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ARQ. EFÍMERA
Proyecto: Barkow Leibinger
Desde 1990 se realiza en el desierto Black Rock (Nevada, EEUU), el Burning Man, una forma de ciudad que se reinventa y desaparece, solo para renacer al año siguiente.
Antes de existir bajo esta forma física, fue como una comunidad hippie que compartía intereses filosóficos traducidos en la libertad sexual, la música, la drogas psicoactivas y las convicciones políticas. Fue el llamado Summer of Love de 1967, realizado en el centro de San Francisco, después en Baker Beach, donde nació la idea de quemar una escultura gigante de madera representando a un hombre. Sin embargo, el contexto natural de aquel sitio no permitía perpetuar la tradición por falta de seguridad y tuvieron que moverse a un espacio más aislado. Cada año, la ciudad se forma por una mezcla de tiendas, autocaravanas, furgonetas, carromatos y estructuras temporales para una población de 50 mil personas y un presupuesto de más o menos 10 millones de dólares. Todo regido bajo tres principios: fe, máquina y ecología. Sobre el primero, el planeamiento urbano se organiza en torno a una plaza principal o espacio de ceremonias, donde se ubica la estatua principal, posicionada y con la altura suficiente para que sea la referencia para orientarse. A su alrededor la ciudad funciona, literalmente, como un reloj, las calles se forman como sombras de un reloj de sol y radial. Así también, sus nombres responden a las horas y van desde las 2:00 hasta las 10:00 con una distancia de 30 minutos. Por otra parte, la formación mono céntrica, es clásica de una ciudad comunitaria con un ojo sobre su conjunto, esta disposición facilita la orientación, crucial en un evento de esta magnitud. Sobre la ciudad como máquina, habla de ser flexible capaz de coordinar servicios como aeropuerto, helipuerto, un departamento de obras públicas, otro de movilidad, emergencias y medios de comunicación. Las calles principales forman una estructura en bloques policéntricos en los que los visitadores tienen acceso a instalaciones a las que se pueden conectar para auto-gestionarse. Cada ocupante crea su propia calle peatonal cuyos recorridos se
encuentran embellecidos y personalizados por los artistas locales gracias a grandes piezas artísticas (el 30% de la ciudad se consagra al arte en general y a la escultura en particular). Además, es una ciudad que busca tener el mínimo impacto sobre el entorno natural, para esto, como las Garden city de Ebeneer Howard, cuenta con una base concéntrica en la que se desarrolla un programa urbano jerarquizado para controlar densidades específicas. Black Rock City se divide en zonas con ambientes y actividades diversas: family friendly zone (zona del medio), zona para adultos (alejados del centro), party zone (zona con un nivel sonoro muy alto, en borde de desierto). También se fomenta en los campamentos el uso de energías alternativas. Además, se considera una Metacity pues las nociones de participación o de empoderamiento ciudadano forman el corazón del evento. Y para aumentar la capacidad de acción de los burners, se instaló en 2005 un sistema de WIFI público para que los participantes puedan compartir entre ellos y por redes sociales hacia ambientes exteriores, al final se convierte en un ejemplo de urbanismo para el mundo entero.
En 2018 el arquitecto Arthur Mamou-Mani realizó el diseño de Galaxy, así denominó al templo principal ese año. El espacio fue creado con un software paramétrico 3D, Está formado por 20 armazones de madera que crean una espiral hacia un punto central que llega al cielo. Desde el suelo, las armaduras triangulares abarcan distancias suficientemente grandes para crear una serie de caminos en espiral hacia el centro de la estructura, el cual tendrá un mandala gigante impreso en 3D. Los espacios entre el entramado también son lo suficientemente grandes como para servir como nichos. "Galaxia celebra la esperanza en lo desconocido, las estrellas, los planetas, los agujeros negros, el movimiento que nos une en remolinos de galaxias de sueños", explica Burning Man Journal.