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Comunidad
from Ágora número 26
by Ágora Colmex
COMUNIDAD: O DEL SER–CON–OTROS Y DEL ESTAR–CON–OTROS–PARA Pascual Antonio Domínguez Pérez
Hay que filosofar sobre lo que está cerca de uno mismo
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Francis Wol
RESUMEN: Hay in inidad de cosas que rodean a un sujeto, pero, si la clave
para determinar el objeto de nuestra elucubración fuese solamente el ‘filosofar sobre lo que está cerca de uno mismo’, nos permitiría indagar, por ejemplo, sobre el papel o el
monitor donde se está leyendo esto. Debemos, entonces, preguntarnos cuál de todas las cosas que nos rodean vale la pena como objeto de reflexión. Hemos, pues, de emprender
una investigación —si se le quiere llamar así— filosófica, en torno al concepto de ‘comunidad’, pues es en ella donde se desarrolla y despliega lo esencial del sujeto: definir
qué es, cuándo se da y qué es lo necesario para la misma.
§ 1. Vida 1
se dice en muchos sentidos. Para los acuñadores de la épica clásica homérica,
la vida de un ser humano era un ‘soplo divino’ que se encontraba en el pecho, y la muerte
era el resultado de la exhalación de dicho viento. Para la biología, ‘vida’ es un predicado:
estar vivo no es otra cosa que realizar procesos metabólicos. De esta manera, las plantas
y los hombres están vivos, pero las piedras no.
§ 2. “¿Cómo te ha ido?” es una pregunta habitual entre amigos que no se han visto
en mucho tiempo. Esta pregunta presupone un sentido particular de ‘vida’, el cual voy a
develar y a adoptar en este análisis. La pregunta bien puede ser contestada con un seco
y llano “me ha ido bien”, pero tal interrogante no busca esa respuesta. Esa pregunta
encarna una curiosidad genuina: busca saber qué se ha hecho, a quiénes ha conocido y,
si la confianza fue grande y se ha conservado, a quiénes ha perdido y qué le ha dolido.
Dicho de otra manera, busca saber los recuerdos, es decir, las ‘experiencias’, que son
efímeras; pues solamente son momentos de la vida del sujeto y uno solo de ellos no es
la totalidad de su vivir, sino una pequeña parte. Por lo tanto, ‘vida’ se dice, también, del
cúmulo de ‘experiencias de un sujeto’ y, por ‘sujeto’, entiendo cualquier ser humano que
fue criado como miembro de una sociedad.
§ 3. En cuanto a las experiencias que vive el sujeto, sostengo que hay de dos géneros:
a saber, las ‘experiencias en soledad’ y ‘las experiencias en compañía’. De esta manera,
la ‘vida’, entonces, no es cúmulo de un único género de experiencias, sino un conjunto
heterogéneo. Del primer género, hay dos especies: una que es de una soledad más efectiva
y otra que no lo es. La primera de ellas es la ‘soledad solitaria’ y la segunda es la ‘soledad
no-solitaria’.
§ 4. Por ‘soledad solitaria’ entiendo la soledad más llana y pura a la que puede aspirar
un sujeto que vive en una sociedad. Es una soledad efectiva en tanto que, literalmente,
no hay nadie circundante con quien interactuar. Ejemplo de ello es el sumergirse en la
lectura de algún texto o el ver una pieza cinematográfica en donde no haya nadie más
1
Texto acuñado para el Seminario de Pensamiento Quetzal en torno al concepto de comunidad. La presentación, lectura y objeciones fueron realizadas el treinta de noviembre del 2018. Una versión corregida fue acuñada durante enero del 2019.
para interactuar. Esta es, enrealidad, lanociónde‘soledad’alaquecomúnmenteserefieren
las personas enellenguaje cotidiano.
§ 5. Por ‘soledad no-solitaria’ entiendo el estar en un lugar y ser consciente de que hay
más personas, pero no conocerlas ni tener el propósito desinteresado de hacerlo. Ejemplo
claro de ello es cuando se está en un lugar atiborrado de gente, pero no se sabe quiénes son.
Imaginemos aunsujeto enunmuseo donde se exhibe Lanoche estrelladasobre elRódano:
hay un mar de gente circundante a él pero no sabe sus nombres, qué edad tienen, si tienen
hermanos, cuál es su tono de voz, qué juegos prefieren o si les gusta coleccionar mariposas.
Lo único que se sabe es, a lo mucho, su nombre, y eso es porque lo pregunta con un interés
que subyace y motiva su actuar (disculpa, cuál es tu nombre… Ah, tu nombre es Héctor,
disculpa,¿sabes dóndeestálasalida?). Lainteracciónentredichas personas es limitadísimay
eladjetivo superficialle es intrínseco.
§ 6. En estas dos definiciones no he usado el concepto de ‘comunidad’ y esto no
es casualidad: hay una gran diferencia entre ‘vivir’ en una ‘sociedad’ y ‘convivir’ en una
‘comunidad’. En los ejemplos ya mencionados, la actividad siempre se da en una sociedad y
estase delimita, porejemplo, enfuncióndelterritorio. Entre los miembros de unasociedad,
aunque hay elementos compartidos como la nacionalidad, el lugar donde viven e incluso
creencias religiosas, esas similitudes son más bien accidentales que conscientes. Por ahora
podemos decir que una comunidad no es otra cosa que un conjunto de personas que
comparten una disposición específica entre ellas. De esta manera, la sociedad en la que se
estáesporaccidente—másnoaccidental—,mientrasquelacomunidadestodolocontrario.
§ 7. ‘Vivir en sociedad’ no es lo mismo que ‘convivir´ en ‘comunidad’. La comunidad se
origina yse da en el otro género de experiencias: en el de la compañía. Este género también
se subdivide endos especies: ser-con-otros 2
yestar-con-otros-para.
§ 8. Las ‘comunidades’ están inscritas en una sociedad y el origen de aquellas es en uno
de los dos sentidos del estar-con-otros-para. Este sentido no es otro que la coacción para
2
A pesar de ser un concepto que se ha ocupado previamente por otro autor, el tratamiento que se le da aquí es, creo, distinto. Me tomé la libertad de, tal y como lo hizo toda la tradición filosófica con el concepto de idea, de tomarlo, retomarlo y resignificarlo. Se ha importado el término más no las implicaciones conceptuales originarias.
realizar algo entre desconocidos. Es un estar-con-otros-para en tanto que la congregación
es para hacer lo que se ha designado. La interacción se cifra en función de la actividad.
Los proyectos laborales sirven de ejemplo: son grupos generados con la finalidad de
realizar una tarea, formado por gente que no se conoce entre sí pero que pueden hacerlo
en el cumplimiento de su labor, aunque esto, en realidad, no es necesario para la tarea.
A este tipo de interacciones yo le llamo, pues, ‘congregaciones’. Entonces, los conjuntos
de personas que, por ejemplo, forman un equipo de trabajo son congregaciones, y su
interacción tiene una razón ‘para ser’, una finalidad, una causa final aristotélica. Al ser el
estar-con-otros-para un tipo de experiencia en la vida de un sujeto, las vivencias de esta
especie son, necesariamente, momentáneas.
§ 9. Cuando los sujetos están viviendo experiencias de la especie del estar-con-otros
para, pueden generar una ‘nueva disposición’; la cual se forma cuando, por ejemplo,
en las reuniones de trabajo, eventualmente, alguien hace una broma, expresa sus gustos
o inquietudes e incluso su postura respecto a algún tema. Estos contenidos permiten
establecer afinidades entre los sujetos y, si el interés, producto de la afinidad, es suficiente
y recíproco, las reuniones que se programan ya no son solamente laborales sino de otro
estilo, las de ‘convivencia’.
§ 10. Este querer reunirse sin que la finalidad sea la actividad sino el conocer más a
las otras personas es lo que yo llamo ‘disposición comunal’. Cuando esta rige el actuar de
los sujetos se generan experiencias de la especie del ser-con-otros. Por el ser del ‘ser-con
otros’ entiendo momentos en los que hay un develamiento de lo que uno es en verdad,
mostrar gustos y aficiones, posturas y cualidades, en una palabra, es exponer lo esencial
de cada una de las personas, develar su persona y su persona-lidad. Ser-con-otros es el
verdadero sentido de la comunidad porque abandona el puro ‘qué hacemos’ –propio del
estar-con-otros-para- y adopta el desinteresado ‘con quién estamos’ y esto no es otra cosa
que la búsqueda de la compañía del otro sin una finalidad. Vemos, pues, que se abandona
la idea de una causa final en el ser-con-otros.
§ 11. El segundo sentido de estar-con-otros-para se da cuando ya hay una amistad
entre los individuos. Es una especie de punto medio porque se reconoce en el otro ciertos
contenidos (gustos, afinidades, posturas, etc.), pero la convivencia está supeditada al plan.
Cosas tales como formar un equipo de algún deporte entre amigos para jugar es este
segundo sentido de estar-con-otros-para porque, aunque los amigos crearon tal grupo
—o sea, fue emanado de un ser-con-otros—, su interacción no es para mostrarse y
expresarse, sino para moverse y triunfar. Lo mismo ocurre con el resto de actividades en
las que el pensamiento se centra, mayoritariamente, en dicha actividad. La única diferencia
significativa entre el primer y el segundo sentido que hay del estar-con-otros-para es que
en el primero no se conocen y en el segundo, sí.
§ 12. El ser-con-otros no excluye toda actividad. Un día de campo es un ejemplo
de ello. Aunque ir a dicho lugar a pasear y llevar un poco de comida para degustar es la
excusa para la reunión, estando en el lugar el ser-con-otros se da en tanto que la actividad
no es lo que rige el pensamiento ni determina las interacciones. Este tipo de interacción
no tiene por eje central la actividad, sino la ‘convivencia’: saber qué ha sido de ellos, qué
piensan o simplemente escuchar un par de bromas, o sea, ser-con-otros. En el ‘estar
con-otros-para’ la actividad supedita la interacción. En el ‘ser-con-otros’, la interacción
supedita a la actividad.
§ 13. Con esto, confirmo que el ‘ser-con-otros’ es el verdadero sentido de ‘comunidad’
y, por lo tanto, más importante para las relaciones humanas que el ‘estar-con-otros-para’;
porque en este ser-con-otros mostramos más de nosotros mismos que cuando nuestro
pensar o nuestro hacer está concentrado en algo que no es la interacción directa con
el otro. Pero esto no niega que haya una cierta importancia en el estar-con-otros-para,
porque en toda comunidad siempre hay miembros que tienen inquietudes o planes
similares, y si de los momentos del ser-con-otros emana una coacción que sea un estar
con-otros-para —o sea, en el segundo sentido de esta especie de experiencias—, pueden
resultar cosas maravillosas. La coacción transforma al mundo. Los miembros de una
comunidad que decidan hacerlo pueden, por lo tanto, transformar el mundo.
§ 14. Por lo tanto, de las experiencias en compañía, decimos que hay de dos especies:
ser-con-otros y estar-con-otros-para. Este tiene dos sentidos. En los momentos que
son regidos por el primero de los sentidos del estar-con-otro-para, los miembros del
grupo no se conocen: la actividad es la que rige la interacción —por lo tanto, tienen
una finalidad— y puede permitir el develamiento de ciertos contenidos afines —gustos,
posturas, etc.— que permite establecer un interés en conocer a la otra persona y generar,
entonces, un querer convivir desinteresado, o sea, una disposición comunal. Cuando esta
disposición es la que rige la interacción entre los individuos, se generan experiencias de la
especie ser-con-otros. Entre más se conocen los sujetos, estos pueden querer coaccionar
entre ellos para realizar ciertos proyectos —formar un equipo de algún deporte, crear una
revista, escribir un libro, etc.— y esto permite que se generen experiencias en el segundo
sentido del estar-con-otros-para. Esto no quiere decir que la comunidad adquiera una
finalidad. Ello es imposible. Todo lo que se haga como comunidad carece de finalidad.
Los miembros de una comunidad le dan finalidad a su actuar y al actuar en pro de ella; no
están generando experiencias del ser-con-otros pero la disposición comunal sigue ahí. Son
comunidad pero no estaría actuando como una. Esto mismo ocurre, entonces, cuando
los miembros de una comunidad no interactúan en mucho tiempo pero la disposición
sigue en cada uno de ellos.
§ 15. Esto no quiere decir que solamente se sea comunidad con otros sujetos
cuando se están generando experiencias del tipo ser-con-otros, en tanto que tienen una
disposición comunal. Esta disposición puede ser a veces una disposición latente y otras
veces, efectiva. Se es comunidad en función de una disposición.
§ 16. Hemos de cerrar este trabajo puliendo la pronta definición de comunidad que
dimos antes. La comunidad, según se sigue de este texto, se define correctamente como
un conjunto de personas que comparten una la disposición comunal entre ellas. De ahí
que el ser-con-otros sea más importante para la comunidad porque es, en última instancia,
una manifestación pura de ella con base en una disposición. La vida es, entonces, el
cúmulo de experiencias de un sujeto y éstos transitan constantemente entre todas las
especies de experiencias que hemos perfilado.