Selección natural Nunca supimos lo que su madre cazaba y le ponía en el pico. Tenía que hallarse allí la razón para que fuera capaz de alzar el vuelo de forma más veloz que todos nosotros. Tampoco entendimos nunca el porqué de su graznido melodioso, el irisado de sus plumas que atraía a las hembras irremediablemente, esa altivez elegante al surcar los cielos. Lo que descubrimos pronto fue que la naturaleza no siempre se encarga de la selección natural. A veces necesita de un encuentro furtivo en un callejón sin salida para que todo sea como tiene que ser.
Raquel Lozano Calleja Palencia 69