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“El sector español del invernadero se está reinventando a sí mismo”
El sector español del invernadero se ha visto abocado a demostrar su resiliencia. La crisis del coronavirus ha rematado un año de gran complejidad en el que las condiciones meteorológicas, la competencia de Marruecos, el incremento de los costes y la baja disponibilidad de recursos naturales han ejercido una gran presión sobre el sector. No obstante, una vez más, el sector del invernadero de España se está reinventando a sí mismo.
En los últimos 50 años, el sector español del invernadero se ha ido desarrollando gradualmente. La horticultura invernada comenzó en España en la década de 1960, y la provincia de Almería tiene actualmente la mayor concentración de invernaderos del mundo. Sin embargo, según un estudio de 2019 sobre la sostenibilidad del sector almeriense del invernadero, este se encuentra sumido en una crisis. “Hoy por hoy, el sistema se encuentra en una crisis de disminución de los beneficios económicos e incremento de los dilemas medioambientales y sociales”, concluye un grupo de investigadores españoles. Estos investigadores han identificado seis riesgos para la sostenibilidad de la horticultura protegida de Almería, a saber, el uso sostenible y eficiente del agua, la conversación sobre la biodiversidad, la adopción de un plan de economía circular, la transferencia tecnológica y de conocimientos, la gestión basada en la cultura de la responsabilidad compartida para la sostenibilidad, y la imagen y la identidad.
Una de las empresas que lo sabe todo sobre los retos del sector español del invernadero es la proveedora de invernaderos llave en mano Novagric. Ha sido testigo de cómo el sector español ha cambiado gradualmente en los últimos cinco años, pero en la empresa también están convencidos de que el factor medioambiental va a ser uno de los grandes retos de futuro. “La sostenibilidad se está convirtiendo en la clave en todos los proyectos agrícolas, no solo como estrategia de ahorro de costes, sino también debido a una mayor concienciación de cuál es nuestro impacto en el medioambiente”, dice Pascual Miralles. “Al
mismo tiempo, el gran reto para todos los productores es encontrar la rentabilidad en unos modelos de negocio en constante evolución”.
NUEVOS CULTIVOS
Por un lado, los productores españoles están probando nuevos cultivos que no son habituales de la horticultura protegida. “Aunque los cultivos hortícolas como el tomate y el pimiento siguen liderando el mercado, se están diversificando para alcanzar una mayor rentabilidad y acceder a nuevos mercados. Por otro lado, para la mayoría de los productores, ahora la meta es cómo producir más kilos en menos metros cuadrados, con una mayor calidad y de una manera sostenible”, explica Pascual. Señala que existe una gran concienciación e involucración de las empresas para cumplir con los objetivos de reducir la huella hídrica y de carbono. “Las preocupaciones sobre la disponibilidad y la calidad del agua están creciendo en muchos países donde parecía que el suministro hídrico era ilimitado. La producción tendrá que volverse más eficiente para minimizar el impacto medioambiental del sector y satisfacer los requisitos tecnológicos de los nuevos cultivos”. “Para alcanzar estos objetivos, tendremos que dar el salto a nuevos modelos tecnológicos. El control y la gestión eficientes de la energía son claves para conseguir unas instalaciones más autónomas y neutrales climáticamente, con nuevas soluciones para la gestión sostenible del agua y la incorporación de la energía limpia y los ahorros energéticos que reduzcan el consumo y la huella de carbono”.
Según Pascual, Europa desempeña un papel importante en la transformación impulsando medidas para cumplir los objetivos de desarrollo 2030. “Las nuevas subvenciones están orientadas a estimular el énfasis de las inversiones en la sostenibilidad, la digitalización y el incremento de la competitividad”. Pascual ha observado que la renovación del modelo de invernadero tipo Almería, predominante en este mercado, ya ha comenzado con proyectos ambiciosos de invernaderos multitúnel de gran altura y anchura, diseñados para las exigentes necesidades de la agricultura presente y futura. “Al mismo tiempo, existe un mayor interés por las nuevas tecnologías y la digitalización para una agricultura de precisión, con sensores de agua, suelo, planta y clima para interpretar los datos, recibir alertas tempranas y tomar decisiones más precisas acerca del manejo del cultivo. Poco a poco, se están incorporando elementos activos para el control del exceso de temperatura (ventiladores, humidificación) con el fin de complementar una ventilación natural pasiva para la regulación de la temperatura y la humedad”.
Al mismo tiempo, el equipo de Novagric se topa con una importante barrera de aprendizaje y conocimientos. “Existe un gran reto de formación y manejo para poder gestionar todas las variables de nuestra instalación y tomar las mejores decisiones para nuestras operaciones”.
Siendo totalmente consciente de la complejidad de llevar a cabo nuevos proyectos tecnológicos en agricultura, Novagric tomó la decisión de encargarse de todos los eslabones de la cadena de valor de los proyectos agrícolas para reducir la incertidumbre, el riesgo y facilitarles este proceso a los clientes. “Iniciar un proyecto gestionado por una única empresa con más de 40 años de experiencia en el sector, con proyectos desarrollados en los 5 continentes adaptados a los diferentes tipos de clima y cultivos, aporta mucha seguridad a los productores. Tenemos un equipo
interno multidisciplinar con especialistas en cada tecnología de clima y riego, así como en las fases de diseño, fabricación, instalación y servicio de asistencia”. La empresa ofrece también asesoramiento técnico-agronómico para ayudar a los productores a sacar el máximo partido de sus instalaciones y los acompaña en el proceso. “Todo esto garantiza un mayor éxito y reduce la incertidumbre, lo que se traduce en una mayor tranquilidad para los productores a la hora de poner en funcionamiento proyectos agrícolas disruptivos que satisfagan la demanda de cumplimiento con la huella hídrica y los aspectos medioambientales”, explica Pascual.
En especial hoy en día, ahora que es evidente que la pandemia ha empujado a la sociedad a digitalizarse en todos los aspectos, la agricultura no puede ser menos, concluye. “Esta situación ha hecho que muchos países se hayan dado cuenta de que no son autosuficientes. Los países e inversores internacionales están mostrando un gran interés en la producción de sus productos propios con proyectos de alta tecnología para alimentar a la población local. La tecnología de automatización ha ayudado a los agricultores a alcanzar cierta autonomía, además de haber mejorado la conectividad, el análisis de datos y los resultados de producción. Todas estas soluciones sostenibles también tendrán que traducirse en una mayor productividad para que a los agricultores les resulte viable el uso de la tecnología como medio. Junto con la formación, los nuevos modelos estructurales con especialistas técnicos que trabajen al lado del productor serán claves para hacer frente a estos grandes retos”.