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Fast Fashion & slow fashion
4.2
FAST FASHION & SLOW FASHION
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Foto cortesía de Pinterest.
En la actualidad, las palabras “sostenibilidad” y “sustentabilidad” aparecen cada dos por tres en las redes sociales.
Hemos llegado a un punto en el que el agotamiento de los
recursos naturales del planeta se
ha acelerado a un ritmo vertiginoso rápidamente; así como el cambio climático, la sobrepoblación y el sistema de producción actual hacen que un futuro como el que vemos en Wall-E sea cada vez más cercano.
En algún punto, la Tierra y nosotros nos extinguiremos, pero podemos retrasar esa sentencia inevitable con las acciones del presente, y la moda juega un papel fundamental en esto.
Según la página web de la ONU (2022), “la industria de la moda (ropa y calzado) produce más del 8% de los gases de efecto invernadero y el 20% de las aguas residuales al año [...] el 85 % de los textiles terminan en vertederos o se incineran a pesar de que la mayoría de esos materiales se podrían reutilizar”.
Adicionalmente, “en la industria textil se utilizan al año unos 93.000 millones de metros cúbicos de agua, lo suficiente para satisfacer las necesidades de consumo de cinco millones de personas”, indica la página de la ONU (2022).
Si queremos sobrevivir y continuar en este mundo es super necesario que cambiemos nuestras formas de existir y eso incluye, entre otras cosas, formas de consumo y de producción más sostenibles, no solamente en la moda, pero considerando que la moda es una industria que mueve tantos recursos, tanto capital y tantas personas, creo que es importante que desde la moda también demos ese paso (Beltrán-Rubio, 2022).
Es aquí cuando las palabras “sostenible” y “sustentable” entran en juego. Ya no podemos seguir produciendo como se viene haciendo.
Hay que buscar soluciones que permitan que los negocios se mantengan en el tiempo sin dañar ni agotar los recursos, con prácticas, modelos de negocio y materiales alternativos. Implica más tiempo y capital por parte de las industrias, pero si queremos un futuro mejor, es necesario.
“La moda es una industria que genera muchísimo dinero, pero ¿a dónde se está yendo ese dinero y por qué no lo estamos invirtiendo en cosas que generen impacto a nivel social, económico y ambiental?” (Vaamonde, 2022).
El cambio genuino comienza con nosotros, pero sobre todo, en el origen de todo: las cadenas de producción, en las fábricas y manufacturas, y también en los gobiernos. Es un tema delicado y serio, y la moda no debe hacerse a un lado porque contribuye con el problema. ¿Qué podemos hacer? Evitar comprar compulsivamente en tiendas fast fashion, obtener ropa de segunda mano, revisar el closet de familiares (muchas veces tienen prendas increíbles escondidas), intercambiar ropa con amigos, comprar en marcas locales, intervenir piezas viejas o dañadas y darles una segunda oportunidad, entre otras. Y, algo muy importante, educarnos en el asunto.
Foto cortesía de Pinterest.
Otro aspecto imperativo a cambiar es la explotación laboral de trabajadores que hacen la mayoría de la ropa que utilizamos y compramos en tiendas de moda rápida. Estas personas merecen un pago justo y condiciones de trabajo óptimas, si no, ocurre lo que sucedió en 2013 en Bangladesh donde se derrumbó el edificio Rana Plaza de talleres textil de diversas marcas en el que murieron 1134 personas y otras 2437 resultaron heridas. Esto no ha sido el único desastre de este tipo y, actualmente, las condiciones no han cambiado sustancialmente (Salvá, 2021).
Muy probablemente, la ropa que estés usando al leer esto fue creada por una persona, por un niño, en países de extrema pobreza en el Sureste Asiático, en China, la India o Latinoamérica. ¿Por qué? Sencillamente, la mano de obra es más barata.
La próxima vez que compres algo o que uses una prenda que ya tienes en tu armario, mira la etiqueta y toma conciencia de todo el proceso que tuvo que haber ocurrido hasta llegar a ti.
Piensa que es una camisa bonita o unos pantalones cómodos, sí, pero lo que tú pagaste por esas prendas ni siquiera es la mitad de lo que ganan esas personas, y ni hablar de las condiciones precarias en las que trabajan: largos turnos laborales, lugares hacinados, sin aire acondicionado, montones de ropa por todos lados, un solo baño para todos…
Este es el lado oscuro de esta industria. La moda es relevante para la sociedad, pero eso no quiere decir que no tenga un impacto negativo también. La sostenibilidad y la transparencia de procesos debe ser el futuro de la industria para poder transformarla desde su núcleo. Consumir moda de forma más consciente, ética y respetuosa con el medio ambiente y los trabajadores de la industria es la apuesta del ahora y del mañana.
Fotos cortesía de Pinterest.