Fe en crecimiento
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El sábado, una serpiente y unos lobos — Primera parte La siguiente historia fue publicada en KidsView en el 2011. Tendrás que esperar hasta el próximo mes para saber el final. Entretanto, te invitamos a adivinarlo y compartirlo escribiendo a kidsview@adventistreview.org. Puede que te demos alguna clave de lo que sucede a continuación. —Los editores
M
erritt Kellogg estiró los brazos y se desperezó. Todo estaba muy tranquilo. El agua del arroyo corría, cantarina, a solo unos metros. El sol brillaba, y una brisa fresca agitaba suavemente los pastizales cercanos. Era un sábado perfecto para reflexionar, leer la Biblia y disfrutar de una buena siesta. Antes de no mucho, Merritt se quedó dormido.
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Mayo 2021 AdventistWorld.org
Ssssss. El ruido penetró su adormecida cabeza. Ssssss. Medio dormido, Merritt procuró recordar dónde estaba. Sssssss. Irritado al ser despertado de un descanso tan agradable, abrió con desgano los ojos. Al enfocar la vista, se dio cuenta de que, a escasos centímetros de su rostro, mirándolo fijamente, se encontraba la serpiente más larga que había visto alguna vez. La cabeza
tenía siete centímetros de ancho y doce centímetros de largo. ¡Era lo más aterrador que había visto! Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Merritt pegó un tremendo salto. Tomando un palo, pronto mató a la serpiente. Con las piernas temblorosas, levantó la serpiente muerta. Tenía 1,8 metros y siete centímetros de espesor. Ya no pudo volver a dormirse. Era 1859, y Merritt tenía 27 años. Había vivido en Míchigan (EE. UU.) toda su vida, pero los tiempos eran difíciles, y el trabajo escaseaba. Entonces, vendió su casa y todas sus pertenencias, Ilustración: Xuan Le