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Prólogo

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Conloquiahaiga

Conloquiahaiga

Hace ya diez años algunos muchachos se metieron en la siempre amable y amarga tarea de escribir en un medio donde la literatura se había ejercido más o menos clandestinamente, pues aun a los cultos sigue infundiéndoles desconfianzas inusitadas: el escritor continúa siendo el disidente, el inconforme, el oteador de nuevas posibilidades, amigo de preguntar en busca de respuestas distintas, precisamente en donde para todo se tiene respuestas prefabricadas.

(Manuel Mejía Vallejo. «Explicación»: Taller de Escritores 10 Años. Biblioteca Pública Piloto de Medellín, 1988)

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Hace exactamente cuarenta años, en diciembre de 1980, el Fondo Editorial de la Biblioteca Pública Piloto publicó la primera selección de textos de los integrantes del Taller de Escritores bajo el título Trabajo de Taller, y la dirección de Manuel Mejía Vallejo�

El taller era auspiciado por la misma institución y había sido fundado en febrero de 1978 por Alejandro González, director entonces de la Biblioteca� Aquella publicación pionera y la que le siguió seis años después, del mismo taller, pero ya con nuevos integrantes, y bajo la dirección del mismo escritor, constituyeron el surgimiento de una nueva generación de escritores antioqueños, no de un movimiento literario�

Desde luego, es la reafirmación en el oficio de escribir a lo largo de estas cuatro décadas, por parte de varios autores entre los que allí publicaron, lo que permite hablar de «surgimiento de una nueva generación»�

No es el momento de ocuparnos de las características globales de esa producción, tarea para un equipo de trabajo y un proyecto específico, sino de resaltar su realidad, manifiesta en la continuidad, volumen, calidad y reconocimiento alcanzado por esa labor creativa en el medio literario colombiano�

Quienes aparecieron como escritores primerizos en aquellas ediciones iniciales del Taller de Escritores de la Biblioteca Pública Piloto, e hicieron del oficio de escribir el eje de sus vidas, han «dado a las prensas» a partir de entonces, decenas de poemarios, libros de cuentos, novelas, ensayos y obras de teatro de autoría individual, editados bajo sellos comerciales, universitarios o privados, que son la estela central para reconocer y rastrear esa trayectoria�

También constituyen hitos de ella las decenas de premios nacionales y locales en todos los géneros literarios, tanto en concursos de libro de poemas y de cuentos, como en aquellos donde se premia un cuento o un poema, y lo son también obras y textos que, aunque no premiados, han sido finalistas en ese tipo de eventos a lo largo de décadas.

Ese protagonismo ha contado con otra presencia constante: la publicación de centenares de poemas, cuentos, ensayos, reseñas críticas, prólogos y artículos diversos en suplementos y revistas culturales o específicamente literarias, trabajo cumplido de manera paralela a la escritura de los libros individuales, y que, a sus rasgos creativos, ha sumado una faceta reflexiva, tanto sobre la obra de autores del pasado de nuestra literatura, como acerca de la de escritores que le han sido contemporáneos� «Sin crítica no hay cultura», escribió Octavio Paz� Ha contribuido, pues, esa generación con un trabajo reflexivo sobre el pasado y el presente de nuestra literatura�

Esa generación ha participado, y lo sigue haciendo, en el campo editorial� Revistas, sellos editoriales, colecciones editoriales y boletines, se han debido y deben a miembros que no han querido limitarse a escribir y publicar su obra personal, sino que han querido ser estímulo y elemento difusor de otras voces, del pasado y el presente, merecedoras de ser conocidas o rescatadas del olvido, y no solamente en el campo de la literatura sino en el de la cultura, dentro de una acepción muy amplia de ella� Es este un frente de

trabajo de esa generación que al momento es un capítulo vivo de nuestra cultura y nuestra literatura, y que está pendiente de examen y reconocimiento� Y, finalmente, como si nos hubiera sido pauta la hermosa canción colombiana que dice: «Todos vuelven a la tierra en que nacieron», algunos de aquella generación derivamos hacia los talleres de creación literaria en condición ya de directores, una forma propiciada por el azar, y tal vez fortuita, de pagar la deuda� Y nuestro trabajo como directores ha sido catalizador para el surgimiento de otra generación de escritores, de la cual se puede hablar hoy con propiedad como un hecho en proceso de afianzamiento. Con toda legitimidad puedo afirmarlo porque tuve la fortuna, obtenida a pulso, de darle continuidad a lo realizado por Mejía Vallejo entre 1979 y 1994, bajo cuya dirección aparecieron, con el título común de Trabajo de Taller, dos recopilaciones de textos de los asistentes, la primera en diciembre de 1980, la segunda en julio de 1986, editadas por el Fondo Editorial de la Biblioteca Pública Piloto�

Entre septiembre de 1994, cuando la directora Gloria Inés Palomino me nombró director del Taller, y el día de hoy, cuando aún continúo ejerciendo esa función, la Biblioteca Pública le ha publicado al Taller cinco selecciones de textos, aparecidas en los años 2003, 2007, 2010, 2015 y 2020, originada esta última en el esfuerzo financiero de sus asistentes y que contará con el aval de

la institución al incorporarla a su Fondo Editorial� La primera de las editadas fue titulada Antología del Taller de Escritores (que contó con el apoyo de la Secretaría de Educación para la Cultura de Antioquia), Obra diversa se nombraron las tres siguientes, título éste que fue idea de José Gabriel Baena, autor también de sus diseños, y la que usted se dispone a leer, Trabajos de taller, título que retomamos (con el solo cambio de la pluralización) para manifestar nuestro deseo de darle a esta compilación un carácter conmemorativo, como homenaje a la pionera de hace exactamente 40 años�

Manuel Mejía Vallejo no se limitó a darle voz en un libro a aquel grupo de nuevos escritores, trabajó para que los más talentosos y disciplinados de aquellos poetas y narradores publicaran su primer volumen de autoría individual, en el Fondo Editorial de la Piloto, o en otros sellos editoriales de la ciudad� Así que para 1988, aproximadamente, de aquella generación aparecida en esas dos primeras selecciones de textos, unos 12 autores habíamos conseguido –al influjo del espíritu alerta, la lucidez crítica, la generosidad y energía editorial de Mejía Vallejo– publicar nuestro primer poemario, libro de prosas o de cuentos, en sellos como Acuarimántima, Ediciones El Copiss, Ediciones Autores Antioqueños, y, como ya lo mencionamos, en el Fondo Editorial de la casa�

En los 26 años que llevo dirigiendo el Taller, he continuado en esa línea trazada por Mejía Vallejo de

promover la edición de libros de autoría individual entre los asistentes cuyo trabajo alcanza un nivel que los hace merecedores de ese paso� Es así como un total de 14 autores han conseguido esa primera publicación en las editoriales de la Universidad de Antioquia (8), Universidad EAFIT (2), Biblioteca Pública Piloto (2), Cámara de Comercio (1) y el ITM (1). Pero no sobra precisar que estos libros, fuera del proceso de rigurosa revisión crítica de cada uno de sus cuentos en el funcionamiento de rutina en el taller, proceso que siempre se tomó varios años para cada uno de ellos, hicieron presencia previa en el medio al ser acogidos algunos de sus cuento en publicaciones como las Antologías de Relata (Red Nacional de Talleres de Creación Literaria, adscrita al Ministerio de Cultura, publicación que recoge los resultados del concurso anual promovido por la Red entre talleres de todo el país, concurso en el que, en diferentes versiones, fueron seleccionados Leonardo Gómez Marín, Olga Echavarría y Catalina Acosta, asistentes al taller, y en la de 2013, fue ganado por Carolina Rojas, tallerista nuestra en ese entonces, con el cuento «Las palabras a veces hacen falta, sabes»), revista Odradek, el cuento; suplemento Generación, del periódico El Colombiano, Escritos desde la Sala, Boletín Cultural y Bibliográfico de la Sala Antioquia de la Biblioteca Pública Piloto, y en medios electrónicos de la ciudad, como la revista Gotas de tinta�

Algunos de ellos han publicado una segunda obra luego de su retiro del Taller� Olga María Echavarría obtuvo en 2016 el premio Estímulos al Talento Creativo del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia con la novela Aún llueve en Torcoroma; Carlos Aguirre publicó su novela Madremonte bajo el sello Hilo de Plata, y Leonardo Gómez Marín la novela Cuando la travesía era un sueño, en edición personal, digital e impresa. Se configura, pues, en el Taller de Escritores, otra generación de creadores en estos 26 años de funcionamiento en que he tenido el privilegio de dirigirlo�

En 1988, el Fondo Editorial de la Biblioteca Pública Piloto edita Taller de Escritores 10 años, como celebración de la década de su funcionamiento ininterrumpido� Este volumen recoge trabajos inéditos de quienes habíamos aparecido en las selecciones de textos de los años 1980 y 1986, y que continuábamos en el oficio de escribir, algunos de nosotros ya con el primer libro publicado y con algunos premios literarios y menciones como finalistas en varios concursos. La compilación, hoy olvidada, es importantísima como referencia histórica de lo que hemos querido resaltar en este prólogo: el surgimiento de una generación de escritores antioqueños en aquellos dos volúmenes pioneros titulados Trabajo de Taller. Esa compilación celebratoria de los 10 años se realizó bajo la dirección de Manuel Mejía Vallejo e

incluyó los siguientes autores: Verano Brisas, Orlando Gallo Isaza, Wilealdo García Charria, Luis Fernando Macías, Juan Diego Mejía, José Libardo Porras, Everardo Rendón Colorado, Lucía Victoria Torres, Edgar Trejos, Sergio Vieira y quien esto escribe� 1

Jairo Morales Henao

Director del Taller de Escritores de la Biblioteca Pública Piloto

1 En la compilación de 1988 se publica a otros autores, pero que no tuvieron la continuidad de los citados: Héctor Ignacio Rodríguez, poeta, por muerte temprana, y los también poetas David Pineda Salazar, neurólogo, autor de dos libros, y Gilberto Luque Mesa, del poemario:

El ángel oscuro, por desaparición del panorama literario, pues aunque hicimos los rastreos del caso para escribir este prólogo, no pudimos dar con ninguna huella de ellos que nos demostrara la continuidad de un quehacer poético desde entonces.

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