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Mariana Secco «El audiovisual va a ser el rey porque es lo que está marcando el mercado
Mariana Secco
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Mariana Secco es productora audiovisual. Fundadora y directora del Departamento de Cine de Salado. Miembro directivo de egeda (Entidad de Gestión de los Derechos de los Productores Audiovisuales). Ha producido varias películas, entre ellas, Wilson y La noche de 12 años. Trabajó con los directores Cali Ameglio, César Charlone, Mateo Gutiérrez, Álvaro Brechner y Gonzalo Arijón. Ha sido nombrada por la revista Variety como una de los «Ten talents to watch».
¿Hace cuánto estás trabajando en audiovisual?
Hace quince años. Mi primera producción de contenido fue en el 2007, cuando estrené el primer largo, que se llamó La cáscara, dirigido por Cali Ameglio, una coproducción con Argentina y España. Para mí fue la forma de aprender, mi universidad fue esa. Yo había hecho los cuatro años de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica, opción Publicidad, pero salí sin aprender absolutamente nada; aprendí mucho más en las pasantías que hice mientras estudiaba y mis primeros trabajos. Cuando hice esa película dije: «Esto es lo que yo quiero hacer». Me di cuenta de cuál era el rol del productor de cine, que es decidir qué tipo de proyectos se pueden hacer, cuáles son las situaciones financieras de esos países donde están los socios que querés tener. Muchas decisiones son estratégicas, no solo económicas. Muchas veces necesitás tener un productor europeo, donde tenés más agentes de ventas, más distribuidores y más acceso a los festivales. Tenés que conocer también los marcos legales, los acuerdos bilaterales que hay entre los países donde
vas a producir, conocer los beneficios, los cash rebates. Ahora estoy volviendo de Bélgica, donde me entrevisté con Hub Brussels, que es como que te dijera el Uruguay xxi acá. Ahí conocí a todos los coproductores con quienes podría llegar a compartir un proyecto. Uruguay acaba de firmar un acuerdo de coproducción audiovisual con la región de Bolonia, entonces fui a estudiar un poco. Justo tengo una película de género que tengo que filmar debajo del agua. Ese país acaba de hacer un estudio para escenas debajo del agua con la pileta más grande de Europa. Uno tiene que estar siempre updated de las cosas que se están haciendo, qué proyectos se producen allá.
Eso implica viajar mucho y en todo momento. ¿Cómo se sostiene económicamente?
Un productor audiovisual tiene que tener varios proyectos al mismo tiempo y en diferentes escalones. Hace unos años me seleccionaron para ir a una coproducción, un workshop de productores europeos, y para mí fue muy importante esa vivencia porque me di cuenta de que todos los productores tenemos los mismos problemas, sean de donde sean y sea cual sea el proyecto que van a producir. Lo que aprendí es que, generalmente, los productores europeos de cinco proyectos filman como mucho dos o tres. Nosotros, en América del Sur y particularmente en Uruguay, no podemos darnos ese lujo porque la poca plata que invertimos en el desarrollo de los proyectos, si no los llevamos a cabo después no los vamos a poder cobrar. Entonces un poco estamos obligados a seguir adelante con los proyectos y eso nos obliga a estar muy claros en qué proyectos queremos producir, cómo va a estar el mundo… El nivel de apuesta es muy grande. Hay veces que hay cosas que no salen porque te das cuenta que no es el proyecto que pensaste que ibas a hacer, o no te llevaste bien con el director, o no te llevaste bien con los socios que elegiste, a veces estableciste la financiación con determinada estrategia y por ahí los fondos ya no existen más, o siguen existiendo pero sacaron a Uruguay de la lista. Ahora Brasil hace un tiempo está muy complicado con la llegada de Bolsonaro, entonces la organización que es como el icau uruguayo puso durante muchos meses una pausa en todo lo que es la revisión de los proyectos, los pagos… Si bien uno puede tener una estrategia clara después las cosas salen lo mejor que uno puede. Más allá del respeto intelectual que pueda sentir por un montón de personas del ambiente artístico, el productor, el hacedor de cosas, siempre tiene que involucrar a otras personas. Conseguir los mejores socios, los mejores
empleados, los mejores proveedores: tiene que manejarse con los ingredientes que consigue alrededor. En general, la cultura está muy pobremente financiada. Sacando Bollywood y Hollywook, hay productores independientes americanos, indios, y en todos los países del mundo el cine es una actividad promovida por el Estado. ¿Por qué Francia tiene el cine que tiene? ¿Por qué las películas francesas tienen el share que tienen cuando se distribuyen en los cines? Porque tienen una política de Estado que lo empuja y lo cuida, con todas esas leyes que tienen que son geniales.
Desde que empezaste hasta ahora, ¿cómo viste la evolución de los apoyos al cine en Uruguay?
Entré con el gobierno de izquierda y la verdad es que sigo esperando esa promesa de los gobiernos de izquierda de apoyar a la cultura. En mis años de trabajo no he podido comparar con un gobierno que no sea de izquierda, pero me gustaría saber qué pasaría. Veo que se ha avanzado, por supuesto, nunca como uno quisiera. El debe más grande hoy de las políticas de Estado es que no tienen claridad en lo que quieren hacer. Me parece que el Ministerio de Educación y Cultura en el país es como un gran archipiélago con muchísimas islas donde cada uno atiende su mostrador. Pero falta que se diga: «Pausa, vamos a ordenar: cuánta plata se le da al teatro, cuánta al cine, a la televisión, cómo son los concursos, cómo son las formas de presentar las cosas». Creo que debería haber una política de Estado de cultura en este gobierno, errada o no, pero la situación actual creo que carece de norte completamente. Hay esfuerzos puntuales por aquí y por allá, los sectores privados vamos empujando y vamos logrando en común con el gobierno, pero no hay nadie que plantee una estrategia. Están las políticas nacionales y las municipales… Ha habido pequeñas cosas, no grandes cambios como a uno le gustaría tener.
¿Qué políticas para el cine se concretaron en estos años?
Quizá destaco la idea —la idea— de los Fondos de Incentivo Cultural, desde el momento en que se plantean como aportes mixtos entre la exención fiscal que tiene el gobierno y un privado que aporte.
¿En Salado han usado la herramienta?
Sí, gran parte de nuestro presupuesto de financiación de los proyectos que hemos tenido han sido a través de los fi. Para nosotros ha sido
una herramienta muy importante. Como toda herramienta, tiene muchas cosas para mejorar. Hoy, por ejemplo, se te vence la posibilidad de uso. Este primer semestre no hubo llamado, con lo cual no sé cuáles van a ser las bases. Si me presento en el segundo semestre con una película que creo que voy a filmar en el segundo semestre del año que viene, si por alguna razón se me demora, ya se me venció. En los fi, dependiendo del subsector donde esté, tendría que tener un marco pulido para eso. Los productores tienen que tener diferentes proyectos en distintos escalones como para decir: «Invierto en esto y voy pensando, distribuyo el otro y agarro un poco de plata, tengo este otro proyecto, que me dan un adelanto de ventas…». Como todos los subsectores culturales, tenés que arreglarte. El mercado es tan pequeño, además, que es muy difícil. Ahora terminé una película que filmé en Argentina el año pasado y estrené hace unas semanas en Buenos Aires. Pienso llegar a los 200.000 espectadores. Acá esta misma película como mucho atraerá 12.000 espectadores. En Argentina salís con 160 salas y acá con tres o con cinco.
¿Al hacer una película siempre están pensando en que sea para el mundo?
Depende. Cuando hicimos Wilson con Mateo Gutiérrez sabíamos que era una película solo para Uruguay, pero también está entre las estrategias, porque no todo es apuntar a la audiencia multitudinaria y al mundo. Como productores dijimos: «Es importante que el país tenga un documental sobre Wilson». Tengo un primo de 30 años que no sabe quién es Wilson. Entonces, hoy, que todo pasa por el audiovisual, nos pareció que era un aporte.
Y un proyecto de ese tipo, ¿cómo hacés para que no te dé pérdida?
Tenés que tener mucho cuidado. Tenés que tener claro cómo lo vas a hacer, ver dónde vas a poner la poca plata que vas a conseguir, pidiendo muchos favores. Y sabiendo que lo vas a hacer para acá, pero que luego ninguno de los canales privados te lo compra, no te lo quieren programar… tnu te lo compra para tres pasadas, y pasa una pero las otras dos no. Entiendo a los programadores de los canales privados, pero tnu y tv Ciudad creo que deberían poner un poco más de cuidado en las programaciones que tienen. Cada quince días recibo llamadas de alguien que quiere ver Wilson y no sabe dónde verla. No hay donde verla. No se edita más el dvd. Hablé con Netflix en su momento y me dijo que era un mercado tan pequeño que no valía ni la pena pagar los gastos para subirla a
la plataforma. Entonces, ¿cómo hago para mostrarla? El documental en sí ha tenido una superbuena performance cuando lo exhibimos.
¿A La noche de 12 años le fue mejor?
Sí. Tuvo más lugar en la prensa que otro tipo de películas. La parte política ayudó, sin ninguna duda, y si comparamos las ventanas de exhibición de esa película, nosotros podríamos haber explotado más en cine, exhibirla, pero no pudimos porque la ventana de Netflix abría en una determinada fecha que nos impedía seguir explotando en otras ventanas la película.
¿Tienen datos de cómo se ha visto esa película en Netflix?
Netflix no comparte los datos, nadie sabe ni cómo son las views ni nada. No tiene medidores o no los comparte. Pero ellos nos han dicho que ha sido una película muy vista y que están muy contentos con la performance dentro de su plataforma.
En Colombia se han hecho muchas series para Netflix, tengo entendido, como parte de un acuerdo. ¿Aquí no se han hecho acuerdos?
Me doy cuenta de que Netflix está desembarcando muy fuerte en América Latina, en los países que tienen mercado. Netflix tiene muchos proyectos por delante en México, Brasil, Colombia. Cierra acuerdos con productores de los países cuyos mercados son interesantes. Entonces hay películas o series producidas en México para el mercado mexicano y eso ha sido una grata sorpresa para Netflix. Ver que el contenido local es interesante para ese mercado. Quizás si nosotros produjéramos y nos diera la plata con la explotación dentro del mercado, nos gustaría vernos con una calidad digna. El problema es que en Uruguay nunca nos alcanza la plata para terminar de hacer producciones dignas. Me acuerdo de una vez que Rada en una entrevista dijo: «¿Ustedes creen que tengo este escenario porque soy un mediocre? Tengo este escenario porque es lo que pude pagar». Y es tal cual, me cambió la cabeza. Nosotros muchas veces no somos mediocres, queremos ser mucho mejores de lo que somos, pero la plata es la plata y, como dice una asistente de dirección, un litro entra en un litro. Si tuviéramos un mercado más grande, sin duda el contenido uruguayo se vería mucho más. Lo está probando Netflix. La producción mexicana se ve en México, la colombiana en Colombia… Porque uno quiere verse a sí mismo, las calles del país, la ciudad. Quiere sentirse parte.
¿Cómo está funcionando este nuevo fondo que devuelve porcentaje de gastos de producción audiovisual en el país?
Se llaman pua 1 y pua 2. Es un decreto que se firmó en mayo de este año, un programa piloto que tiene fecha de terminación en octubre o noviembre de 2020. Está en pesos uruguayos, pero son alrededor de cuatro millones de dólares. Programa Audiovisual 1 y 2. El 1 es un cash rebate, una devolución de gasto para atraer producciones internacionales de alto nivel. Quiere decir que, si viene un director de afuera a filmar en Uruguay y gasta más de un millón de dólares, hay un 25% de ese millón que se le devuelve al productor, y a los que gastan más de 600.000 dólares les devuelven un 20%. Hay un tope de dos millones en total para extranjeros. El monto máximo que se le puede devolver a un solo productor es de 400.000 dólares. Y el criterio es que el primero que llega lo gana; a eso se le llama first come, first saved basis.
¿Y cómo viene funcionando?
No está habiendo propuestas. Salió en mayo, pero todo se demora. El productor uruguayo tiene que salir a buscarlos. Estamos en un país que está caro, donde el dólar no vale demasiado, la región es muy competitiva. Todas las producciones que podrían venir acá van a Argentina. Además, ahora Argentina va a salir con un programa parecido pero destinado a producciones de series y plataformas digitales, o sea que nos va a significar una gran competencia. Entonces no es solo «quiero filmar en tal locación», o «los permisos en este gobierno se sacan fácil», o «las entradas por las aduanas se sacan fácil», o «tenés muchas locaciones alrededor». Hoy los productores lo que están viendo es qué estados o departamentos están dando incentivos.
¿Buscan la oferta del mes?
Buscás la oferta del mes, exactamente. Todos los productores uruguayos estamos viendo qué podemos traer. Algunos son pequeños y no llegan ni a los 600.000 dólares. A mí por ejemplo me está pasando —y es algo difícil que te pase— que estoy presupuestando un servicio de producción en Argentina, en la provincia de Río Negro, con unos americanos que cuando les dije que Uruguay tenía la herramienta de un 25% de devolución de costos hasta 400.000 dólares se me rieron en la cara, porque son proyectos de más de 15 millones de dólares. Acá no les repercute, y además necesitan montañas, ríos y un montón de cosas
que Uruguay no les puede dar. Entonces pueden filmar en Argentina, pueden filmar un poco acá, pero lo que les devuelven en Uruguay se lo gastan entre pasajes y otros gastos.
Por otra parte, el pua2, que todavía no salió y tiene los otros dos millones de dólares, va a ser para producción nacional. Todavía no están las bases. Es lo que más nos interesa a los productores uruguayos, porque lo otro es business, es traer producciones de afuera y cobrar un fee como productor, pero de contenido… Es más para ayudar a la industria.
¿Por qué dirías que hay que apoyar el cine nacional?
Porque es cultura, porque es identidad, porque es el alma de un país. Me es muy difícil responderlo teóricamente. Yo lo veo con mis hijos, veo cuánto les deja un tipo de cine u otro. Con Nina, que va a cumplir cinco, ayer estábamos viendo El señor de los anillos. Espectacular mostrarle una película así. La idiosincrasia de un país es a partir de la cultura, y el cine es un gran hacedor de lo que es cultura e idiosincrasia. Y más hoy, que todo va por el lado audiovisual; en las nuevas generaciones pasa todo por lo audiovisual. Entonces me parece que, si tenés la necesidad de hacerte fuerte en tu idiosincrasia y tener una cultura que te diferencie de los países de la región y del mundo en general, tenés que tener una fuerte política cultural. Y me parece que dentro de estas políticas el audiovisual va a ser el rey, porque el contenido audiovisual es lo que está marcando el mercado. Si tenés que juntar política cultural y mercado, tenés necesariamente que ir para ahí.
Supongo que varía mucho según la película, pero ¿de cuántas personas hablamos aproximadamente que trabajan en cada producción?
Tenés muchos rubros distintos y muchas etapas diferentes. Generalmente tenés un equipo reducido cuando estás desarrollando la película. Luego, en el momento del rodaje, tenés no menos de 40-50 técnicos; con todo lo que es catering, transporte y servicios tercerizados vas a tener unas 30 personas más, actores, extras, y toda la parte de posproducción, que nunca tenés menos de 15 o 20 personas. Generalmente, cuando uno termina de mirar una película, cambia o se levanta y se va del cine, pero si se pone a ver el rodante final, que son los títulos que aparecen después de que se termina, nunca hay menos de 100 o 150 personas. Además, es un tipo de sueldo que está por arriba de la media. Son sueldos semanales que son muy interesantes.
¿Cómo ves al medio local en cuanto a nivel de profesionalización?
Creo que el nivel de profesionalización del medio es muy bueno. Creo que han avanzado mucho más los técnicos que los actores, por un tema de experiencia. Me parece que, aunque sean cojas todas las políticas culturales en torno al audiovisual y los incentivos que se han dado, han sumado a lo que es la publicidad y los servicios de producción. Esto les ha dado más experiencia a los técnicos que a los actores. Los actores tienen poco lugar para seguir formándose. Comparativamente con Argentina, que es con las personas que más dialogamos en lo que tiene que ver con películas o cuando producimos contenidos, estamos mucho más parejo equipo técnico con equipo técnico que actores con actores. Allá lo que tienen es la ficción en la televisión que funciona un montón. Emplean a muchos actores diariamente y durante muchísimos meses porque la televisión funciona. Acá la ficción en televisión no funciona, entonces el actor ¿dónde actúa? Sacá el teatro. Sacá el poco contenido de ficción que tiene la televisión uruguaya, que es casi nulo. ¿Dónde se mide un actor? ¿Dónde practica?
En la película que estrenamos ahora, que se llama Porno para principiantes y de porno no tiene nada, teníamos socios argentinos y brasileños, y por los acuerdos iberoamericanos de producción, si un país te pone plata vos tenés que darle actores y técnicos de nacionalidad de ese país. Pensábamos a quién traer de afuera, y Cali quería trabajar mucho con una actriz que se llama Nuria Flo, uruguaya. Teníamos que poner una actriz brasileña, pero luego pensamos que no, que mejor que fuera Nuria porque, más allá de que quería trabajar con ella porque le habían gustado mucho unos castings que había hecho, nos pareció que no había tantas películas en Uruguay y no hay tantos roles para mujeres jóvenes, y que estaba bueno dar la oportunidad acá. Es una pena, pero los actores acá no tienen demasiadas posibilidades.
¿Y qué posibilidades tienen los productores de insertarse en el sistema de streaming? ¿Les interesa?
Como todo, tiene sus pros y sus contras. La respuesta que uno puede dar hoy es muy diferente a la del año pasado y a la del año que viene, porque nadie dentro de la industria, incluso los que están especializados en estas plataformas, sabe lo que va a pasar porque se mueve constantemente. Como productor, desde afuera, uno ve los precios del mercado, y lo que estas plataformas pagaban hace dos años no es ni un 30% de lo que están pagando hoy. Por un lado, es interesante porque te permite la
salida del producto que hacés para afuera de una manera mucho más amplia que lo que puede ser la exhibición en salas de cine. Pero, por otro lado, el modo de producción que está teniendo este tipo de plataformas o Netflix, por lo menos, es que ellos compran los derechos de copyright. Si yo desarrollo un proyecto y lo financio a través de Netflix, lo único que puedo cobrar es un fee como si estuviera haciendo servicios de producción. Acá no repercute demasiado porque uno no tiene formas de explotación de las obras más allá de la programación corta que tenés, pero productores argentinos, brasileños, españoles, países de grandes mercados, viven de los derechos de sus películas que fueron producidas por ahí 40 años atrás. Como nuestro mercado es tan chico, las agujas se mueven de una manera muy tímida.
¿Ustedes han producido para Netflix?
No todavía. Otra cosa que sucede es que Netflix está mucho más interesado en series que en películas. Los productores uruguayos estamos más acostumbrados a producir largos de ficción que series. Entonces hoy por hoy lo que son las ayudas van más para largometrajes de ficción o largometrajes documentales que para series. Está empezando a haber ayudas a series, pero algo muy pequeño. Series Uruguay: cada vez que salen los llamados, que es una vez por año, leo las bases, hago las cuentas y compruebo que es asesino. Si uno se presenta y gana el fondo, para mí se compra un problema, porque es imposible producir con la cantidad de plata que te están dando. Es irte a la muerte. Es una mezcla entre la Dinatel, tnu, creo que tvciudad, el icau… Se juntaron todos los fondos que estaban picoteando por ahí y ahora dan un gran premio y se quedan con todos los derechos. Uno no puede necesariamente explotar afuera, porque te atan y te bajan a tierra por la cesión de los derechos que tenés en Uruguay. Entre la plata que te dan y las obligaciones que asumís, no le encontrás la salida. Ahora el fona empieza a tener un fondo para las series de ficción, lo cual es importante, porque el mundo va hacia eso y está quedando un poco rezagada la película, pero bueno.
¿Qué otras cosas sería importante hacer más allá de disponer de fondos?
Lo primero que se hace sin plata es, como decíamos al empezar esta conversación, tener una política clara de lo que es el manejo de la cultura en el país. O que alguien diga: «Ta, no me interesa la cultura». Pero hay que poner en orden la desprolijidad que hay, un montón de frentes
culturales abiertos. Hay que revisar todos los fondos nacionales y departamentales y mirar para atrás, qué tipo de proyectos se han apoyado y cómo, si hay protocolos de elección de jurados. Poner en orden no solo la cantidad y la calidad, sino también la forma en que se opera. Hay cosas que han caído en desuso; hay otras que son buenas ideas, pero las reglamentaciones no están bien. Tiene que haber más diálogo entre el Ministerio de Educación y Cultura, el de Industria, el de Economía. Las comisiones de cultura y de hacienda, más diálogo interno. Del lado privado deberíamos organizarnos mejor para trabajar en conjunto con el gobierno. Lo hemos hecho y hemos golpeado puertas en las comisiones parlamentarias, en los ministerios directamente. Va un poco según el tipo de político o empleado estatal que encuentres en la silla de turno, y no debería ser así. Es importante que haya una voz clara desde arriba. Y también blanquear: me gustaría saber cuánto se gasta en los elencos estables, en el sodre, en el Teatro Solís, cuánto se gasta en la Banda Municipal. Muchas veces se pone al cine en el tapete por las subvenciones, pero ¿por qué no vemos los demás subsectores culturales? Y también las subvenciones que tienen los privados: las subvenciones que se dan al sector del software, a la forestación… ¿Por qué no abrimos la discusión? ¿Cuántas veces está la palabra cultura en los programas de los próximos candidatos?
Julio de 2019.