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Paro nacional de restaurantes

Tal vez sea una iniciativa irrespetuosa con nuestros campesinos, nada más lejano de eso, mi interés es resaltar la labor de estos trabajadores de campo, que sin el cobijo de agremiaciones o grandes líderes, decidieron parar el país y poner en claro todas sus inconformidades con un gobierno que está lleno de buenas intenciones y pocas ideas concretas para solventar los problemas de los sectores que ha dado por llamar las locomotoras.

¿Cuál es el fundamento de esta idea? Nuestro sector es uno de los que mayor incide en la generación de empleo del país, pero al que permanentemente se le da con un mazo, en cuanto a medidas.

Quisiera poner a su consideración algunos ejemplos de lo que puede ser una visión del sector. Tenemos dos agremiaciones que se pelean por representarnos; a los restaurantes de cierto nivel llegan con regularidad comunicados ofreciéndonos vocería ante el gobierno y cada uno contando sus afiliados para ganar adeptos entre los que aún no se han enrolado en alguna de las dos filas, nos ofrecen cursos con connotados conferencistas y organizan seminarios y talleres para el manejo de los negocios; pero ni Fenalco, ni Acodres han logrado cumplir con lo que prometen y en estos momentos todos somos perjudicados por la reforma tributaria digna del Dr. Frankenstein, en donde pagamos impuestos por todas partes, no olvidemos el famoso impuesto hotelero y las nuevas regulaciones contables que hacen que nuestro sector sea una verdadera torre de Babel de legislaciones; y los señores antes mencionados guardan prudente silencio y distancia. costoso que pueden ser los restaurantes; me gustaría que estos señores revisaran la más reciente edición de la Revista La Barra para que vean que a pesar de los “altos precios” los márgenes de rentabilidad del sector dan cierta tristeza; tristeza de trabajar tanto, para ganar tan poco.

Y no olvidemos a los políticos que en lugar de estudiar el sector se ponen a lanzar medidas que nos van ayudar a regular las propinas que entregan los clientes a los empleados, cada cierto tiempo alguno saca de su sombrero de mago, la solución a ese problema, que les da mucha exposición en los medios y da a conocer a los que ni sus electores sabían que existían, pero nunca teniendo en cuenta la realidad del sector, ni estudiándolo.

Considero que teniendo en cuenta todos estos padecimientos deberíamos unirnos y sentar un precedente a nuestros dirigentes, pidiéndoles que estudien el sector, que no legislen solo para los más poderosos y que no se dejen presionar como lo hicieron con las grandes cadenas multinacionales de comida para sus reformas.

No conformes con nuestro casi nulo peso como sector a pesar de nuestro gran número de establecimientos y de personas ocupadas, sufrimos al igual que el resto de los colombia nos de los altos costos de los servicios públi cos tarifas que siempre nos ponen entre las más costosas de Latinoamérica, adicional a ello tenemos costos de finca raíz que hacen en muchos casos que los negocios que inician se conviertan en inviables.

Las profesiones de cocinero y mesero, son vistas como ciudadanos de segunda en las grandes ciudades en donde no se les capacita, no se les da facilidades para desplazarse a sus sitios de vivienda, ya que el transporte llega hasta cierta hora, en la cual ellos aún están ocupados; todo esto ocasiona una alta rota ción de personal y un desestimulo a la pro fesión que los mantiene alejados de sus casas hasta 18 horas al día.

Además los periodistas políticos, de opi nión, de sociales o persona que sienta que un restaurante le cobra por encima de su ima ginario, utiliza su tribuna para hablar de un tema que les genera rating, quejándose de lo

Solo les dejo una visión: imaginen un día de las grandes ciudades sin restaurantes, ¿qué pasaría con todo el aparato productivo?

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