© Tamara Uribe
El cuerpo y el alma: En el año 2006, cuando se creó la comisión binacional para la protección de las lenguas indígenas en riesgo de desaparición, su creador, el Doctor Fernando Nava, dijo una frase que puede aplicarse para cualquier tipo de restauración patrimonial: “las lenguas indígenas en peligro de desaparición tienen dos enemigos: quienes las desprecian y quienes las quieren rescatar”. Las ciudades dan testimonio de la historia de las sociedades que las crearon, hablan de sus identidades contemporáneas y de la historia de su creación. Sus habitantes somos los encargados de darles vida, usándolas correctamente y haciendo conciencia de su compleja relación con quienes las habitamos, de la misma forma que nos ocurre como sociedad con el lenguaje. En las sociedades modernas, unidas por la tecnología de información, el fenómeno de la globalización propicia que se enfrenten dinámicas entre dos tensiones (con resultados particulares para cada población), entre los procesos de la estandarización y de la conservación de las tradiciones y rasgos culturales que les dan identidad, las ciudades que habitamos hablan de esas dinámicas en su arquitectura. ¿En qué orden sitúa un restaurador a sus interlocutores?, es decir, a quien busca complacer: La academia, el estado, la ciudadanía, el cliente, los visitantes, ¿en qué medida les satisface?, ¿cuánto puede decir que les conoce? Recientemente, una editorial española publicó un trabajo de restauración de la poesía de Bécquer, partiendo de las versiones contemporáneas de sus textos y restituyendo los textos que originalmente fueron escritos en el cuaderno original, y así, después de 150 años fue posible leerlos tal y como los concibió. Pienso que esta experiencia nos puede dar una idea sobre las posibilidades que no siempre se contemplan cuando se interviene un monumento arquitectónico. Los criterios con que se realizan acciones de restauración en ciudades y monumentos, hablan de la mentalidad de quienes toman decisiones sobre materiales, estilos, técnicas, tanto para decidir cuáles se aplican o no, pensar en los habitantes, sus recuerdos, sus gustos, su lengua y modismos, sus oficios, sus creencias, sus talentos, sus valores, y los procesos que han llegado a constituir sus identidades. © Tamara Uribe
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CULTURA CIUDADANA
Por: José Luis Galiano, jlgaliano@hotmail.com
/ Resarcir el patrimonio inmaterial