El día de nuestra boda El novio contrató a su mejor amigo, fotógrafo profesional, para que se encargase del reportaje del enlace. Fue una ceremonia cargada de emoción, con las consabidas lágrimas, niños vestidos de organdí, valses ribeteados de aplausos y discursos entrañables. Tras regresar de su luna de miel, sentados en el sofá del piso recién estrenado, los cónyuges se disponen a abrir por primera vez el álbum que atesora las instantáneas de aquella feliz jornada. Ni lágrimas ni niños ni valses ni discursos. Una y otra vez, el rostro de ella en un abanico de expresiones desde diferentes ángulos, bajo distinta iluminación, en variadas poses… Nunca nadie la había sacado tan guapa.
Ana Grandal Madrid 57