense: “Ella es tercera-generación pobre. No importa mucho que su familia

9 Los colonos, cuya instalación en tierras mapuche fue facilitada por el gobierno chileno, son parte importante de la historia de colonización en Chile. Ver, por ejemplo, Mapuche, colonos y estado nacional de José Bengoa (Santiago, Chile: Catalonia, 2014). 10 La autora critica al patriarcalismo dentro del pueblo mapuche en la “Presentación” al principio de la novela (9). La narradora precisa que el patriarcalismo es efecto de la colonización.

no sea parte del Indian Act” (125, traducción mía)11. En el mundo de Bernice, la pobreza multigeneracional convive con una historia familiar de abuso físico y sexual. En su infancia, su mamá –Maggie, que así se llama– muere a causa de un acto de violencia de género y la niña debe vivir con su tía Val. Como su tía no tiene los recursos para mantenerla, la entrega a una familia adoptiva que no ama a Bernice y, como consecuencia, ella decide irse a vivir a la calle. También aprendemos que Bernice y su prima Freda son violadas por sus tíos; uno de ellos es el tío Larry, el esposo de Val. Bernice internaliza su impotencia y ninguna mujer adulta es capaz de protegerla. Al contrario, su tía es una especie de cómplice en los abusos, ya que sabe lo que ha pasado, pero no enfrenta a su esposo. Para Tracey Lindberg, era importante que el abuso no quedara como una situación exclusiva de las comunidades indígenas, pero quería expresar que tampoco están exentas de ello (Lindberg 264-265).

La novela representa sutilmente el entretejido de distintos tipos de abuso en la historia familiar de Bernice. El de los tíos resuena con la violencia histórica de las escuelas residenciales en Canadá, donde los niños sufrieron múltiples tipos de abuso físico, psicológico y sexual; entre éstos, la prohibición de hablar sus lenguas nativas (y castigados por hablarlas) y de no ver a sus papás durante largos períodos. No hay una relación causal entre la violación de Birdie y el abuso en las escuelas residenciales, pero ella y las otras mujeres requieren sanación. No podemos, en una y otra novela, separar las prácticas del patriarcalismo dentro de las comunidades indígenas de las del colonialismo: están íntimamente entrelazadas con la memoria y la experiencia corporal (y por lo tanto espiritual e intelectual) de los personajes femeninos.

Pincoya y Birdie: cuerpos soberanos

Dentro de estos ambientes (de)coloniales, Huinao y Lindberg crean protagonistas que finalmente logran invertir en su respectiva sociedad elementos esenciales del patriarcalismo. En Desde el fogón, a Pincoya también le falta familia y comunidad; es huérfana y vive con una anciana williche quien la vende como sirvienta a unos camioneros. Cuando joven (no sabemos la edad exacta) Pincoya es violada por uno de ellos quien, al terminar el agravio, le tira una moneda (prefigurando el empoderamiento de ella). Como adulta, logra desdoblar la falta de pertenencia a una comunidad y decide abrir un burdel. A la cabeza del burdel deja de ser tímida y el día de la inauguración habla con una voz segura y potente, “por tener por primera vez algo propio en la vida” (76), reflejando así una transformación interna. La idea de que ella estaba feliz por tener “algo propio” puede ser entendida como el efecto del individualismo moderno, pero sabemos que el burdel funciona, según indica Pincoya, bajo las reglas mapuche que privilegian ritos colectivos (por ejemplo, la inauguración comienza con una rogativa de agradecimiento o llellipun). Pincoya ha asegurado que dominará el Admpau (las leyes tradicionales mapuche), lo que exige el equilibrio entre hombres y mujeres. Entonces, en contraste con las reglas que organizan a las personas fuera del burdel, el Admapu regula los tratos económicos, culturales y políticos del espacio interno (Ramay, 219).

11 Traduzco al español las citas de Birdie. Ésta se refiere a que los grupos indίgenas métis e inuit no están incluidos dentro del Indian Act, estatuto a través del cual el gobierno canadiense administra las tierras de las reservas. En la novela, Bernice es cree-métis, al igual que la autora.

En la novela de Huinao, desde una posición subalterna y dentro del sistema neocolonial capitalista, Pincoya exige soberanía sobre su cuerpo y el de las otras mujeres, convirtiendo el burdel en un espacio de resistencia cultural colectiva (Guerra 136). Ella determina cuándo y cómo lo entregará y, en contraste con la producción capitalista que ignora y oculta el trabajo de mujeres fuera de las fábricas (Spivak 230-1), el trabajo de Pincoya tiene protagonismo. Además, su producción no implica abuso del cuerpo femenino sino, más bien, el placer: dentro del burdel reina el canto y la risa, el baile y el amor fraterno, haciendo que paradójicamente adquiera un sentido de hogar o kupalme (una especie de cuna mapuche), como dice uno de los personajes. Para Pincoya y las prostitutas que ella entrenó, “*E+stas tres putas de planta y la regenta fueron más que un pilar sexual para el pueblo, el burdel era un gallinero donde los williche anidaban sus penas y alegrías” (102). Entonces, es posible una comunidad basada en conocimientos mapuche precisamente porque hay una persona –Pincoya–, quien pudo sanar y liderar la creación de este hogar compartido.

En Birdie, la participación activa de Bernice se manifiesta en lo que se llama el kweskatisowin (cambio de vida)12, un estado dentro del cual ella puede entrar a múltiples temporalidades (pasado, presente y futuro) y recuerdos (gratos e ingratos). Es una especie de trance con diferentes niveles de profundidad: al principio ella entra y sale de este estado, pero después de un tiempo entra de manera más profunda, que comienza cuando se da cuenta de que “tendría que salvarse a sí misma” (209) y esto ocurre la última vez que el tío Larry intenta abusar de ella. A él le da un ataque cardiaco y, al pedirle ayuda a Bernice, ella responde “Sálvate a ti mismo” (el eco de su propio momento de conciencia) y le tira un fósforo encendido, quemándolo a él y a la casa. Como consecuencia, la mandan a un centro psiquiátrico donde se deja entrar, de manera más regular, al estado de sinking.

En este estado, Bernice puede comunicarse en lengua cree con sus ancestros mujeres, quienes la guían en momentos clave. Por ejemplo, cuando la Madre Superior de su escuela le exige entregar su bolsa sagrada de hierbas sanadoras, Bernice se acuerda cuando le decían la abuelas que se callara y que se quedara quieta:

[…] Nos cortaban el pelo…. “*T]e acuerdas cuando nos pegaban por hablar en nuestra lengua”. Bernice les hace caso, protegiendo las valiosas hierbas. Poco después, estas voces se vuelven más fuertes: “después de un tiempo, lo único que podía escuchar era el murmullo silencioso de iskwewak [mujeres cree]” (79-80).

Finalmente, Bernice entra en el estado de kweskatisowin (cambio de vida) “definitivamente”, según la narradora. Parece estar durmiendo, pero en realidad está realizando un viaje hacia su mundo interior. Es cuando vive una transformación física, espiritual y psíquica. “Su decisión in/consciente fue la que hizo su espíritu. Cuando llegó el momento, cuando la furia de su pasado empezó a sobreponerse en su futuro, ella simplemente se acostó” (18). Sin entender lo que le pasaba, su tía Val, su prima/hermana Freda y su jefa y amiga Lola le ayudaron en este viaje hacia el interior, y durante varias semanas permaneció en su cama: limpian sus sábanas, lavan su cuerpo, y le dan agua y comida mientras parece, en el exterior, estar durmiendo. Un elemento esencial de

12 En la lengua cree, también significa “cambio de vida”.

esta transformación es que las mujeres que la cuidan son las mismas que no pudieron ayudarla de niña. Este acompañamiento colectivo es esencial porque, una vez que Bernice vuelve del proceso de sinking, ellas también se transforman: ahora Bernice las guía con los saberes que surgieron en sus sueños. “Esa familiamujeres13, Lola, Val, Skinney Freda la habían seguido hasta la cocina. […] Ella le había entregado su lista de ingredientes a las tres mujeres, esos que le habían llegado en su estado de sueño” (245). Con las instrucciones, hacen un gran banquete y lo dejan a modo de ofrenda en la base del Pimatisewin (buena vida), un árbol significativo que estaba a punto de morir y cuya sanación hace eco con la de las cuatro mujeres.

La soberanía de ambas protagonistas se entrevé en el control que tienen sobre sus cuerpos: en Desde el fogón, la creación del burdel por parte de Pincoya revela el cuerpo como sujeto activo que resiste la desaparición sistemática del conocimiento mapuche. En Birdie, la sanación del cuerpo-espíritu de Bernice hace posible la sanación de la familiamujeres. En este sentido, las autoras desafían el estereotipo de la mujer como trasmisora pasiva de la cultura (de la Cadena) y revelan, más bien, la posibilidad de que una comunidad sane, comenzando con la sanación de un individuo. En otras palabras, las protagonistas son expresiones de una interdependencia. Según David Heath Justice, “El carácter de la nación indígena es más que una simple independencia política o el ejercicio de una identidad cultural distinta; es, también, una comprensión de una interdependencia social común dentro de una comunidad” (24).

La cohesión hecha posible por las protagonistas y su manejo renovado de conocimientos indígenas permite la reunificación de una colectividad de hombres y mujeres parecida a la interdependencia social común de Justice. En estas colectividades hay, además, espacio para noindígenas, mientras ellos respeten los conocimientos esenciales en la participación activa de las protagonistas. En Desde el fogón, un no mapuche (winka) podría entrar al burdel sólo si fuera considerado con el Admapu (127) y en Birdie, aunque Lola no es indígena sí es parte de esta nueva comunidad de mujeres porque cree plenamente en la transformación de Bernice.

Tal como sus protagonistas, Huinao y Lindberg han expresado en varias formas su compromiso con esta “interdependencia social común”, a partir de las heridas de las mujeres indígenas. En Katrilef, hija de un ulmen williche (2015), Graciela Huinao volvió a escribir sobre la violencia histórica hacia las mujeres mapuche dentro del pueblo mapuche y usa ambas novelas en los talleres que dirige. Por su parte, Tracey Lindberg optó por escribir una novela además de su trabajo de activista y profesora universitaria porque, como Lindberg misma afirma, la ley occidental hace una distinción tajante entre indígenas y no-indígenas y ella quería que los lectores tuvieran la experiencia con la ley cree: basada en “una obligación recíproca de cuidar el uno al otro como si estuviéramos unidos universalmente por vínculos familiares” (Keeler; s.p.). Entonces, como sus protagonistas, a partir de un acto individual (en este caso, escribir la novela) se genera la posibilidad de sanar a una comunidad de lectores.

13 En inglés “womenfamily”.

Los relatos de Pincoya y Bernice son de esperanza con la suposición de que hay una comunidad preparada para seguir las nuevas conciencias de estas mujeres. Ambas novelas parecen apuntar a la noción de que, para que los actos de transformación y sanación de los individuos sean efectivos para la sociedad, la misma sociedad tiene que estar abierta y preparada para aprender de ellos. Estas novelas ayudan en este proceso de concientización.

Jardín Etnobotánico de Oaxaca. Fotografía. Antonio Valle.

Bibliografía

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