ta Irigoyen de Donostia. Cabe destacar que por expreso deseo de José Vicente Lasa, las 200.000 pesetas que constituyen el importe de su premio son destinadas a sufragar los gastos que se deriven de la realización del mausoleo. El jurado lo integran Juan Arbizu, alcalde de Urretxu; Manuel de Lecuona, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Manuel Urkola, en representación del presidente de la Fundación Álvaro del Valle de Lersundi; Juan Ignacio de Uria, correspondiente de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País; Eugenia Mallea, concejal del Ayuntamiento de Urretxu y Juan María Álvarez Emparanza, secretario de la Fundación Álvaro del Valle de Lersundi. Asentado en el centro del cementerio, el mausoleo construido en acero inoxidable representa un dolmen. Lo cubre una losa en forma de guitarra de unas dos mil toneladas de peso de la que sobresale un lauburu posicionado hacia un retoño del Árbol de Gernika plantado junto al monumento funerario. Unas cadenas impiden al lauburu alcanzar al Árbol. La cubierta se sustenta en seis columnas llevando cada una grabado el escudo de los respectivos Territorios Históricos vascos. Las dimensiones del mausoleo son las siguientes: 3,10 metros de largo, 2,25 metros de ancho y 2,80 metros de alto con un peso total de 5.000 kilos. El presupuesto se cifra en cuatro millones y medio de pesetas.
I CENTENARIO DE LA MUERTE DE IPARRAGUIRRE Actos previos en 1977: Ante el I Centenario de la muerte de Iparraguirre, cuatro años antes, en 1977, comienzan a perfilarse los actos conmemorativos. Así, se dan a conocer las bases por las que se ha de regir el concurso convocado por el Ayuntamiento de Urretxu y la Fundación Alvaro 48
del Valle de Lersundi para la erección en el cementerio de la localidad de un mausoleo en el que reposen los restos mortales del bardo. Por otro lado, dentro de la actividad cultural programada por la popular sociedad Ur-Gain con ocasión de celebrar sus bodas de plata fundacionales, en su sede social, Angel Cruz Jaka pronuncia una interesante y amena charla referida a la figura de Iparraguirre. Jaka, apasionado estudioso de la historia de Euskal Herria, persona inquieta por todo lo que suponga trabajar en pro del acervo cultural euskaldun -ahí está su colaboración, por ejemplo, en la “Academia Errante”- deja en Ur-Gain constancia de sus amplios conocimientos de la historia urretxuarra que son expuestos con ese acento de amenidad y sencillez tan característico en él. Tras señalar que el 12 de agosto de 1820 nació en Urretxu el David de los vascos, “el que en vez de hacer sonar una lira o arpa pulsara una guitarra”, Angel Cruz manifiesta que “los Fueros se pierden, pero José Maria de Iparraguirre cantará al árbol de la libertad vasca; hará que decenios de años se entone el “Gernikako Arbola” en toda Euskal Herria, manteniendo así un fuego de amor a él, a ese árbol que el gran pensador don Miguel de Unamuno dirá del mismo en el año 1882 “Nos arrancaron las leyes viejas que eran nuestra vida; pero si conservamos nuestra alma vasca de aquél nacerán nuevos Fueros y saldrá el sol de la justicia en el día de la perpetua primavera. Agur arbola bedeinkatua.”” Jaka habla de la vuelta de Iparraguirre a Euskal Herria el año 1877 y relata la recepción que en honor del bardo tiene lugar en el vitoriano hotel Pallarés. “Cuatro años más tarde de este homenaje de los alaveses le llega la muerte a Iparraguirre y con ella -dice Jaka- su anhelo final, hacerse tierra; tierra de aquella Urretxu a la que tanto amó”. Seguidamente hace una detallada exposi-
IPARRAGUIRRE: Una crónica para el recuerdo