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1.2.1.Guerra Cristera

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1.5. Conclusión

1.5. Conclusión

acontecimientos, entre ellos una rebelión de dirigentes católicos en contra del gobierno. (SEP, 2010)

Guerra Cristera

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Después de la Revolución Mexicana, se originó uno de los episodios más violentos de la historia de México; se comenzó un proceso de recuperación para reformar el país; éste se vio interrumpido por uno de los conflictos civiles más sangrientos de su historia. La Guerra Cristera, fue un conflicto armado que se dio entre la iglesia católica y los llamados laicos callistas, los cuales, eran seguidores del presidente constitucional Plutarco Elías Calles, de los años 1926 a 1929. (Miras, 2018).

La iglesia, antes de las Leyes de Reforma era prácticamente un Estado dentro del Estado, tenía un poder incluso mayor al gobierno y tenían controlada a la población mediante una ideología. Las causas de este conflicto se originan desde las Leyes de Reforma, en especial de la Ley Juárez, “Una ley mexicana que suprime los fueros (privilegios) militares y eclesiásticos, nombrada por Benito Juárez” (Internacional, 2017, párr. 2). Desde que la Ley Juárez vio la luz en la Constitución 1857, la iglesia católica mostró un descontento y empezó una difícil relación con el gobierno liberal de aquel entonces; pero, no fue hasta 1917 que, en la Constitución de ese año, se estableció una política que negaba la personalidad jurídica de la iglesia, impedía las posesiones de bienes raíces e impedía el culto fuera de los templos (Lillemey y García, 2013); entre sus principales prohibiciones estaban: •

La prohibición de los votos religiosos.

La prohibición a la Iglesia para poseer bienes raíces.

Se prohibió el culto público fuera de las dependencias eclesiásticas.

El Estado decidiría el número de iglesias y de sacerdotes que habría.

Se negó al clero, el derecho de votar.

A la prensa religiosa se le prohibió tocar temas relacionados con asuntos públicos.

Se señaló la educación primaria como laica y secular, además de que las corporaciones religiosas y los ministros de cultos estarían impedidos para establecer o dirigir escuelas primarias. (Lillemey y García, 2013) El presidente Calles, tras el rechazo de la Constitución de 1917 por parte de la iglesia, mandó a vigilar a los sacerdotes sospechosos de incumplir la ley y para 1926 se expidió la ley calles

la cual “limitaba el número de sacerdotes y les exigía registrarse a nivel municipal, abolía la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y reiteraba la prohibición de realizar actos políticos en lugares destinados al culto” (Jiménez, S., Pérez, G. y Pérez, B. 2018, p. 183). Como consecuencia, los altos mandos de la iglesia empezaron a protestar, suspendieron las relaciones religiosas, cerró las iglesias y organizó protestas en contra del gobierno; lo que finalmente provocó el levantamiento armado de los seguidores del catolicismo, los llamados cristeros, en el centro y occidente del país.

Por su parte, los cristeros eran dirigidos de manera autónoma, aunque tenían una relación cercana con obispos en México; los mismos, empezaron con el acopio de armas en enero de 1927 y las primeras guerrillas fueron compuestas, en su mayoría campesinos; este movimiento fue creciendo más y más, se multiplicaron los alzamientos en Jalisco, Zacatecas, Guanajuato y Michoacán; hasta que se sumó casi la totalidad del centro del país al grito ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva la Virgen de Guadalupe! Misma que sería uno de los principales símbolos de los cristeros. (Lillemey y García, 2013) Dado que la mayoría de los integrantes eran campesinos, se menciona que, “El conflicto tuvo un carácter fundamentalmente rural. […] Los cálculos más optimistas consideran que hacia 1927, las fuerzas cristeras rondaban los 12 mil efectivos y dos años después, en 1929, habían alcanzado los 20 mil” (Lillemey y García, 2013, párr. 31). Pero a pesar de la gran cantidad de personas que tenía el ejército cristero, los obispos se distanciaron de movimiento y querían iniciar pláticas para una negociación.

El ejército cristero era un ejército informal e irregular, puesto que, como se mencionó anteriormente, estaba compuesto en su mayoría por campesinos y personas que se encontraban por un nivel de ingresos por debajo de las demás personas, además de que éstos tenían una educación pobre, lo que los llevaba a pensar únicamente en su fe; tampoco contaban con mecanismos formales de aprovisionamiento, reclutamiento, entrenamiento o atención de heridos. A pesar de esto, los cristeros lograron luchar de cara a cara en contra de las fuerzas militares del presidente Calles. (Miras, 2018).

Cuando el expresidente Álvaro Obregón quedó reelecto para ser presidente, a pesar de ser partidario en la revolución al grito de ¡Sufragio Efectivo, no reelección!, inició pláticas con la iglesia para intentar acabar con la Guerra, pero, tal como se menciona “Fue asesinado por el fanático católico José de León Toral […] en el Distrito Federal. [...] Así los arreglos para obtener la paz se perdieron por un año, y se nombró presidente interino a Emilio Portes

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