Devocional
La cruz sigue en pie
P
iense en esta escena dentro de una casa funeraria: una familia doliente reunida alrededor del féretro de un ser querido. La cámara captura las líneas de dolor en sus rostros; el dolor es desgarrador; las lágrimas fluyen libremente. Se los ve sin esperanza alguna, abandonados y solos. Hasta parece que Dios los ha dejado. Entonces la cámara se aleja unos pasos y capta la misma escena. Pero desde ese ángulo más amplio, vemos más que tan solo una familia doliente. Vemos el muro detrás de ellos. Y allí, colgado, hay un cuadro de Jesús con sus brazos extendidos, que mira con amor y compasión a los deudos. No están solos, dice Jesús. Aunque anden por el valle de sombra de muerte, estoy con ustedes (ver Sal. 23:4). CUANDO TODO LO DEMÁS DESAPARECE
Cuando golpea la tragedia, es fácil enfocarnos tanto en la pérdida, que no reconocemos que Dios aún está con nosotros. Cuando todo lo demás desaparece, Dios sigue allí. Nadie comprendió esto mejor que Job. En una sola tarde, perdió todo: su salud, riqueza, hijos y amigos. Hasta su esposa se le volvió en contra: «¡Maldice a Dios y muérete!», le dijo (Job 2:9). ¿Pero qué hizo Job? «Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rasuró la cabeza; luego, postrado en tierra, adoró» (Job 1:20), y bendijo el nombre del Señor. ¿Qué le dio fuerzas? La respuesta se encuentra en Job 19:25. Job dijo: «Yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo». Note dónde está su énfasis. No en lo que ha perdido, sino en lo que permanece. Todo ha desaparecido, pero Dios permanece. La lección para nosotros: Si en medio de todas nuestras pruebas, nuestra fe en Dios permanece intacta, entonces, al igual que Job, tenemos un fundamento sobre el cual reconstruir. 24
Mayo 2022 AdventistWorld.org
Imagen: Aaron Burden