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ACOMPAÑAMIENTO Y BUENAS PRÁCTICAS PARA REDUCIR LA DESERCIÓN EN LA UNIVERSIDAD ANTONIO RUIZ DE MONTOYA

Dr. Joseph Dager Alva, Vicerrector Académico, Universidad Antonio Ruiz de Montoya

En la vida universitaria, los estudiantes afrontan una serie de retos académicos, pero también dificultades personales y externas que se van suscitando durante su formación profesional. Aspectos socioemocionales, problemas financieros, falta de claridad en la vocación profesional, entre otros, pueden devenir en la deserción estudiantil. En la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), siguiendo lo estipulado por el Ministerio de Educación del Perú, entendemos por deserción académica la no matrícula de un estudiante en un mínimo de dos semestres académicos consecutivos, sin haber realizado reserva de matrícula.

Para mitigar la deserción, el Vicerrectorado Académico de la UARM viene implementando desde el 2023 estrategias de seguimiento al alumnado. En plena concordancia con la tradición pedagógica ignaciana, dichas estrategias ponen al estudiante como centro del proceso de aprendizaje, abordando tanto la dimensión académica como emocional del alumno. Además, implica el trabajo articulado y en sinergia de distintas áreas transversales a la formación de nuestros alumnos: la Oficina de Calidad Educativa (OCE), las carreras profesionales, el Sistema de Tutorías y la Unidad de Becas.

Cifras de deserción en la UARM

Para abordar la deserción estudiantil, identificar los factores que la propician y acompañar a los alumnos en riesgo de abandono, es importante conocer el estado de deserción en la UARM. Considerando los últimos ocho semestres, encontramos en la siguiente tabla que el promedio de deserción de nuestro alumnado es de aproximadamente el 6 %. (Consultar Tabla 1, página 13)

La deserción en la UARM tiene como factor clave el rendimiento académico de algunos alumnos. Dicha dificultad se explica desde dos razones principales. 1) Los vacíos académicos provenientes de la formación escolar, y 2) el difícil proceso de adaptación a la universidad. En base a ello, hemos desarrollado acciones en respuesta a cada dificultad, las cuales se manifiestan de formas distintas según el semestre de estudios y contexto del estudiante.

Brecha académica entre el colegio y la universidad

El problema de vacíos en la formación académica puede también leerse como la brecha académica entre la educación básica y la universidad, una barrera educativa estructural en el Perú. Como indica el Estudio Virtual de Aprendizajes EVA 2021 realizado por el Ministerio de Educación del Perú (2021), en todos los grados escolares evaluados había alumnos con rezagos de aprendizajes de incluso más de dos años de escolaridad. Los datos evidencian una situación de atraso en aprendizajes, un fenómeno que se agudizó después de la pandemia de la COVID-19.

Si bien se evaluaron los primeros años de secundaria, frente a los resultados podemos inferir que para los alumnos que terminaron la escuela en el periodo pandémico fue mucho más complicado adquirir todas las competencias planificadas para su egreso. El impacto de la COVID-19 también se manifestó en los alumnos ingresantes a la universidad durante la virtualidad, pues el pase de la exigencia escolar a la universitaria suele ser un reto significativo, pero hacerlo mientras alumnos y docentes se adaptan a los recursos digitales supone un esfuerzo mayor. Para contrarrestar dicha brecha se implementaron dos acciones.

a. Programa de fortalecimiento de competencias para la vida universitaria

Tras dos estudios realizados por la OCE se ha detectado que nuestros estudiantes presentan mayores dificultades en las asignaturas que responden a sus dos primeros años de formación, diagnóstico que se relaciona directamente con la brecha de saberes al iniciar la universidad. En los planes de estudio de todas nuestras carreras, los estudiantes llevan cursos de Formación Humanista en sus primeros semestres, sello de la propuesta educativa ignaciana y de la UARM. Posteriormente, a partir del tercer año de carrera, llevan cursos de sus especialidades.

Frente a los resultados, la OCE ha implementado en el 2023 un Programa de fortalecimiento de competencias para la vida universitaria, el cual busca equipar a los estudiantes ingresantes con competencias básicas para afrontar los cursos iniciales de la universidad, reduciendo así los factores de riesgo académico y cerrando las brechas entre la escuela básica regular y la universidad. Para facilitar el acceso a los recursos académicos, el programa emplea dos estrategias combinadas, sincrónica y asincrónica.

La modalidad sincrónica se enfoca en seminarios intensivos en las áreas de Desarrollo Personal, Matemática, Lectura Comprensiva y Redacción. Dichos seminarios son dictados por docentes especialistas en cada área, muchos de ellos egresados de la UARM, lo que facilita la conexión con los estudiantes desde su experiencia previa. Todos los nuevos ingresantes realizan una prueba diagnóstica antes del inicio de clases para evaluar su nivel de conocimientos. Aquellos con brechas identificadas son inscritos en estos seminarios, coordinando los horarios con los cursos del primer semestre para evitar cruces.

Luego, los alumnos ingresantes que deseen profundizar en las áreas de los seminarios pueden acceder a módulos autoinstructivos ubicados en el Aula virtual. A diferencia de los seminarios, estos módulos asincrónicos están disponibles durante todo el semestre, permitiendo a los estudiantes avanzar a su propio ritmo. Los resultados del primer año han sido significativos para continuar con la estrategia, pues se evidenció una correlación entre la asistencia y participación de los alumnos en los seminarios y sus resultados satisfactorios en las asignaturas correspondientes. Así, la incidencia que se tuvo en los cursos fue la siguiente:

• Seminario de Matemática: el 51 % de alumnos que participaron en el semanario aprobaron después el curso de Matemática de su plan de estudios.

• Seminario de Lectura Comprensiva y Redacción: el 90 % de alumnos que participaron en el seminario aprobaron después el curso de Lengua I de su plan de estudios.

b. Seguimiento desde las carreras profesionales

Si bien hay acciones enfocadas en fortalecer las competencias de nuestros alumnos más jóvenes, el acompañamiento de los alumnos también requiere del compromiso y seguimiento de las carreras profesionales para atender oportunamente sus dudas académicas, vocacionales y generales durante su formación. En la UARM, impulsamos que los jefes de carrera tengan espacios de interacción con los alumnos desde los primeros semestres, según su especialidad, generando una relación temprana que se desarrolla durante la formación.

Para poder realizar un seguimiento académico, las carreras trabajan directamente con oficinas académicas para conocer el desempeño de los estudiantes, esta vez, sin distinción de su semestre. Desde el 2023, la OCE desarrolla informes de resultados obtenidos por los alumnos en sus cursos, segmentando los resultados de los estudios generales y los resultados de estudiantes de tercer año de carrera en adelante. A través de los informes, se identificaron los estudiantes en riesgo académico durante el semestre, así como los cursos donde los alumnos tienen mayor dificultad para aprobar y tendencia a retirarse.

Luego, los resultados se socializan con los jefes de carreras y departamentos respectivos. Teniendo la información de los estudiantes, las carreras pueden hacer un mayor seguimiento y plantear estrategias de mejora para reducir la deserción. En dicho escenario, el rol de las carreras resulta crucial, pues dialogan con los estudiantes para orientarlos y asesorarlos en sus cursos, matrícula y evaluar con ellos las mejores vías para una buena consecución de su formación universitaria. Entre los mecanismos que han implementado las carreras se encuentran los siguientes:

• Detección de alumnos con bajo promedio ponderado.

• Reuniones periódicas con los estudiantes de los dos primeros años.

• Acompañamiento de docentes a tiempo completo a alumnos que lleven un curso por segunda o tercera vez.

Dimensión socioemocional y adaptación a la vida universitaria

De la misma manera en que identificar la brecha académica nos permitió tomar acciones de nivelación, un criterio crucial en nuestro diagnóstico fue considerar los distintos contextos de los alumnos en riesgo de deserción y su dimensión socioemocional. En la UARM, tenemos una gran población de alumnos beneficiarios de Beca 18, un programa del Estado que financia la educación superior de jóvenes con buen rendimiento académico* en situación de pobreza o pobreza extrema.

En sus casos, la mayoría proviene de distintas regiones del país, lo que suma al reto de iniciar su vida universitaria la adaptación a una nueva ciudad y a un estilo de vida independiente, así como la lejanía de sus familias. Como se señala en Motivaciones de los postulantes seleccionados e ingresantes de Beca 18 que deciden no seguir la beca (Aramburú, Núñez y Martínez, 2015), elaborado por el Ministerio de Educación del Perú, son las dimensiones afectivas y la incertidumbre de residir en una ciudad desconocida las causas principales de la deserción de jóvenes becarios.

Complementando dicha información, en una investigación de Alva y Quispe (2015) se determinaron dos razones claves de abandono: primero, la pérdida de la subvención del Estado cuando el becado tiene un promedio desaprobado al finalizar un semestre, lo que se vincula a la necesidad de nivelación mencionada previamente. Y, segundo, aspectos socioafectivos del alumno, muchas veces intensificados a causa de la distancia de sus hogares y la exigencia de mantener su beca. Es allí donde nuestra universidad interviene a través de su Unidad de Becas, la cual cumple un rol crucial en el acompañamiento y apoyo integral a los estudiantes. Desde su primer ciclo, los jóvenes reciben talleres y charlas enfocadas en proporcionarles herramientas y habilidades para adaptarse a la vida universitaria, promover su bienestar socioemocional y facilitar su integración en la comunidad UARM. Además, se realiza cada semestre una encuesta para recopilar información esencial y, así, detectar posibles áreas de dificultad, abarcando aspectos académicos y relacionados con la salud física y mental de los estudiantes. La encuesta permite establecer una línea base para un seguimiento efectivo del progreso estudiantil.

Para abordar las dificultades académicas se realiza un seguimiento cercano a los estudiantes becados con bajo rendimiento a mitad del semestre. Esto incluye reuniones grupales o sesiones personalizadas donde se identifican las dificultades específicas que enfrentan los estudiantes y se les brinda orientación sobre aspectos académicos y administrativos. Asimismo, los alumnos que presentan dificultades vinculadas a su salud mental reciben asesorías para ofrecerles apoyo y recursos, como el Servicio de Atención Psicopedagógica (SAPP) de la universidad.

Los resultados de estas acciones han sido alentadores. Durante el 2023, participaron 938 estudiantes en los 16 talleres y demás actividades ofrecidas, superando el 60 % de alumnos ingresantes en modalidad de Beca 18. Estas estrategias han demostrado ser efectivas para fomentar la retención estudiantil de nuestros alumnos becados, pues los estudiantes lograron culminar satisfactoriamente el semestre académico y han manifestado sentirse parte de un ambiente académico cálido y seguro.

“Son las dimensiones afectivas y la incertidumbre de residir en una ciudad desconocida las causas principales de la deserción de jóvenes becarios”.

Acompañantes académicos: un servicio de alumnos para alumnos

En la UARM, consideramos que el acompañamiento académico y los espacios de escucha no deberían propiciarse únicamente por el personal docente y administrativo. Creemos importante hacer partícipes a los propios estudiantes de dicho acompañamiento como parte de su formación humanista e integral. Bajo la supervisión de la Oficina de Sistema de Tutorías, el Programa de acompañantes académicos busca reforzar los aprendizajes de los estudiantes en situación de riesgo académico a través de la asesoría de alumnos de semestres más avanzados.

Los estudiantes voluntarios que desempeñan el rol de acompañante académico destinan dos horas a la semana a su labor y, culminado el semestre, reciben créditos extracurriculares. Para asegurar que los acompañantes estén capacitados para la tarea, deben cumplir requisitos que contemplan su desempeño académico, así como estar cursando del cuarto semestre en adelante y asistir a un taller dirigido por la Defensora Universitaria para que conozcan sus derechos y deberes como voluntario.

Durante el 2023 se contó con 39 acompañantes que asesoraron a 88 alumnos que llevaban un mismo curso por segunda o tercera vez, así como estudiantes que no eran repitentes. La integración de la comunidad académica para fines de apoyo, como es el caso del acompañamiento, nos permite estrechar nuevos vínculos con nuestros estudiantes y observamos en ellos una mayor identificación con la institución, la misión educativa de la UARM y empatía hacia sus compañeros.

* Cabe mencionar que la educación pública en el Perú tiene grandes carencias, principalmente en provincia. Por ende, hablar de buen rendimiento académico no asegura el logro de competencias o dominio de contenidos al culminar la escuela.

Nuestra tarea a futuro

Ante los resultados de los programas y estrategias, desde el Vicerrectorado Académico este año hemos planteado potenciar los seminarios intensivos y módulos asincrónicos, así como fortalecer el seguimiento a las carreras en la implementación de sus planes de mejora para la reducción de la deserción y el riesgo académico estudiantil. Desde el trabajo con los alumnos becados, resulta fundamental continuar con los talleres, charlas y conversatorios sobre la adaptación a la vida universitaria, mientras que fortalecer el programa de acompañantes permitirá apoyar a más alumnos.

Como gestores de educación universitaria, debemos recordar que los diagnósticos, informes, mecanismos y estrategias solo tendrán una respuesta cabal si forman parte de un compromiso sólido con el bienestar del estudiante, un acompañamiento cercano que coloca al alumno como centro de cualquier acción. Es a través del diálogo con nuestra población estudiantil, aproximándonos a sus dudas y contextos, como podemos hacerles saber que la universidad está para ellos, que acompañamos su proceso universitario y que su formación integral es la razón de ser de su Casa de Estudios.

Referencias

Alva, J. D. y Quispe, E. F. (2015). Rendimiento académico de los estudiantes con Beca 18. Universidad Antonio Ruíz de Montoya. En Artículos científicos: Resultados e impacto de Beca 18 (pp. 41-56). Ministerio de Educación de Perú–PRONABEC. https://repositorio. minedu.gob.pe/handle/20.500.12799/4081

Aramburú, C., Núñez, D. y Martínez, J. J. (2015). Motivaciones de los postulantes seleccionados e ingresantes de Beca 18 que deciden no seguir la beca Ministerio de Educación de Perú–PRONABEC. https://www.pronabec. gob.pe/inicio/publicaciones/documentos/ motivaciones_postulantes_%20beca_18.pdf

Ministerio de Educación de Perú. (2021). Estudio Virtual de Aprendizajes EVA 2021. Oficina de Medición de la Calidad de Aprendizajes (UMC) [Archivo PDF] http://umc.minedu. gob.pe/wp-content/uploads/2023/02/PPTWEB-EVA.pdf

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