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An everlasting love: fashion & history

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AN EVERLASTING LOVE: FASHION & HISTORY

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“La moda es el espejo de la historia”- Louis XIV

No se puede hablar de cultura sin estudiar el pasado, y como se habrán dado cuenta alguna vez ojeando libros de historia o visto films de época, la moda nos dice mucho más de lo que imaginamos sobre un momento determinado. La moda —y esto es de las características que en lo personal la hacen aún más interesante— es un registro visual del tiempo.

Sin la vestimenta y ornamentos de nuestros antepasados y civilizaciones antiguas se hubiese perdido información valiosa sobre cómo vivían, qué hacían, cómo se organizaban socialmente, sus ritos, el clima en el que se desarrollaron, entre otros datos.

Si no fuera importante, instituciones como el Museo del Traje en Madrid y el Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Nueva York no existirían, y el Museo Británico de Londres no necesitaría tener una colección de 500 textiles del antiguo Egipto. La ropa comunica entre sus telas y colores. Es por eso que al analizar, por ejemplo, las iconografías de un tejido de Egipto del siglo 7 u 8 A.C., se puede entender el imaginario clásico que los egipcios adoptaron de los griegos con la llegada de Alejandro Magno. Esto con solo ver

“Una vez que reconocemos que la moda es un reflejo de la sociedad y si estudiamos su historia, podemos empezar a identificar cosas muy puntuales de esta”

- Laura Beltrán-Rubio

(Investigadora, educadora, curadora de arte y moda - @laurabelru)

qué usaban o cómo decoraban sus muebles.

Pensemos que la moda es un conjunto de piezas que se convierten en un relato histórico dinámico y la cultura luego las organiza según el grupo al que representa.

En el Renacimiento, las vestiduras de las autoridades de la Iglesia y la nobleza representaban el poder divino y político que tenían sobre el resto del pueblo, el cual, en su mayoría, era analfabeta, por lo que la comunicación verbal y las imágenes tenían un rol importante.

La ropa que utilizaban, así como las figuras religiosas, las manifestaciones artísticas, los palacios, todo debía concurrir en demostrar el esplendor de Dios y del monarca.

Los avances de aquellos tiempos en moda transformaban el cuerpo en algo de “otro mundo” digno de respetar (Thompson, 2021, p. 32), pero la creatividad que ofrecía la sastrería para la expresión hizo que la nobleza emitiera códigos de vestimentas para sus cortes y para los demás estratos sociales.

El papel de la moda en la imagen a proyectar era —y es— vital. La Dinastía Tudor, por ejemplo, impuso restricciones en el uso del color, calidad y lugares de manufactura de la ropa.

Existían unos preceptos en la Edad Media y el Renacimiento llamados leyes suntuarias que intentaban regular los gastos excesivos en vestimenta, alimentos y ornamentos, para reforzar la jerarquía social por medio de restricciones según en lo que se podía o no consumir. Este acto de limitar lo que las demás personas podían usar nos dice mucho del significado social de la indumentaria (Thompson, 2021, pp. 30-32), y como consecuencia, de la moda en la sociedad.

1545. Detalle de Katherine Parr, artista desconocido.

Dos figuras importantes en la historia que revolucionaron e influyeron en sus eras y sociedades fueron Louis XIV y María Antonieta de Austria.

Al primero le debemos la ampliación y decoración del Palacio de Versalles, y lo interesante de esto es que él consideraba que el esplendor de un lugar tan único y especial requería que la vestimenta estuviese también a la altura, por lo que ordenó que para cada ocasión se crearían vestuarios diferentes. Su presencia, su poder y la opulencia del castillo así lo demandaban. Oh, what a life!

1701. Pintura de Louis XIV de Francia por Hyacinthe Rigaud.

Muchas personas tratando de complacer al rey y sus exigencias de moda quedaron en deudas. Louis XIV convirtió la moda a su favor en una herramienta de estatus y poder. La historia escrita por MarieCatherine Le Jumel de Barneville llamada Cenicienta nació en este período inspirada en dicha influencia de moda y extravagancia.

En la actualidad, el poder de este cuento se mantiene vigente: no hay nada que una mujer no pueda conquistar con un buen atuendo y el perfecto par de zapatos; es decir, con una imagen digna de recordar.

Por su parte, el nombre de María Antonieta resuena siempre en la cultura popular, en parte por su trágico final, y también porque era conocida como una amante empedernida de la moda. Era la trendsetter de la época y fue víctima de su tiempo.

Ciertamente, ella no fue la única que gastaba cantidades exorbitantes en vestidos. Vivió durante el cambio cultural del barroco al rococó

caracterizado por la exuberancia, y ello requería cambios de vestuario para cada ocasión.

La misma suntuosidad de la que la aristocracia presumía fue su fin. Pero no todo fueron caprichos de las clases pudientes. Las demandas de estilo de Louis XIV y María Antonieta sirvieron de base para el desarrollo de la industria textil y el legado de Francia como posterior capital de la moda. El prefacio de la Alta Costura (Haute Couture) había empezado. No es casualidad que los franceses sean la epítome del buen gusto, está en su historia.

Fun fact:

Louis XIV, como era el designado por Dios para gobernar, consideraba que la acción de vestirlo todas las mañanas era una actividad semi religiosa. Los nobles incluso pagaban para ver al rey vestirse.

>>Las tendencias para hombres en el siglo XVIII<<

Si te interesa el tema, te recomiendo el libro: Fashion Victims: The Dangers of Dress Past and Present de Alison Matthews David.

Como podemos ver, la moda, la historia y la cultura no se pueden separar. En el siglo XIX, sobre todo en la segunda mitad, hubo una rápida transformación económica y social por todos los avances que se estaban dando en tecnología, medicina, transporte y medios de comunicación.

La vida de las personas estaba cambiando, y consecuentemente, sus formas de vestir también. Las mujeres empiezan a trabajar en fábricas y su ropa se vuelve más práctica.

Los movimientos sociales como el sufragismo llevan a las mujeres a protestar en contra de modas que no estuviesen en pro de “la salud, el confort y la belleza’’ (O’Keeffe, 1996, p. 242).

Los corsés, las miles de capas de seda y encaje, el uso exclusivo de vestidos, la crinolina, los tocados… todos bellos pero limitantes para el movimiento de la mujer, y muchas veces peligrosos. No eran raros los casos de muertes por incendio de las amplias faldas de tul y algodón, y las peinetas de celuloide podían explotar si se calentaban demasiado.

En los años 20, las mujeres logran liberarse de estas ropas, dando uno de los cambios en vestimenta más importantes. La figura extremadamente ajustada de la Belle Époque se modificó con vestidos que mostraban una silueta varonil con falda más corta, más libre.

Las flapper girlseran el estándar de belleza y de estilo de vida: fumaban, participaban activamente en debates de la época, bailaban al ritmo del jazz, hacían deporte, manejaban, eran enérgicas, tenían el pelo corto… Fue un paso importante para la historia porque las mujeres empiezan a separarse de los estereotipos de “criaturas delicadas e incompetentes” configurado en los siglos anteriores.

Fun fact:

Zelda Fitzgerald, esposa de F. Scott Fitzgerald (autor de The Great Gatsby), es conocida como la primera flapper girl americana.

Ello no pudo haber sido posible sin los efectos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), ya que las mujeres debieron asumir roles y trabajos nuevos ante la ida de los hombres al combate. Al terminar este conflicto, las mujeres no querían volver a su estado sumiso: había un mundo de posibilidades que querían explorar y sus ropas debían reflejar eso.

Notarán que no he hablado de los trajes masculinos y esto es porque la vestimenta de los hombres siempre fue más cómoda y práctica, y su evolución más lenta que la moda femenina.

Los Roaring Twenties o los locos años veinte y sus modas reflejaron los grandes cambios políticos, económicos y sociales de ese entonces. Fue un tiempo hedonista para aliviar las penas de la guerra hasta la Gran Depresión (1929) y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Fotos cortesía de Pinterest.

“La moda cuenta historias [...} es muy interesante porque te habla de la interpretación de la sociedad y de las generaciones, de cómo se lee lo que está pasando”

- Andrea Vaamonde

(Fundadora y directora de Latinoamérica de Moda - @andreavaamonde)

Foto cortesía de Andrea Vaamonde.

Como podrán observar, las conexiones de la moda con la historia y la cultura de una sociedad son numerosas; podríamos hacer un libro solo de este tema. La cultura forma parte de nuestros mecanismos para conocer al mundo, y la moda es un complemento de esta. No podemos descifrar cómo era un grupo específico sin preguntarnos ¿cómo vestían? ¿Qué mensaje querían transmitir con su ropa?

Fotos cortesía de Pinterest.

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