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Gustavo Buquet «Hay una historia permanente y es que ningún medio sustituye a otro
Gustavo Buquet
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Gustavo Buquet es economista, Máster en Economía Industrial, doctor en Comunicación. Su tesis doctoral (Universidad Complutense de Madrid) abordó el tema de la competencia audiovisual entre Europa y Estados Unidos. Es profesor en la Facultad de Información y Comunicación de la udelar. Fue uno de los creadores del Departamento de Industrias Creativas dentro del mec, de los clusters, y encargó la cuenta satélite de cultura en la época de Hugo Achugar.
Con la cuenta satélite quedó claro que el sector audiovisual es el que más recursos mueve, el más preponderante en la torta de la economía cultural uruguaya. ¿Qué es importante para ti de este sector?
Si nos referimos al consumo audiovisual, el 98% es de productos extranjeros. Si nos referimos a la producción, la nacional es el 2%, tal vez un poco más. La producción audiovisual consumida por uruguayos es extranjera. Van a tener larga vida las salas de exhibición cinematográfica, la televisión abierta y de abonados, pero en ficción es casi todo extranjero. Después tenés un sector eficiente audiovisual de producción en publicidad y servicios de producción audiovisual, que eso sí produce como 80 millones de dólares, de los cuales aproximadamente 25 se exportan y 15 se consumen en el mercado interno. El valor agregado bruto se está midiendo como producción, es decir, es la facturación de las empresas, más allá de que significa que hay quienes lo están consumiendo.
¿Cuál es la facturación de las empresas de cable uruguaya más la de toda la televisión abierta?
Lo que estás midiendo son las dos cosas simultáneamente: cuánto vale el consumo, cuánto están pagando los consumidores a través de ver publicidad o a través de una cuota. Lo que miden en televisión abierta es lo que pagan por los espacios publicitarios. Ahí los consumidores pagan viendo publicidad. En cable, las señales que tienen publicidad son las básicas; las premium no tienen. Disney le cobra al operador de cable por ceder los derechos de emisión de sus señales; así todas las empresas que venden señales les cobran a los operadores. Si tienen canal local, ganan esa publicidad. El operador de televisión para abonados es un intermediario entre los realizadores de señales y el consumidor final.
Si se hiciera hoy una cuenta satélite, ¿cómo creés que cambiaría el escenario?
Supongamos que la cuenta satélite se hiciera hoy, que hubiera 1000 millones de dólares de valor agregado bruto de toda la cultura y que 500 millones fueran el audiovisual. En esa cuenta hay 80 de producción local (las productoras audiovisuales, etc.); en esos 500 millones seguramente tengas de streaming 40 millones, como es en Estados Unidos, en Brasil y en Argentina. Creo que se pueden conseguir datos. Hay que ver cómo funciona en Uruguay, cuál es la regulación. De esa torta, un porcentaje muy pequeño va a ser el streaming, que va a ir creciendo.
¿Te parece que el streaming pueda llegar a sustituir al cable?
No, esas cifras las tengo muy vistas.
¿Se viene manteniendo la suscripción al cable? ¿Cómo es la evolución?
El cable cae poquísimo, no crece. A mí me resulta muy cómodo el cable; podría ver por Internet, pero hago zapping con la televisión argentina y brasileña, bbc en español, en inglés. Un millón de personas tienen acceso a Netflix (Radar, 2019) según últimas encuestas (unos 250 mil abonados); ponele unos 30 millones de dólares al año. Hay una historia permanente y es que ningún medio sustituye a otro. Entran en crisis y se tienen que reconvertir, como los periódicos, pero no desaparecen; no hay una sustitución, por más que Facebook y Google sean agregadores de noticias. Netflix tiene 100 millones de suscriptores y en Estados Unidos bajan los suscriptores de tv para abonados (en un
trimestre, el 0,3%). Ves las líneas a largo plazo desde que empezó Netflix y lo que ocurre es que el nivel de negocios de la tv para abonados se detiene, llega a una meseta. Todos los operadores de televisión para abonados han generado sistemas para competir con Netflix. hbo Go es un Netflix.
Acá tenés todo un problema para abordar que me parece reinteresante. En Uruguay, por ejemplo, tcc sacó tcc Vivo, y así todos los operadores nacionales. Hay todo un tema de convergencia. Los operadores de telecomunicaciones… Las normas son muy importantes. Hay un vacío legal porque los operadores de televisión quieren ofrecer datos y las operadoras de telecomunicaciones quieren ofrecer televisión. Como Antel Vera, un caso muy interesante. De hecho, una empresa como Claro, que es Telmex (dirigida al mercado mexicano) —el señor Slim—, sacó Claro tv, que es como Netflix y lo podés ver en cualquier lado. Las regulaciones de los países se sortean, porque Claro no puede vender acá televisión, pero te bajás la aplicación y agarrás desde otro país y te suscribís. Telefónica Española también; es operadora de televisión en muchos países y ya sacó su televisión. hbo Go es una plataforma; te podés ir a España y ver tu cable, la denominada tv everywhere. Los operadores de televisión para abonados se están transformando para dar más servicios que puedan competir con Netflix. Es un cambio de formato. Los derechos son los mismos: ellos acuerdan con los dueños de las señales. Disney acaba de comprar Fox para, entre otras cosas, dominar plataforma Hulu, donde exhibir sus contenidos, ahora amplificados por la compra de Fox. Le había cedido parte de sus contenidos a Netflix y ya no renovó el contrato. Están todos compitiendo; por eso el punto de vista de la economía industrial es importante.
¿Cuál es el abordaje de la economía industrial?
Economía industrial es estructura, comportamiento, resultados. Analiza las estructuras de mercado, que en general son oligopólicas. Utiliza el instrumental analítico de la microeconomía para analizar las estructuras de mercado monopólicas y oligopólicas. A partir de modelos incorpora también teoría de juegos. Estamos hablando de economía pura. Desde la Facultad de Comunicación y desde Latin American Studies le integramos a esto el tema de la diversidad cultural, la identidad, la autorreferencialidad, la cuestión de cómo participar a nivel global con contenido local y no ser absorbidos.
La economía de la cultura tiene muchas puntas y hay todo un desafío con el tema de la medición, ¿cierto?
La cultura como disciplina académica es multidisciplinar. No hay evaluación y eso es un debe que tiene la disciplina. Medir el público: se pueden medir los espectadores, pero con eso no medís nada. Por ejemplo: ¿están bien diseñados los programas Esquina de la Intendencia? ¿Los fondos concursables?
¿No creés que gracias a esos programas aumentó la producción nacional?
Nunca vas a competir con el consumo extranjero. El único país que consume sus propios productos es Estados Unidos. Todos los demás consumimos los productos de Estados Unidos, más los que hacemos nosotros, más algunos de otros lados.
Pero acá ¿no aumentó el porcentaje de consumo local?
¿De qué hablamos? ¿De teatro? El teatro es nacional. ¿Hablamos de conciertos musicales? No sé si aumentó; empezaron en 2005. Los grandes conciertos, tipo el de Paul McCartney, te revientan las tendencias, pero ¿cuántos hay de ese tipo por año? ¿Uno por año? Eso está, pero te desconcentra de tu punto. No tiene por qué haber crecido.
Yo polemizaba con [Luis] Stolovich con relación a la diversidad y el tamaño del mercado. Lo que no vio Luis es que es tan poco rentable Uruguay que a las empresas multinacionales tampoco les sirve. En la edición de libros, la cantidad de libros nacionales que se consumen en Uruguay no es necesariamente menor que la proporción de libros nacionales que se venden en Brasil. O la cantidad de discos nacionales comparada con la misma variable en Chile. La explicación que yo tenía en mi hipótesis es que Uruguay es demasiado pequeño para ser interesante para las multinacionales. Entonces deja a los autores y músicos uruguayos en manos de editoriales y discográficas uruguayas. En ese sentido, el consumo nacional en Uruguay puede ser mayor proporcionalmente que en países con mercados más grandes.
¿Y la oferta cultural no aumentó de la mano de las políticas culturales?
Estamos hablando sobre hipótesis. Lo que a mí me parece respecto a las ayudas es que fortalecen a la gente que ya trabajaba, y las nuevas generaciones pueden hacer con las ayudas un camino de profesionaliza-
ción. ¿Hay más carnaval que antes? ¿O es que ganan dinero las murgas y hay la misma cantidad? Los fondos concursables para todas las áreas son 600 u 800 mil dólares al año. Luego están los fondos de la Intendencia. En la parte de Cultura del mec, están los Centros mec, el sodre, la Televisión Nacional, y tenés la Dirección de Cultura, que se encarga de los fondos concursables. Pero el presupuesto de cultura global…; por ejemplo, el sodre y Televisión Nacional deben absorber como el 60% o 70% de la asignación de recursos para el mec.
¿Cómo ves las políticas culturales?
Muy bien, el problema es que no se han evaluado. Hay un acuerdo absolutamente generalizado. De hecho, acaba de entrar un proyecto de ley, porque hay una debilidad institucional de la cultura total. La Dirección Nacional de Cultura es muy pequeña en comparación con cualquier otro ente cultural. Hay gente muy capaz que lo ha observado y lo ha criticado. Si viene Julio Bocca porque Mujica le dice y las cuatro o cinco empresas públicas que hay le dan 10 millones de dólares por año, el ballet del sodre termina teniendo más presupuesto que todo lo demás junto. Entonces me acuerdo de una pregunta que hizo Raquel Diana: «¿Quién define la política cultural del Uruguay, que ahora resulta que lo más importante que tiene el Uruguay es el ballet, que es una expresión cultural francesa del siglo xvii?». Hay un problema institucional: de dónde sale ese dinero para financiarlo. ¿Quién sabe cuánta plata le dio ancap?
Eso muestra la debilidad institucional en la toma de decisiones y del presupuesto.
Se intentó a través de la Dirección de Cultura. Tuvo un gran peso con Mardones, que trabajó mucho con Elizalde, pero eso se desdibujó porque el Frente Amplio creó institucionalidad en algunos lugares y en otros no. Ahora hay un acuerdo con todas las fuerzas políticas para hacer un Ministerio de Cultura, pero creo que no se va a aprobar porque estamos en año electoral.
Enero de 2019.