MENSAJE
EDITORIAL
Organice su vida digital
H
ace unos años, mi padre falleció luego de sufrir un accidente cerebrovascular. Si bien, tenía 75 años era un usuario activo de las redes. Tenía una cuenta de Facebook y solía publicar en su muro frases emotivas y chistes. Nunca se olvidaba de felicitar a sus amigos de la red social por los cumpleaños. Cuando pasaron unos días de su muerte, vi que en mi muro de Facebook apareció una notificación suya. Y, claro, noté que sus redes eran algo de lo que habíamos olvidado de ocuparnos, entre tantas cuestiones que nos afligen y se nos imponen al sufrir la muerte de alguien tan cercano. Hablé con mi madre y fui hasta su casa a investigar el tema. Descubrí que el problema era que mi mamá no tenía ninguna manera de acceder a su mail ni a sus redes sociales: mi padre no le
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4 selecciones 11.2021
había compartido usuarios ni claves. Intentamos ingresar con palabras obvias que él habría usado, pero nada; tratamos de reestablecer la contraseña, pero llegaba un mail a otra casilla de mi padre de la cual, adivinaron, tampoco teníamos la contraseña. Finalmente, desechamos la posibilidad de revisar su casilla y su Facebook. No buscábamos violar su intimidad, sino chequear que no quedarán mails importantes por contestar, o avisarle a alguien que no se hubiera enterado de la triste noticia. En fin, lo que haría cualquier hijo por su padre. Hoy, podría pedirle a Facebook que dé de baja a la cuenta de mi padre, pero no lo hago, quizás porque reconozco que me enternecen las ocasiones, muy de vez en cuando en que aparece en mi muro alguna notificación de su perfil. Pero si quiere que no le pase lo mismo que a mí, entonces no deje de leer el artículo de tapa (Cómo organizar la vida digital) con todo lo necesario para cuidar su identidad en las redes. Leonardo Schiano
