LA CAMISA DE FUERZA DE LA FEALDAD URBANA: UNA HERENCIA PARA LAS GENERACIONES VENIDERAS
U
PASCUAL RIESCO CHUECA Universidad de Sevilla
n fantasma colosal y lancinante, un algo que, por sencillez, cabría denominar fealdad, sobrevuela las ciudades y campos de nuestro entorno. Así lo encuadra Muñoz Molina: «en todos estos años, sin que nos diéramos mucha cuenta, nos ha ido rodeando e invadiendo un océano de fealdad, un océano que ocupa desde los paisajes que parecían más deshabitados o remotos hasta el corazón de las ciudades. Es una fealdad pública y también privada; una fealdad a escalas inmensas y en tamaños reducidos y no por eso menos viles; se la ve caminando por las
calles y cuando se viaja en coche o en tren por esos alrededores cancerosos que nunca terminan y que incluyen siempre centros comerciales, polígonos cimarrones en mitad de páramos, barriadas compactas con torres de muchos pisos que nunca llegarán a ser habitados o urbanizaciones de adosados que se pierden en la lejanía, franquicias de comida basura, prostíbulos con letreros de neón que parpadean débilmente en los mismos secanos y bajo el mismo sol arcaico que tanto emocionaba a los estetas de la generación del 98».
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