Cruz Roja Mexicana. El valor de servir Autor: Yassir Zárate Méndez | Fotografía: Revista Momento y Archivo Cruz Roja
L
a delegación Tlaxcala de la Cruz Roja cuenta con 406 voluntarios, que incluyen paramédicos, personal administrativo y directivos, que forman “un gran equipo que funciona como engranaje para lograr los mejores resultados”, sostiene la delegada estatal de esta institución, Silvia Elena Rodríguez de Espino. En entrevista con Momento, ofrece una radiografía de los servicios que han prestado a lo largo de este año, marcado por la COVID-19. Así, Rodríguez de Espino refiere que han atendido a 178 pacientes contagiados por el SARS-CoV-2, quienes requirieron traslados u otras intervenciones; además, entregaron artículos de desinfección y protección; realizaron 90 intervenciones psicológicas a voluntarios; y organizaron ocho seminarios virtuales con el apoyo del equipo de salud mental. De paso, menciona que durante 2019 tuvieron 7 mil 82 servicios de ambulancia gratuitos, 19 mil 955 servicios médicos y 14 comunidades beneficiadas durante el plan invernal, llevando 7 mil 380 artículos a la población más afectada por las bajas temperaturas. “Somos la institución humanitaria líder nacional en la movilización y vinculación social a través de redes solidarias comunitarias, de voluntariado y donantes para dar respuesta a las necesidades de las personas”, puntualiza la delegada estatal de la Cruz Roja Mexicana, que desde sus orígenes se ha dedicado a proporcionar auxilio a quien lo necesite. Sin embargo, en este trance ocasionado por la COVID-19, se han tenido que reinventar para obtener los recursos nece-
sarios que permitan mantener los servicios ofrecidos.
—¿Cómo ha sido su experiencia en la delegación Tlaxcala de Cruz Roja Mexicana?
—Para mí ha sido algo muy satisfactorio. Desde el año 2007, cuando me hicieron favor de invitarme a participar para formar la Coordinación de Damas a nivel estatal, para mí fue una satisfacción estar en esta institución y poder brindarle a la ciudadanía lo que podíamos hacer con las damas. “Después, desde el 2007 y hasta el 2017 estuve en el área de coordinación; me hicieron el favor de invitarme como delegada estatal, y aquí estamos. Para mí es un reto bastante fuerte, pero muy satisfactorio”.
—¿Qué la animó a incorporarse a la Cruz Roja?
—Mis papás. Ellos fueron los fundadores de la Cruz Roja, con otras personas de Linares, Nuevo León. Yo soy de Linares y ellos siempre nos dieron la formación de servir a la ciudadanía, de servir a las familias vulnerables. Cuando estaba joven y aún no me había casado, vivía en Linares, donde fui socorrista de la Cruz Roja. Mis padres eran presidentes y siempre me movió la institución.
—¿Qué experiencias tuvo como socorrista?
—Muchas muy agradables. Algunas bastante de tristeza, de ver cómo llegaban las personas. Tuvimos una experiencia que no se me olvida; fue una inundación en Linares. El río rebasó su capacidad y teníamos que ayudar a las personas más vulnerables, que vivían cerca de ese río, el río Blanco. Eso se me grabó. “Esta experiencia me ayudó y vi las necesidades que tiene toda la población que vive en estos lugares, no nada más las personas vulnerables, sino también ver cuan22